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Domingo, 30 de julio de 2006

OPINIóN › PANORAMA POLÍTICO

La era del hielo

 Por Pablo Feldman

"El mayor logro fue mantener la unidad", dijo a este cronista uno de los participes de la "mesa chica" que se reunió antes del cónclave oficial en la sede del Partido Justicialista en la ciudad de Santa Fe. El módico logro -"mantener la unidad"- es destacado por los protagonistas evidentemente porque en los contactos previos entre los diferentes sectores habían surgido algunas discrepancias no ya por las eventuales candidaturas sustitutas, sino por la actitud frente a la deserción del "gran elector", como gustan decir los reutemenemistas.

Transformado ahora en el "gran desertor", Carlos Reutemann conservará por algún tiempo ese halo de misterio que supo explotar y que sus aduladores seguramente alimentarán, más "en defensa propia" que esperanzados por la vuelta.

"El clima de la reunión era como el de la lectura de un testamento, en el que no hay heredero y la fortuna para repartir no es tan grande como se esperaba", dijo el dirigente que se ocupó de aclarar que "nunca viví esa situación pero la vi en muchas películas".

No parece una mala figura despues de "Lole Gump" y sobre todo la de la ausencia de un "legítimo heredero". Más aún, esa situación fue la que propició la idea de "mantener la unidad" y evitar escándalos, que se selló en la escribanía de Julio Gutiérrez entre el anfitrión, Pedro González, Angel Baltuzzi, Norberto Nicotra, y Carlos Carranza, que obraron como "albaceas" de Carlos Reutemann.

En cuanto al "haber hereditario", nadie tiene demasiado claro a cuanto asciende. Desde ya que la candidatura a gobernador del PJ en Santa Fe ha sido sinónimo de triunfo en los últimos 20 años, pero hay que decir también que en esta oportunidad las cosas se presentan diferentes. Si no fuera así, no habría "herencia", ni "causante" porque Reutemann hubiera competido. Sin ir más lejos si hubiera sobrevivido la promiscua Ley de Lemas o al menos los comicios fueran unificados, el Lole hubiera accedido a intentar un tercer mandato. Esto lo dijo Reutemann en una reunión con un reducido grupo de colaboradores poco después de las legislativas del año pasado cuando Hermes Binner derrotó a Agustín Rossi, y el reutemenemismo revalorizó al todavía "gran elector".

Pero nada de eso es posible ahora, y esas son las razones que habrían alejado al ex pilto de la competencia, aunque el personalmente no las dio a conocer. Y en este punto surge el primero de los interrogantes en torno a la conducta del Senador. ¿Por qué no habla?

Después del derrumbe del gobierno de Fernando De la Rúa y cuando Eduardo Duhalde encabezó la transición, el nombre de Carlos Reutemann se recortaba sin oposición como el favorito para ser el futuro Presidente de la República. Fue cuando el Lole "vió algo", y dijo 43 veces que no, una decena de ellas en el hall de entrada de la Casa Rosada donde se había colocado una alfombra roja y una tarima al mejor estilo de los karaokes.

Aquella vez no dejó la más mínima duda, fue él y a viva voz quien dijo "no". La pregunta es ¿por qué ahora dicen que dijo, y no dice él?

Los ultrareutemsistas -que pronto se reciclarán en Rossistas, Bielsistas o lo que venga- abren un signo de interrogación: "puede cambiar el escenario y que el Presidente le pida que juegue y se comprometa a ayudarlo", dicen con la fe que los empecina. "Por eso es que no habla, para dejar al menos esa lucecita encendida", se entusiasman.

En rigor desde la Rosada no hubo ni hay la mas mínima señal de que Nestor Kirchner le vaya a "pedir" al Lole que juegue. Primero porque "K" no parece ser de los que "pide" sino más bien de los que "ordena" y en ese sentido con los santafesinos no le ha ido demasiado bien; basta repasar los casos de Maria Eugenia Bielsa y Horacio Rosatti para encabezar la lista de diputados nacionales para las elecciones pasadas.

Además "el pingüino o pingüina" -como dijo K- que termine siendo el candidato a Presidente estará metido en su campaña, para una elección que se hará dos meses después de la de Santa Fe.

Dando vuelta la taba, en el PJ provincial creen que esa es una razón importante para que el Presidente juegue fuerte en Santa Fe: "No va a querer perder un distrito tan importante antes de la elección nacional", dicen en apoyo a esa teoría. Pero la elección de año pasado dejó ver que "K" acompaña a los suyos hasta la puerta pero no entra al cementerio. En la campaña frente a Hermes Binner fue tan cauto y medido con un opositor como nunca se lo volvió a ver. Y el año que viene será otra vez Binner el adversario, aunque esta vez sin el espejismo de la "transversalidad" pero tampoco en una oposición irreductible.

Por lo tanto y volviendo al "testamento", depende quien resulte el "heredero" -al día de hoy incierto- el capital puede o no ser suficiente para el futuro inmediato. Hay no menos de tres alternativas en curso. Con distinto grado de exposición y posibilidades, Agustín Rossi, Rafael Bielsa, y "otro" cuyo nombre algunos completan con el de Omar Perotti, son las ofertas a la vista, pero podrían no ser las únicas.

Curiosamente ninguno de los tres estuvo en la reunión del jueves en el PJ, y en rigor tampoco había "representantes directos". Por eso no hay que descartar otros nombres, como por ejemplo el de Pedro González -invicto en Villa Gobernador Gálvez- y que con un par de años en el Congreso ha completado el "circuito" para aspirar a la Casa Gris.

De los candidatos lanzados ninguno pertenece al reutemismo, aunque tampoco jamás lo enfrentaron abiertamente. Si no fuera González, no habrá que desechar otros nombres que tributen al ex piloto, al menos para negociar más tarde la integración de la lisa de diputados, senadores y cargos de menor relevancia. "La idea es evitar el desbande", dijo un dirigente del sector que reconoce que "va a ser difícil mantenerse como grupo si se dispersan los dirigentes y se encolumnan detras de Rossi o Bielsa, para eso necesitaríamos un candidato". La historia demuestra que eso es lo que generalmente ocurre y que "el reutemismo residual" no pasará de ser eso salvo que el Lole "sea el vice de Kirchner o Cristina", posibilidad que hoy parece remota pero que nadie descarta, ni siquiera en la Rosada, aún por estas horas en que se degustan las mieles de la popularidad.

¿Se llegará a disputar la candidatura en "internas abiertas"? Ese es otro de los interroigantes que se abre tras la borratina del Lole. Nadie se hubiera atrevido a enfrentarlo, y con razón. Más allá de todo -inundaciones, 19 y 20 de diciembre, entre otras cosas- Reutemann conserva un alto nivel de adhesión, sobre todo en el interior provincial. Las encuestas que tienen Kirchner, Obeid y los socialistas dan cuenta de la amplia ventaja que le saca el Lole a cualquier otro candidato del PJ.

Pero sin Reutemann -porque no va a apoyar a nadie- resta saber si habrá "orden" de la Rosada o legitimación en internas abiertas para definir el candidato. Nadie sabe muy bien eso, pero los postulantes lanzados confían en que el Presidente "lo bendiga". En el mejor de los casos solo uno podrá experimentarlo, aunque todos "gastan a cuenta".

Si hubiera internas --aún abiertas--, la estructura y el aparato -como siempre- erán decisivos. Y con el reutemsimo en fuga, la figura de Jorge Obeid se erige como la más importante en ese sentido.

Desde ya que el Gobernador no va a hacer nada que Kirchner no quiera. Es impensable un candidato de Obeid y otro de Kirchner, y si bien la deserción del Lole transformaría al corredor en uno de los "padres" de una eventual derrota -casi tanto como si fuera el candidato-, en la cuenta de Obeid se cargaría parte de ese costo, lo mismo que en la de quien finalmente estampe su nombre en la boleta.

El saldo de la primera reunión del "post-reutemismo" ha sido bueno, según dijeron los asistentes. "Mantener la unidad y evitar escándalos" no parece en principio una gran aspiración, pero sí un presupuesto necesario para afrontar el futuro, más allá de la contingencia electoral del 2007.

"Se recrea un escenario abandonado hace tres décadas: la militancia", dijo a Rosario/12 un viejo peronista. Desde la recuperación de la democracia el PJ de Santa Fe fue conducido por la tristemente célebre "Cooperativa", de allí surgieron Jose María Vernet y Víctor Reviglio, los primeros gobernadores. Despues con la consigna de "adecentar las prácticas políticas" apareció en escena Carlos Alberto Reutemann, que gobernó dos períodos y a los que habría que sumar otros tantos de su aliado Jorge Obeid. Esta historia es reciente y conocida. La "era del hielo" parece haber terminado.

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