Los jefes de los bloques de las diversas fuerzas políticas ya adelantaron su postura y deslizaron la posibilidad que el Presupuesto sea tratado recién en marzo del año próximo, lo que pondría a la Ciudad en igual situación que la Nación.

"Por la intransigencia en la postura del bloque oficialista hoy no hay ningún acuerdo posible que permita el Presupuesto", sostuvo el peronista Diego Kravetz, tras lo cual afirmó que "nuestra postura es inamovible porque no vamos a permitir que perjudiquen a los vecinos de nuestra Ciudad".

El proyecto confeccionado desde el Ministerio de Hacienda porteño contempla gastos por 25.500 millones de pesos, pero también prevé una suba del impuesto de Alumbrado, Barrido y Limpieza (ABL) a través de una actualización del tributo de hasta un 30 por ciento.

"Queremos corregir la distorsión existente entre el valor de mercado y el fiscal de las propiedades", explicaron desde la cartera que conduce el ministro Néstor Grindetti, para quien es clave la aprobación del presupuesto porque lo considera como "una herramienta vital para la gestión".

En el intento por lograr un consenso en la Legislatura, Mauricio Macri mantuvo una reunión con el vicepresidente primero del Parlamento, Oscar Moscariello, y el titular de la bancada PRO, Cristian Ritondo, para estudiar los pasos a seguir y los costos que tendría para la Ciudad terminar el año sin el próximo Presupuesto aprobado. "Estamos evaluando todas las posibilidades, pero vamos a seguir conversando porque el Presupuesto que nos ofrece la oposición representa 4 mil millones de pesos menos", confió Moscariello.

En tanto, el titular del bloque de la Coalición Cívica, Fernando Sánchez, mostró su intención de que sea dentro del período 2010 que se sancione el proyecto de Presupuesto, no obstante advirtió que "no debe contemplar aumentos de impuestos ni obra pública electoralista y superflua que la terminan pagando los vecinos".

"El Presupuesto para el 2011 debe contemplar recursos suficientes para hacer frente a los gastos en servicios y obras para los porteños", añadió. A este escenario en la Legislatura se sumaron otros frentes de conflicto que sobrevuelan las negociaciones del Presupuesto y que están vinculados, por un lado, con la ratificación de las autoridades parlamentarias, y por el otro, con la designación de los representantes de la Cámara ante del Consejo de la Magistratura.

Por reglamento, los diputados deben, antes del 10 de diciembre, volver a votar las autoridades de la Legislatura, es decir, sus tres vicepresidentes, que actualmente ocupan Moscariello, y los diputados Julio Raffo y Sergio Abrevaya, en la segunda y tercera, respectivamente.

Sin embargo, algunos bloques de la oposición porteña condicionaron su voto afirmativo, al punto de hacer caer la última sesión, dado que conocen la importancia que tendrán tanto la vicepresidencia primera como la segunda con vistas al año próximo, en el cual se estima que Macri requiera algunas licencias al frente del Ejecutivo para una posible campaña electoral.

Esta situación que demandará que el actual vicepresidente primero de la Legislatura cruce a ocupar el sillón de jefe de Gobierno con más frecuencia y generará que el vicepresidente segundo, pase a manejar la agenda parlamentaria de la Ciudad.

El otro eje de discordia gira en torno a la elección que deben efectuar los legisladores acerca de los tres representantes del Parlamento capitalino ante el Consejo de la Magistratura.