Rodeado de sus adversarios en la interna, de su compañera de fórmula, Gabriela Michetti, y de la candidata a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, Macri admitió que había aprendido mucho “de todos los sectores políticos y sociales, empezando por el radicalismo”. De Lilita –dijo- aprendió “su lucha por la transparencia, la honestidad y la ética; de los liberales, la defensa de las libertades individuales, pero también del socialismo y de la izquierda, y juntos vamos terminar con la pobreza”, se entusiasmó.

Michetti, por su parte, reivindicó “esta maravillosa construcción que se llama Cambiemos” y, antes de presentar a sus “mejores amigos de la política, Elisa Carrió y Ernesto Sanz, se había comprometido a transformar la alianza en “una construcción colectiva y común”. Carrió a su turno, reconoció que estaba feliz, afirmó que “estamos en las puertas de la República”, y adelantó que se iría “a descansar un poquito” pero que en septiembre “caminaría” el país para ganar en octubre.

Sanz, a su vez, afirmó que “le hemos devuelto el equilibrio perdido a la República y, en octubre, le devolveremos la alternancia”.