UNIVERSIDAD › PROGRAMA DE EDUCACION Y LAS UNIVERSIDADES

Apoyo gratuito a los alumnos

 Por J. L.

Más de 60 mil alumnos que están por egresar de la escuela media ya empezaron a cursar talleres gratuitos de apoyo para, el año que viene, poder seguir estudiando en una universidad. Por tercer año consecutivo, el programa de articulación fue puesto en marcha por el Ministerio de Educación y una veintena de universidades nacionales en la ciudad de Buenos Aires y diez provincias.

“El objetivo del curso es darles a los estudiantes herramientas intelectuales básicas, ejercitarlos en lectoescritura y comprensión matemática”, explicó Marta Kisilevsky, directora de Información y Evaluación de la Calidad Educativa. El programa de apoyo comenzó a funcionar en 2004 sólo en escuelas porteñas y bonaerenses y luego se fue extendiendo al Noreste y Noroeste. Aún falta incorporar al Sur y parte del centro del país.

Uno de los logros más salientes del programa es su convocatoria entre alumnos cuyos padres no tienen un título universitario o terciario. El 91 por ciento de los chicos que participa de los talleres está en esa condición: en un 44 por ciento de los casos, sus padres no completaron el secundario y en un 19 no terminaron el primario. Son chicos que requieren una atención y contención especial para modificar su historia familiar. Otro resultado del programa es que la mayoría de los alumnos que se anotan elige seguir estudiando al año siguiente. Según una encuesta realizada al final del curso pasado, el 45 por ciento (promedio nacional) planea seguir una carrera universitaria y el 11,2, estudiar en un terciario. Casi un tercio (33,7) piensa estudiar y trabajar, mientras sólo un 3,9 opta por trabajar únicamente.

Dictado por docentes de escuelas y profesores universitarios, el curso funciona con el formato de talleres, durante nueve sábados, de 9 a 13. Las clases se estructuran sobre tres ejes: lectura y producción de textos literarios, de textos no literarios, y comprensión de información matemática. Todos los materiales de trabajo fueron especialmente diseñados para el programa y se distribuyen gratuitamente entre los alumnos, desde cuadernillos hasta libros.

Cuando terminan la escuela, los estudiantes carecen de información sobre el sistema universitario y esa falta amenaza con ser una valla excluyente. “Al final de los talleres les preguntamos si el curso influyó en la elección de lo que piensan seguir estudiando”, contó Vanesa Cristaldi, subcoordinadora del programa. Y ahí aparecen sorpresas: “En los talleres una chica descubrió la carrera de Estadística y que ésa puede ser su vocación. Antes ni sabía que existía”. Otro ejemplo: “Muchos chicos creen que las universidades del conurbano son pagas y que sólo la UBA es gratuita”, cuando quizá haya cerca de su vivienda una casa de estudios también pública. Además de apoyarlos con estrategias de aprendizaje, los talleres aportan otras experiencias: “Ahora hay una mayor presencia de población adulta en el curso, porque se abrió la convocatoria para ellos. Como consecuencia, se produce una convivencia muy rica entre jóvenes y adultos, que los prepara para algo que van a vivir también en la universidad”.

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