Según Luis Lazzaro, los satélites de la comunicación tienen que volver a girar en torno a la fuerza de gravedad de la política y sus instituciones porque ésa es la única posibilidad de la democracia.
Carlos Valle sostiene que como pueblo hay que valorar la fuerza de calle como lugar de comunicación, a fin de romper los muros del silencio y lanzar el grito de vida y libertad.
Para Cecilia Díaz, las últimas decisiones del Gobierno confirman que ha sido abortado el intento de democratización de la comunicación impulsado desde la recuperación democrática por las organizaciones sociales, la academia y los trabajadores.
Hugo Muleiro califica de derrota política la pretensión de la protesta sin banderas políticas, partiendo de la base de que éstas pueden ser malas u objetables.
Walter Isaía y y Natalia Aruguete analizan el “verdurazo” como un hecho comunicacional vinculado a los procesos de producción y comercialización de los pequeños productores hortícolas.
Martín Hilal incursiona en las nuevas formas de producir en comunicación marcadas también por los nuevos consumidores.
Washington Uranga presenta dos producciones editoriales de reciente aparición que animan a la reflexión y el debate sobre la cultura, la comunicación y las industrias culturales.
Para Nathalie Goldwaser Yankelevich la moda no solamente se expresa en las vestimentas, sino también en los gestos, en el habla, en la política.
Ezequiel Rivero denuncia la política de “retiros voluntarios” en Encuentro, PakaPaka y DeporTV como parte de la decisión del Gobierno que apunta al desmantelamiento de estas señales.
Florencia Galzerano y Cristian Secul Giusti aseguran que quienes gobiernan hoy desarrollan una lógica de construcción pseudo-publicitaria con la colaboración de los medios de comunicación masiva, erigidos como uno de los actores de poder fáctico más influyentes.