La gran actuación del colombiano Alejandro Falla ante el suizo Roger Federer no esconde un hecho preocupante para el tenis su-damericano: ninguno de los diez representantes que debutaron en la apertura del Abierto de Tenis de Wimbledon sigue en carrera. En particular, sorprendió la marca de los argentinos: los cinco que actuaron hoy, todos repartidos en la misma mitad del cuadro masculino, ya piensan en la competencia de dobles o en el viaje de vuelta. Es la primera vez desde 2000 que los argentinos participantes de la rama masculina de un Grand Slam quedan afuera en el debut.

Juan Ignacio Chela integró aquel grupo de seis jugadores que fueron rápidamente eliminados hace una década. Esta vez no pudo ante los saques del estadounidense Taylor Dent, que lo venció 6-3, 6-7 (2-7), 7-6 (7-3), 7-5. “No me gusta para nada esta superficie, pero pude haber ganado. El resultado lo dice todo. Hace falta que vengan los chicos nuevos para cubrir el hueco que estamos dejando nosotros”, indicó el jugador de Ciudad Evita. Horacio Zeballos padeció su falta de efectividad en el primer saque (40 por ciento de puntos ganados con el segundo servicio) y la rapidez de piernas del taiwanés Yen-Hsun Lu, para terminar cayendo 7-5, 6-4, 6-3. “Las bajas de David (Nalbandian) y (Juan Martín) Del Potro influyen. Forman parte del tenis argentino y nosotros no tenemos su nivel, porque si no tendríamos el mismo ranking”, opinó Zeballos, quien disputaba su primer Wimbledon. “Cada uno la lucha como puede, pero mucho más no hay”, insistió Zeballos.

Leonardo Mayer, compañero de dobles de Zeballos, enfrentó al francés Gael Monfils, 21º favorito, y sólo pudo hacer fuerza en el segundo set para perder 6-1, 7-6 (11-9), 6-2. “Me habían dicho que Monfils iba a ser más engañoso, que pasaría más la pelota, pero le pegó fuertísimo y sacó como nunca”, dijo el correntino. Fueron 21 aces del francés.

Eduardo Schwank fue superado por el kazajo Evgeny Korolev 6-1, 7-6 (10-8), 4-6, 6-2. “Al final me fui sintiendo mejor y él se ponía nervioso, pero no me alcanzó”, dijo el santafesino.

La historia con mayúsculas para los argentinos fue la de Máximo González, quien el domingo pasado disputó la final del challenger de Milán, sobre arcilla, y perdió dos vuelos nocturnos antes de poder llegar a Londres a las 9.30 de ayer. Se entrenó durante una hora al mediodía y debió jugar por la tarde frente a Lleyton Hewitt, el australiano que viene de derrotar a Roger Federer en la final de Halle. “Fue todo muy loco, una aventura. La final de Milán se retrasó por lluvia y por eso tuve que salir tan tarde. A mí me gusta el césped, no me costó tanto adaptarme y además no tenía qué perder.” González le pudo sacar el primer set al ex campeón de Wimbledon, aunque terminó perdiendo 5-7, 6-0, 6-2, 6-2. Las esperanzas argentinas se reducen ahora a Gisela Dulko, que enfrentará hoy a la rumana Mónica Niculescu. Apenas eso.