DEPORTES › OPINIóN

Sólo les quedó una canción de Marlene

 Por Osvaldo Bayer

(El viejito del tablón) *

No estuvo la cosa para alquilar balcones. Pareció más un juego de ajedrez que un partido de fútbol. Sin dudas que merecieron ganar los yoyegas. Los teutones no fueron ni la sombra del partido con los argentinos. Todo muy frío. Aparte de algunos goles errados, no hubo emociones. España fue mejor equipo y tuvo más personalidad en sus jugadores. Los tedescos parecían mareados o dominados por alguna tristeza. Apenas un gol en noventa minutos. Y veinte errados. El público alemán abandonó las plazas donde estaban las pantallas y marchó en silencio hacia los dormitorios a taparse con la almohada y olvidar. España jugó mejor que Holanda en la otra semifinal y ya ve la luz al final del túnel.

Los hispanos mostraron un equipo bien organizado y con melodía. Los alemanes algo tristes, el zapatazo a cualquier lado y la pelota para atrás. ¿Qué les pasó? Algo inexplicable, como cuando perdieron con Serbia. Así no va, no mostraron garra ni juego. Como si se hubieran levantado de la siesta, soñolientos. En cambio, los hispanos demostraron tener un equipo, juego, velocidad, arriesgaron siempre el pase al vacío, pero bien calculado. Merecieron más goles.

Para Alemania no hay explicaciones. Los comentaristas no ensayaron ninguna disculpa, porque no la hay. Sólo fueron unánimes en decir que se jugó a no perder y se perdió. No arriesgar y ganar de contraataque pensando en la velocidad del Poldi y de Klose. Pero éstos fueron bien cuidados y no pudieron sorprender a nadie. Los peninsulares, en cambio, mostraron calidad y se arriesgaron. De cualquier manera, no fue un partido para recordar, no hubo héroes para levantar en andas. Se ganó y a otra cosa. El torero clavó una banderilla y el toro no movió ni la cola. Sí, los últimos minutos hubo algo de desesperación en los que ya perdían. Pero fue apenas una ráfaga. Ni comparar con los últimos minutos del partido del día anterior, en que los uruguayos casi les amargan el triunfo a los holandeses.

Si comparamos los dos últimos partidos, España es la que demostró más ganas de mostrar y vencer. Lo de ayer de Holanda y lo de hoy de Alemania podemos olvidarlo.

Lo que sí debemos ponderar es que, pese a lo que se jugaba, el partido de anoche fue limpio, no hubo expulsados ni lesionados.

Ojalá que en la final, los españoles y los nederlandeses piensen un poco más en el público y se jueguen el todo por el todo con buen fútbol y con ganas de ser protagonistas del espectáculo. Nos ofrezcan algo nuevo.

Los hispanos mostraron ayer que más les está gustando el objeto redondo que los bufidos del toro. Ojalá sigan ese camino. En cuanto a los alemanes, siguen mostrando que deben tomar algunas lecciones de Freud para poder entender esos cambios repentinos. Del paraíso del 4 a 0 contra los gauchos a la sinrazón de la nada, el vacío. El partido terminó anoche a las diez y media de la noche, media hora después ya no había luz en ninguna ventana en tierras germanas. Mejor refugiarse en el sueño que comenzar a preguntarse las causas de una derrota así. Mañana nadie leerá diarios.

Pero de la ventana de la casa de enfrente se oyen los murmullos de una canción de Marlene Dietrich. Buen remedio. Gute Nacht.

* Desde Bonn.

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