ECONOMíA › SE EXTIENDE LA CRISIS FINANCIERA DE ESTADOS UNIDOS

La mancha venenosa

Bush, Bernanke y Paulson coincidieron, con diferente énfasis, en la debilidad de la economía de Estados Unidos. En España, una de las grandes inmobiliarias declaró su insolvencia.

No fue la primera, aunque sí la más concreta definición del presidente estadounidense, George W. Bush, reconociendo la creciente debilidad de la economía de la primera potencia mundial. El mandatario aseguró ayer que pasan por “un momento difícil”. Adelantó que su gobierno no saldrá al rescate de todas la entidades financieras en problemas, pero tranquilizó a los ahorristas con depósitos inferiores a 100.000 dólares. El titular de la Reserva Federal, Ben Bernanke, coincidió en que Estados Unidos enfrenta “numerosas dificultades” y aseveró que normalizar los mercados financieros será una de las prioridades de esa banca central. En tanto, la FED y el Tesoro estadounidense analizan cómo ayudar a los dos principales bancos de crédito inmobiliario estadounidense, Fannie Mae y Freddie Mac. El secretario del Tesoro, Henry Paulson, se negó a revelar el monto del plan de salvataje de los gigantes hipotecarios, alegando “dificultad” para determinar la dimensión del crédito necesario. En ese panorama, al finalizar el día, el dólar alcanzaba su mínimo histórico frente al euro, que se negoció en 1,6038 dólar por unidad.

Bush rechazó de plano que la economía estadounidense se encuentre cerca de una recesión. Reconoció, no obstante, que no es el crecimiento que le gustaría. “Querríamos un crecimiento más fuerte y hay cosas que podemos hacer en ese sentido”, indicó durante una rueda de prensa que ofreció en Washington. Evitó hablar de nuevos estímulos e insistió en esperar a que el paquete lanzado a principios de año, por 160.000 millones de dólares en reembolsos fiscales, tenga finalmente su impacto en el consumo interno.

El mandatario norteamericano advirtió además que el gobierno “no pagará una fianza” para mantener las empresas a flote. De todas maneras reclamó que el Congreso lo acompañe en el proyecto de ley que prevé la ampliación de líneas de crédito para ambas empresas y el permiso para que el gobierno pueda comprar parte de sus acciones. Finalmente, la autoridad regulatoria de los mercados bursátiles estadounidenses anunció ayer que reglamentará la venta a descubierto de acciones Freddie Mac y Fannie Mae, solicitando a los corredores que consideren realizar tales operaciones que garanticen la obtención de los papeles que proponen a la venta. Más allá de eso, Bush dejó traslucir que el gobierno no saldrá a rescatar a todos los bancos o instituciones financieras en problemas, pero aseguró a los ahorristas que sus depósitos están seguros. “No tienen de qué preocuparse si tienen menos de 100.000 dólares en el banco”, dijo Bush a los pequeños inversores, en referencia a la garantía federal que cubre hasta ese monto.

Con mayor crudeza evaluó Bernanke la situación al hablar ante el Comité Bancario del Senado. El titular de la FED dijo que “la economía sigue enfrentando numerosas dificultades, incluyendo tensiones vigentes en los mercados financieros, una declinación en el precio de las viviendas, un ablande del mercado laboral y valores crecientes en el petróleo, los alimentos y otros commodities”. Según explicó, todas estas condiciones generan un “enorme” riesgo para las perspectivas de crecimiento.

El titular de la FED afirmó que algunas de las medidas llevadas a cabo bajo su administración permitieron mitigar algunos efectos de la crisis, aunque reconoció que “los hechos de las últimas semanas han demostrado que muchos mercados financieros e instituciones siguen estando bajo una considerable presión”. A la estrepitosa caída de las acciones de Fannie Mae y Freddie Mac, de la semana pasada, se sumaron anteayer la acciones del banco Lehman Brothers. El titular de la entidad, Richard Fuld, propuso ayer retirar de la bolsa las acciones del grupo, cuya cotización había caído al nivel más bajo de su historia, derrumbada por dudas sobre la solidez financiera de la compañía.

En tanto, en España, Martins-Fadesa, una de las grandes inmobiliarias de ese país, presentó ayer el llamado concurso voluntario de acreedores, que es lo que se conoce como suspensión de pagos. La noticia puso evidencia el contagio de la crisis que exhibe la actividad de la construcción. “Allí se vive una doble situación, por un lado hay un exceso de oferta de inmuebles y, por otro, se endurece el crédito. El resultado es la caída de la actividad”, explicó a PáginaI12 el director de la consultora ReporteInmobiliario, José Rozados. La empresa española justificó su default al estar agobiada por una deuda de más de 5000 millones de euros y la falta de liquidez derivada de la crisis internacional.

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