ECONOMíA › EL GOBIERNO ANUNCIó UN PROYECTO MARCO PARA ELEVAR LA PRODUCCIóN DE LA AGROINDUSTRIA A MEDIANO PLAZO

Plan a seis años para multiplicar granos y vacas

La Presidenta dio a conocer los ejes centrales de un ambicioso programa para el sector agroalimentario. Esa iniciativa será trabajada los próximos meses con provincias y universidades para transformarse en instrumentos concretos de política económica.

 Por Sebastián Premici

Después de ser criticado durante años por carecer de una política consistente para el sector, el Gobierno presentó ayer el Plan Estratégico Agroalimentario 2010-2016. Se trata de una iniciativa que pretende conseguir al cabo de seis años una producción de 148 millones de toneladas de granos, lo que implicará un incremento en la superficie cosechada del 20 por ciento. Por otro lado, se prevé una disminución relativa de la superficie cultivada de soja y un aumento del maíz. A su vez, el plan contempla las bases para garantizar la soberanía y la sustentabilidad alimentaria y promover el valor agregado en origen de las producciones primarias. El objetivo es duplicar la producción nacional de alimentos. Para alcanzar estas metas, el Gobierno impulsará la sanción de una ley de semillas, de arrendamientos rurales, uso sustentable del suelo, como así también un marco legal para la promoción de la ganadería (vacuna y porcina) y la lechería. A su vez, la formulación del plan deberá estar contemplada en una ley.

“En la década de 1990, el campo fue el sector que más perdió, mientras que ahora son los que más ganan. Nobleza obliga mencionarlo, el campo es el sector que más aporta a nuestra balanza comercial”, afirmó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner durante el anuncio. También hizo una fuerte defensa del rol del Estado y la necesidad del sector privado de contribuir al desarrollo del país. “Tenemos que reposicionar a la Argentina como el gran productor agroalimentario, juntamente con la generación de valor agregado en nuestros productos”, agregó la mandataria. Del encuentro participaron los ministros de Economía, Amado Boudou; de Agricultura, Julián Domínguez, y de Industria, Débora Giorgi. También estuvieron los gobernadores Daniel Scioli, Jorge Capitanich, Juan Manuel Urtubey y Sergio Urribarri.

El plan estratégico incluye la participación de todas las provincias, sumado a 43 universidades nacionales, que aportarán una mirada científica para el desarrollo agropecuario. Durante todo este año, los actores involucrados –el Estado, las empresas y la academia– deberán finalizar el panorama del estado de situación del sector agroalimerario y agroindustrial y establecer los pasos futuros para el plan. En diálogo con Página/12, Domínguez señaló que el proyecto deberá estar listo en mayo del próximo año, para ser presentado en el Congreso (ver aparte).

La iniciativa presentada ayer posee una serie de objetivos, que deberán quedar plasmados en la iniciativa final:

- Promover la participación de toda la cadena de valor agroalimentaria y agroindustrial, junto a los distintos actores políticos, económicos y sociales del país. “El Estado deberá cumplir su rol indelegable de promotor del bien común”, indicó Fernández de Kirchner.

- Garantizar reglas de juego claras y consistentes con una visión de largo plazo. En este sentido, el plan estratégico prevé la posibilidad de sancionar una nueva ley de semillas, de arrendamientos rurales, uso y conservación del suelo y el agua, ley de promoción de la ganadería y lechería. También se propone sancionar un nuevo marco regulatorio para el control tributario, productivo y medio ambiental.

- Crear riqueza económica con competitividad, de manera sustentable y con innovación tecnológica. Dentro de este objetivo, el Ejecutivo estima alcanzar en 2016 –en base a las proyecciones del INTA– los 32,2 millones de hectáreas de superficie cosechada y aproximadamente 34 millones de hectáreas sembradas. Esto representará un incremento de la superficie del 20 por ciento. A su vez, el INTA estima una reducción relativa de la participación de la soja (del actual 49 por ciento al 41) y del trigo (del 17 por ciento al 15) y un aumento del maíz (del 23 por ciento al 31). Sin embargo, en términos absolutos, la producción de estos tres cultivos se incrementará. El Ejecutivo espera que la producción de soja pase de las actuales 41,5 millones de toneladas a 61 millones y que el trigo llegue a las 23 millones de toneladas.

“Queremos que haya una Argentina sin hambre, por eso apuntamos con esta iniciativa a duplicar la producción nacional”, afirmó a este diario Domínguez. Para 2016, se espera una cosecha de 148 millones de toneladas, mientras que para el año que viene la previsión es superar las 100 millones. Para el sector cárnico, las proyecciones de Agricultura contempladas en este plan apuntan a aumentar en un 10 por ciento el stock ganadero y llegar a las 55 millones de cabezas.

Sin la presencia de la Mesa de Enlace –ayer la Sociedad Rural opinó que el plan anunciado era una “cáscara vacía”–, el único empresario en hablar durante el acto fue Federico Nicholson, titular del ingenio Ledesma y uno de los vicepresidentes de la UIA. El empresario señaló que la Argentina penduló en las últimas décadas entre el “excesivo intervencionismo estatal” y la total “liberación de los mercados”. Sin embargo, remarcó que en la actual etapa existe una sinergia entre el Estado y el mercado. “Muchas veces los empresarios reclamamos reglas de juego claras y hablamos de la seguridad jurídica. De esto se trata este plan”, afirmó Nicholson.

“El Estado debe usar su autoridad para terminar con la concentración económica que impide la libre competencia y crear un clima que favorezca a los diferentes sectores que conforman el país”, puede leerse en los fundamentos del plan estratégico.

A partir de ahora, todos los meses se deberán reunir los diferentes actores que conforman el Consejo Federal Agropecuario para avanzar en los diferentes pasos previstos para conformar los lineamientos del plan estratégico. Será un proceso de trabajo que involucrará a funcionarios provinciales, universidades y sectores empresarios. “Es honrar el sentimiento generalizado de los actores económicos del sector agropecuario que pedían previsibilidad y planificación”, concluyó Domínguez.

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“En los ’90, el campo fue el sector que más perdió, mientras que ahora son los que más ganan y más aportan a la balanza comercial”, destacó Cristina.
Imagen: Carolina Camps
 
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