ECONOMíA › LA REACCION QUE SE ESPERA EN EL ESTABLISHMENT TRAS LA DESAPARICION DE NESTOR KIRCHNER. ESPECULACIONES CORPORATIVAS Y DIVISIONES

Los buitres han vuelto a volar sobre las cúpulas

Entidades del agro desorientadas, bancos que cuidarán que no se cambie el rumbo. La UIA, en cambio, ensaya armados corporativos.

 Por Raúl Dellatorre

El bloque Asociación de Empresarios Argentinos y UIA, en el centro de la foto y de todas las miradas. El riesgo de las lecturas equivocadas.

Con la desaparición física de Néstor Kirchner no hay un cambio de gobierno, pero sí un cambio objetivo en el control del poder (la sustitución del ejercicio de mando que el ex presidente ejercía sobre el PJ y los bloques legislativos del FpV, por caso) y, además, el cambio en la observación subjetiva que hagan los distintos actores políticos y económicos sobre la nueva situación. En este sentido, uno de los interrogantes que se empezará a responder en los próximos días es cómo interpreta el establishment, el grupo de presión y poder que representan las cúpulas empresarias, este cambio de escenario. ¿Supondrán que pueda haber un cambio de política en el gobierno de Cristina Fernández? Sería ingenuo. ¿Creerán que se encuentran ante un gobierno más débil que el existente hace una semana? Sería ignorar ciertos hechos de la realidad. Aunque, como dijo uno de los consultados para esta nota, “no hay que sobreestimar al establishment, ni en su poder ni en su inteligencia”. Conversaciones en off con un dirigente empresario de un sector estratégico, un especialista en cuestiones financieras y un ex miembro de gabinete que acompañara parte de la gestión de Néstor Kirchner permitieron hacer una aproximación a las probables conductas que se puede esperar del establishment. Sector en el que, según la conclusión compartida, “no todos son lo mismo” ni reaccionarán de igual forma. Como ya se empieza a ver.

El agro

“Hay actitudes diferentes, porque las lecturas que se hacen son distintas y porque, además, actúan en distintos planos”, señaló una de las fuentes consultadas. “Las entidades agropecuarias, por ejemplo, hicieron una apuesta muy política por el conflicto de las retenciones, más que sectorial. Eso los dejó muy expuestos, y ante esta demostración popular de tan elevada sensibilidad hacia el Gobierno, de reconocimiento e identificación, han quedado desorientados, descolocados políticamente. Hoy no podrían hablarle a la sociedad en los mismos términos de 2008. Además, el productor, “sus bases”, hoy está económicamente mejor que entonces”, describió el ex funcionario de alto rango.

La banca

“El sistema financiero es el sector más sensible cuando se analizan hipótesis de inestabilidad”, sostuvo un especialista de ese sector. “Hoy, la banca nacional está tratando de dar señales de apoyo, de tranquilidad, pero por conveniencia propia. Unos, porque están ligados a operaciones de venta de entidades a capitales brasileños, lo que se podría frustrar si ocurriera algún temblor interno. Otros, porque así como están las cosas, su negocio marcha satisfactoriamente. El rendimiento de los títulos públicos, por ejemplo, fue uno de los principales argumentos de ganancias en lo que va del año, lo que también permitió una revalorización de las entidades. Las cúpulas empresarias del sector (Adeba) lo saben. En todo caso –definió–, si algún esfuerzo harán, es para que el rumbo no se desvíe.” En cuanto a los bancos extranjeros, la apreciación es que “hoy Argentina dejó de ser una preocupación, en todo caso es una filial más en la que, además, tienen buenos resultados. A ellos tampoco les conviene una alteración de la buena evolución económica”.

UIA/AEA

La evolución de los negocios en el sector manufacturero tampoco debería dejar lugar a dudas sobre la conveniencia de mantener el rumbo. Sin embargo, la cúpula sectorial responde no sólo a los intereses económicos de las entidades de base. “Hay un apoyo de la UIA a la gestión de Cristina Kirchner, pero sobreactuado. ¿Qué gobernabilidad tienen que garantizar ellos? ¿Quién les pide que salgan a enfrentar la incertidumbre? No hay necesidad de nada de eso, pero pareciera que se quisiera avanzar hacia un pacto corporativo acelerado con la CGT, entre las grandes cúpulas. El Gobierno no lo necesita, pero el establishment empresario quiere imponerlo”, sostuvo un ex ministro con experiencia en estas pulseadas.

El juego de cúpulas y pactos con los mismos protagonistas tiene antecedentes. Ya durante el gobierno de De la Rúa, y más reiteradamente después de la megadevaluación de 2002, la UIA y la CGT se ofrecieron –a veces, de la mano de la Iglesia– para ofrecer “pactos de gobernabilidad”, “paz social” o fórmulas similares que buscaban, antes que nada, colocar a esos actores en el centro de la escena. La celeridad con la que UIA y CGT empezaron a cruzar “consensos” en estos días –ver nota más abajo– demuestran que algo por estilo pretende recrearse. Exhibir “la mesa del consenso” entre ambas entidades o bajar el proyecto de reparto de las ganancias como una concesión a la gobernabilidad o la pacificación, no puede interpretarse más que como una especulación política en ese sentido.

Si algo no puede pasar inadvertido es que Néstor Kirchner desactivó en más de una oportunidad estos intentos. Y que Cristina es aun menos afecta que su marido a estos armados corporativos: por sus elevados costos potenciales y sus escasos, o nulos, réditos.

Capítulo aparte merece la evaluación de cuál puede ser la conducta del “grupo AEA”, el núcleo de empresarios en el que se reúne el bloque protagonista de las mayores confrontaciones con el gobierno (Clarín, Techint, y otras). Prácticamente todos los consultados coinciden en que su situación no cambia respecto de la previa a la muerte de Kirchner. “¿Pueden pensar que el escenario es más propicio por la desaparición de Kirchner? Sería una equivocación brutal. Cristina nunca fue ajena a esa confrontación, eso está claro, y con lo visto en estos días, políticamente la situación se les complicó”, definió una voz desde el sector empresario, pero expresando la opinión del resto. Lo objetivo, sin embargo, es que el conflicto con estos sectores sigue, y por lo tanto los intentos de presión de un lado (grupos empresarios), y las definiciones de cambios estructurales desde el otro (Gobierno) seguirán en el orden del día. Aunque haya voces que pidan renunciar a esos objetivos, en nombre de una conveniente pacificación.

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