ECONOMíA › ASUMIó LA FRANCESA CHRISTINE LAGARDE

El FMI, con perfume de mujer

La abogada francesa Christine Lagarde asumió ayer la conducción del Fondo Monetario Internacional. La ex ministra de Finanzas de Francia reemplazará a Dominique Strauss-Kahn, que renunció a su cargo luego de ser acusado de abuso sexual e intento de violación. Lagarde es una de las arquitectas de los rescates y programas de ajuste aplicados recientemente en Grecia, Irlanda, Italia y Portugal y se había convertido en una de las principales negociadoras con Argentina en nombre del Club de París. La flamante directora gerente del organismo multilateral mantuvo ayer un encuentro con los 24 miembros del Consejo de Administración.

La crisis estructural de la Zona Euro será el primer desafío que deberá enfrentar a cargo del revitalizado FMI a lo largo de los cinco años de mandato. Lagarde será el quinto ciudadano francés y la primera mujer en ocupar la dirección del Fondo. Se trata de una abogada que encabezó hasta la poderosa firma multinacional Baker & MacKenzie, fue secretaria de Comercio de Francia y luego asumió como ministra de Finanzas.

La francesa posee una visión ortodoxa y conservadora de la economía, comprometida con los programas de ajuste aplicados en Europa. No obstante, los países emergentes como China, Brasil, Rusia y Argentina apoyaron su designación a la espera de que avance en las reformas del organismo. “El FMI tiene que ser relevante, receptivo, efectivo y legítimo para alcanzar un crecimiento sustentable más fuerte, estabilidad macroeconómica y un mejor futuro para todos”, sostuvo Lagarde durante sus breves declaraciones a la prensa, realizadas ayer por la mañana en la sede del organismo multilateral de crédito donde se reunió con los 24 miembros del Consejo de Administración.

La ex ministra de Finanzas recibirá un salario mensual de 39 mil dólares, que se indexará de acuerdo con la evolución de precios del área de Washington DC y un plus anual de 84 mil. El contrato especifica que la sucesora de Strauss-Kahn deberá seguir “los más altos estándares de conducta ética con integridad, imparcialidad y discreción”. Se trata de exigencias incorporadas en esta oportunidad, que no figuraban en el contrato que firmó su antecesor. A su vez, se insta a Lagarde a participar “de vez en cuando en los programas de entrenamiento ético” que son obligatorios para el personal.

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