Martes, 17 de septiembre de 2013 | Hoy
ECONOMíA › CRECE EL DéFICIT COMERCIAL EN PIEZAS Y PARTES. EL SECTOR NO LOGRA EQUIPARAR EL RITMO DE LAS TERMINALES
El déficit comercial en el rubro autopartes sumó casi 4500 millones de dólares en el primer semestre. El desbalance aumentó al ritmo de la producción local de autos en el último año, aunque los autopartistas no logran crecer al ritmo de las terminales.
Por Javier Lewkowicz
El sector autopartista generó en el primer semestre del año un déficit comercial de 4463 millones de dólares a partir de la compra de piezas del sistema de transmisión, del motor, componentes eléctricos y del equipamiento interior. Se exportaron, en tanto, componentes de la transmisión, carrocería y sus partes y piezas del motor. Las ventas externas registraron un interesante crecimiento a partir de la activa demanda de Brasil. El déficit global creció en términos anuales en una proporción similar al avance de la producción, lo que refleja que no hubo cambios a nivel agregado en el peso de la industria nacional en el sector. Si se compara el año pasado con 2008, la producción de autos creció 28 por ciento, mientras que el déficit comercial autopartista lo hizo en un 54,3 por ciento. Como los proveedores no crecieron al ritmo de las terminales, se volvió más grande el agujero de divisas que provocan los autos.
Los datos de fabricación de las terminales automotrices y de ventas minoristas por partes de los concesionarios continúan rompiendo records, aunque a la par crece la presión que esa dinámica genera sobre la balanza comercial. El año pasado, el déficit de autopartes ascendió a 8315 millones de dólares, mitigado sólo en parte por los 1500 millones de superávit que generó el intercambio de autos terminados.
El problema de fondo es el bajo grado de integración de partes y piezas locales en los autos que se ensamblan en el país, herencia de la brutal desregulación en los ’90, junto a la limitada inserción internacional de los autopartistas locales. El primer factor impulsa las importaciones, mientras que el segundo complica las exportaciones. Con respecto a la integración local, tanto las automotrices como desde el Gobierno advierten que es ingenuo pensar que esa proporción puede elevarse del 23 por ciento actual sobre el costo total hasta un 70/80 por ciento, similar a como funcionaba el sector en los años ’70. Sólo podría alcanzarse un nivel así si la industria se cerrara a la fabricación de un puñado de modelos y dejara de generar recambio e innovación tecnológica.
En el primer semestre, las importaciones crecieron en forma interanual un 17 por ciento hasta los 5785 millones de dólares, mientras que las exportaciones llegaron a 1322 millones, un avance del 13 por ciento. Una quinta parte de lo importado fueron componentes del sistema de transmisión, donde se destaca la caja de cambios, seguido por componentes del motor, que explicó el 13,5 por ciento de las compras. Le siguieron componentes eléctricos, equipamiento interior, carrocería y sus partes, motores, ruedas neumáticos y cámaras y sistema de amortiguación. En términos de origen, el 40 por ciento de las partes provinieron de Brasil, seguido por China (11,5), Alemania (8,0), Japón (6,0) y Francia (5,2).
Las principales exportaciones del sector en el primer semestre fueron componentes de la transmisión, con el 40 por ciento del total, seguido por carrocería y sus partes, componentes del motor, motores, ruedas, neumáticos y cubiertas y partes del sistema eléctrico. Casi el 70 por ciento de las ventas externas tienen a Brasil como país de destino. La demanda de autopartes desde el país vecino creció en el primer semestre un 27 por ciento de forma interanual, traccionada por la suba de 18,1 por ciento en la producción de las terminales radicadas en Brasil.
Muchas de las partes que se importan también se producen en el país, aunque por pocas marcas y para modelos limitados. Los casos más claros son cajas de cambio y motores, que Volkswagen y Scania fabrican tanto para el mercado local como para la exportación. Esos componentes están también entre los más importados por el sector. La opción desde el punto de vista de la política industrial para reducir el déficit comercial sectorial es apuntar a localizar en el país la producción de más componentes críticos. Con ello, mejorar la integración y a la vez las exportaciones. En el Ministerio de Industria que dirige Débora Giorgi analizan que Argentina ha adquirido en los últimos años una experiencia en el segmento de pick-up que genera posibilidades para especializarse en la industria proveedora de componentes para ese tipo de vehículos.
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