ECONOMíA
Si el dólar se frena en 3 pesos hay que festejar
El consultor más escuchado de la city cree que habrá acuerdo con el FMI. Así, a fin de año Duhalde saldría airoso: el dólar estaría a 3 pesos, la inflación sería del 40% y el PBI caería 8%.
Por Maximiliano Montenegro
Para este año, el mejor de los escenarios económicos posibles es el siguiente. Que dentro de 60 días se logre el acuerdo con el Fondo Monetario, para que el organismo desembolse un paquete amarrete, pero imprescindible para la supervivencia de la administración Duhalde. Entonces, en diciembre el dólar podría estabilizarse en 3 pesos, el índice de precios al consumidor habría acumulado 40 por ciento y la caída del PBI sería de “sólo” el 8 por ciento. Este escenario “optimista” es el que califica como más probable, en su último informe, Miguel Angel Broda, el economista estrella de la city.
Broda cree que, después de una larga negociación, en mayo o a más tardar en junio, llegarán los recursos del Fondo Monetario. También coincide con el resto de los analistas en que los desembolsos serán acotados: unos 10.000 millones de dólares, de los cuales la mitad deberán ser utilizados para cubrir vencimientos de capital de préstamos otorgados por los propios organismos multilaterales. Es decir que sólo la mitad del paquetito estaría disponible para engrosar las reservas del Banco Central y evitar que el tipo de cambio flote por las nubes.
Con ese acuerdo con el Fondo abrochado, el escenario más probable para el resto del año sería el siguiente:
- El PBI cae 8 por ciento, derrumbe que se ve amortiguado por una leve expansión de las exportaciones. El consumo, en cambio, se contrae en la misma proporción y la inversión se desploma casi un 30 por ciento.
- El dólar se “estabiliza” en 3 pesos hacia diciembre –un aumento del 200 por ciento en un año–, mientras que el IPC crece un 40 por ciento.
- Estos números constituirían el “éxito” del plan, porque asegurarían la continuidad de Duhalde hasta el 2003. Sin embargo, Broda considera casi ficción un escenario similar al esbozado en el Presupuesto: caída del producto de sólo 5 por ciento, dólar a 2,5 peso e inflación minorista del 23 por ciento.
Es importante destacar que en el escenario “exitoso” no está contemplada indexacción salarial alguna y la emisión de bonos provinciales debería ser frenada por el gobierno nacional. De hecho, ambas condiciones serían echadas sobre la mesa por la misión del FMI que ayer desembarcó en Buenos Aires comandada por el indio Anoop Singh.
Sin cláusula de indexacción de los salarios públicos, éstos perderían un 40 por ciento de su poder de compra. Pero, visto con un criterio fiscalista –el único que priva en el Fondo–, sería una forma de achicar el desequilibrio fiscal y restrigir la emisión de pesos para financiar al Estado: la inflación agrandaría los ingresos del fisco, mientras que el gasto público (salarios y pago a proveedores) permanecería congelado.
En cuanto a los bonos provinciales, el Fondo ya le planteó a Remes Lenicov la condición de prohibir nuevas emisiones. Sin embargo, los gobernadores lograron torcerle el brazo al ministro, quien concedió en el acuerdo firmado la semana pasada que las provincias podrán seguir imprimiendo bonos, pero sólo con la autorización de Economía. Ahora, la estrategia del Ministerio de Economía, ya conversada con Washington, para forzar a los gobernadores a hacer el ajuste, será restringir la aceptación de dichos bonos. Por ejemplo, rechazando la posibilidad de pagar con ellos impuestos nacionales, como sucede hoy con el patacón, lo cual les cerraría un enorme mercado (empresas de servicios públicos, supermercados y pagos entre empresas); o introduciendo, a través del Banco Central, barreras para que no puedan ser aceptados por los bancos privados.
Así, los bonos se depreciarían rápidamente y los gobernadores deberían enfrentar la presión de empleados provinciales y proveedores, descontentos por la licuación de sus salarios e ingresos.
Broda le otorga menos probabilidad a los escenarios en que no hay acuerdo con el Fondo. Pero es interesante repasar las dos situaciones que se abrirían, en su opinión, si algo así sucediera:
- Sin Fondo, lo mejor que se podría esperar es un dólar a 5 pesos a fin de año, un baja del PBI del 12 por ciento y aumento de precios minoristas del 175 por ciento. Sería una hecatombe, pero no el regreso de la híper. De nuevo, “optimista”, Broda piensa que, aún con el desaire del FMI, es más probable anclar la economía en una situación como ésa, que desbarrancarse en el abismo de la hiperinflación.
- En el otro escenario sí se desencadena una espiral dólar-precios típica de las hiperinflaciones. Entonces, todos los números suenan ridículos: el dólar se dispararía a 20 pesos, el PBI caería 18 por ciento y la inflación minorista sería del... 1150 por ciento.