La balanza comercial arrojó un superávit de 98 millones de dólares en febrero, cuando se habían perdido 132 millones en el mismo mes del año pasado. Así lo informó ayer el Indec. Este resultado se explicó por la fuerte suba de las exportaciones primarias, en particular, de los cereales. A diferencia de estas ventas del complejo agropecuario, los despachos de la rama manufacturera continuaron mostrando un retroceso de dos dígitos. El estancamiento de Brasil y la falta de dinamismo del comercio global fueron puntos claves para explicar la performance de la industria. Las importaciones subieron por una mayor demanda de productos de consumo y vehículos automotores de pasajeros. En lo que refiere al déficit energético, se perdieron 107 millones de dólares, contra los 60 millones que se había registrado de desbalance el año pasado.

Las exportaciones anotaron 4127 millones de dólares en febrero, con un incremento de 7 por ciento respecto del mismo mes del año pasado. El rubro de productos primarios marcó despachos por 1102 millones, al avanzar 61 por ciento. Dentro de este bloque se observó que los cereales sumaron 769 millones de dólares, un 110 por ciento de suba interanual. “Con reacomodar un poco las cosas era suficiente para que las exportaciones vuelvan a crecer”, afirmó el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay. Las cerealeras incrementaron fuertemente sus ventas por la rentabilidad extraordinaria conseguida con el ajuste del dólar del 60 por ciento y la quita de retenciones. También influyó la suba de la tasa de interés, puesto que incentivó a reducir stocks acumulados por el sector en 2015 para volcarse al negocio de la bicicleta financiera. Las declaraciones del ministro, no obstante, no se corroboraron cuando se revisa el resultado del resto de los productos del rubro primario. La miel anotó una baja del 13 por ciento, mientras que el tabaco lo hizo al 43 por ciento, las lanas cayeron 17 por ciento y las frutas, 21.

Las manufacturas de origen agropecuario se ubicaron en 1754 millones de dólares, con un avance del 13 por ciento. La suba se explicó por el aumento de las exportaciones de aceites y grasas (básicamente asociadas a ventas del complejo oleaginoso, que recibió un fuerte incentivo por la devaluación y los cambios impositivos). En contraste, en las economías regionales se observaron fuertes dificultades para incrementar el volumen de los negocios. Los productos lácteos marcaron una baja del 41 por ciento, al tiempo que las pieles y curtidos cayeron 22 por ciento y los productos de molinería, 16. Entre los bienes que marcaron subas se destacaron pescados y marcitos, con un avance de 20 por ciento, frutas secas (20 por ciento) y residuos de la industria alimenticia (10).

Las manufacturas de origen industrial, pese a la mejora de la competitividad cambiaria y la quita de retenciones, no consiguieron repuntar en ventas. Las exportaciones del rubro totalizaron 1158 millones de dólares, al reducirse 16 por ciento. La mayoría de los productos anotaron fuertes caídas, que llegaron a ser de hasta 50 por ciento. Materias plásticas retrocedieron 10 por ciento, en tanto que caucho lo hizo al 6 por ciento. Otros ejemplos son papel (-23), textiles y confección (-29), metales preciosos (-30), metales comunes (50), máquinas y aparatos eléctricos (-19) y material de transporte terrestre (-19). Los productos que marcaron un alza de exportaciones fueron artículos químicos, con un incremento del 20 por ciento, y los vehículos de navegación (50 por ciento).

En lo que refiere a las importaciones, se anotaron 4029 millones de dólares, con un avance del uno por ciento. Los bienes de capital tuvieron una suba del 10 por ciento, en donde los equipos de transporte terrestre avanzaron al 128 por ciento y las maquinarias bajaron al 5. Los bienes intermedios, insumos que demanda la industria para producir, marcaron un retroceso del 8 por ciento.