ECONOMíA › EL PRESIDENTE DE LA EMPRESA CONFIRMó QUE SE SUSPENDIó LA CONSTRUCCIóN DEL SATéLITE ARSAT-3

Arsat metió en el freezer el plan satelital

La posición del Gobierno es que su financiamiento tiene que ser garantizado con los recursos generados por Arsat-1 y 2, lo cual por ahora no sería posible. El ex titular de la compañía relativizó los argumentos oficiales.

 Por Fernando Krakowiak

El presidente de la empresa estatal Arsat, Rodrigo De Loredo, confirmó ayer que el Gobierno suspendió la construcción del satélite Arsat3. El argumento oficial es que su financiamiento tiene que ser garantizado con los recursos generados por los otros dos satélites argentinos que ya están en órbita, lo cual por ahora no sería posible. “Como sucede prácticamente en todos los países del mundo, los primeros satélites suelen ser sustentados con aportes públicos, pero es lógico pensar que para un tercer satélite gran parte de su financiamiento sea fruto de la comercialización de los primeros satélites. Sin embargo, cuando llegamos a la empresa encontramos que la comercialización de Arsat-2 estaba absolutamente en cero”, aseguró De Loredo. El ex titular de Arsat Matías Bianchi respondió, en cambio, que al final de su gestión Arsat-3 tenía firmados contratos por cerca del 30 por ciento de su capacidad y había un plan para llegar al 80 por ciento el año que viene.

El gobierno de Néstor Kirchner creó la empresa Arsat en abril de 2006 para hacerse cargo del servicio satelital, en reemplazo de Nahuelsat, un consorcio privado encabezado por la alemana DaimlerChrysler Aerospace (hoy, Airbus) y la italiana Finmeccanica. A ese consorcio se le había adjudicado en 1991 la provisión y operación de dos satélites. El primero fue puesto en órbita en abril de 1997 y el segundo debía estar listo para octubre de 2003, pero cuando se cumplió la fecha Nahuelsat ni siquiera había comenzado a construir el segundo satélite y el gobierno se tuvo que hacer cargo del tema para no perder la posición orbital. Así fue como comenzó la construcción de Arsat-1, lanzado al espacio en septiembre de 2014. Mientras se terminaba Arsat-1 comenzó la construcción de Arsat-2, el cual fue puesto en órbita en septiembre del año pasado.

El plan inicial del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner era avanzar con la construcción de un tercer satélite mientras se terminaba el segundo, pero luego se decidió no empezar con Arsat-3 y el proyecto recién fue reflotado a fines del año pasado como parte de un nuevo plan de desarrollo satelital que contemplaba la construcción de ocho nuevos satélites, entre ellos Arsat-3, el cual fue aprobado por el Congreso el 4 de noviembre. Matías Bianchi explicó el 14 de noviembre del año pasado a Página/12 que inicialmente Arsat-3 estaba pensado construirse con fondos del Estado, pero luego se decidió redefinir el plan para construirlo con flujos propios generados por los otros dos satélites para garantizar la sustentabilidad del negocio. “Necesitamos tomar financiamiento, pero se lo repaga con recursos generados por Arsat-1 y 2”, aseguró entonces.

De Loredo dijo ayer que la intención oficial sigue siendo construir el Arsat-3 con el flujo de fondos generado por los otros dos satélites en órbita, tal como había previsto el propio Bianchi, pero afirmó que la comercialización de Arsat-2 ni siquiera comenzó y, por lo tanto, eso vuelve imposible avanzar ahora con el proyecto. “El segundo satélite tiene pisada en toda la región americana, desde Tierra del Fuego hasta Canadá, y para comercializar esos servicios satelitales vos tenés que tener algunos permisos burocráticos de los otros países. Dichos trámites ni siquiera estaban iniciados. Difícilmente podíamos comercializar Arsat-2 si ni siquiera estaban iniciados los trámites de los derechos de aterrizaje para poder provisionar servicios y comercializarlos en otros países que no son los nuestros”, relató De Loredo a Radio Del Plata. Luego agregó que ellos ya realizaron esos trámites en todos los países y ahora están esperando que les den luz verde, pero se negó a anticipar cuando podría comenzar la obra. “Dar un plazo sería una irresponsabilidad de mi parte”, agregó.

La no tramitación de permisos en otros países fue mencionada por De Loredo para demostrar que Arsat-2 no genera recursos y así justificar la suspensión de la construcción de Arsat-3, pero la venta de servicios en otros países no es la única fuente posible de ingresos de Arsat-2, pues también puede operar en Argentina. De hecho, Página/12 pudo averiguar que lo que había hecho Arsat mientras finalizaba la puesta a punto de Arsat-2, fue comenzar a brindarles servicios a algunos clientes con satélites alquilados, como el G-28 de Intelsat. Esa intermediación le reportaba una ganancia, pero además tenía como objetivo ir fidelizando clientes a los cuales luego se los iba a migrar a Arsat-2. En esa situación estaban, por ejemplo, Telefónica, INTV Televisión Satelital y Claro. Por ese motivo, Matías Bianchi, último presidente de Arsat durante el kirchnerismo, aseguró ayer en declaraciones radiales que el año pasado ya habían firmado contratos por cerca del 30 por ciento de la capacidad de Arsat-2. Además, desde la gestión anterior de la empresa desmienten que no se hayan tramitado permisos para operar en otros países, pues afirman que ya había habido contactos con las autoridades de Estados Unidos, Paraguay y Perú, mientras que Chile no exige tramitar ningún permiso.

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El satélite Arsat-2 fue puesto en órbita en septiembre del año pasado.
 
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