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Sube la importación textil y la industria se reequipa

Las cifras del sector muestran que la inversión ya superó los 350 millones de pesos en los primeros ocho meses del año. Las importaciones aumentan y abastecen el 35 por ciento del mercado.

Desde la salida de la convertibilidad, la industria textil invirtió 1250 millones de pesos. Los 351 millones destinados a bienes de capital en los primeros 8 meses del año representan un incremento del 7,3 por ciento en relación con el mismo período de 2004. Las cifras fueron informadas por la Fundación ProTejer, que representa los intereses sectoriales. De esta manera, la producción de textiles dejó de crecer exclusivamente sobre la base del incremento del uso de la capacidad instalada, como lo hizo en el período inmediato posterior a la devaluación. El segundo cambio cualitativo es la mayor competencia de las importaciones en el mercado interno. Este año las compras al exterior ya crecieron el 22 por ciento y abastecen cerca del 35 por ciento del mercado.
Las cifras del Estimador Mensual Industrial (EMI) que elabora el Indec están relativamente en línea con lo informado por el sector. El uso de la capacidad instalada mostró un nivel inusualmente alto en agosto, 87,8 por ciento, pero el promedio de los 8 primeros meses fue del 80,5 por ciento, 1,5 puntos arriba del registro de los primeros 8 meses de 2004. Esta cifra debe compararse con las de crecimiento. Siempre entre enero y agosto, la producción creció el 7,2 por ciento. La conclusión es que la inversión no acompañó la totalidad del crecimiento, aunque estuvo cerca de hacerlo. Las compras de bienes de capital fueron de 351 millones de pesos contra 327 de igual período de 2004.
La industria textil representa alrededor del 9 por ciento del EMI, que a su vez está cerca del 23 por ciento del PIB. En otras palabras, en su tramo estrictamente industrial, supone aproximadamente el 2 por ciento del producto. Sin embargo, al final de la cadena de comercialización, su mercado total mueve cerca de 30 mil millones de pesos. De este total, un tercio corresponde a mercadería importada que, en la aduana, representará este año alrededor de 900 millones de dólares.
El aumento de más del 20 por ciento en las compras al exterior es la consecuencia directa de la caída a fines de 2004 del Acuerdo de Textiles y Vestimenta de la OMC, lo que impide la aplicación de aranceles a discreción a los productos de bajo costo provenientes del este asiático y la India. También responde al aumento de la demanda interna. Si se compara contra el piso de la crisis, la Fundación ProTejer sostiene que 3 millones de familias se incorporaron al consumo. Probablemente el énfasis del sector por mostrarse en línea con la “política industrialista” de la actual administración se traduzca en un exceso de optimismo numérico. La evolución del consumo medida por el PIB no es tan grande. Sin embargo, el incremento de la demanda es innegable y resulta clave para la explicación del crecimiento sectorial. De hecho, textiles y automotores son las dos ramas industriales que acompañaron la expansión de la demanda interna. La diferencia entre estos dos sectores es que los textiles crecieron 100 por ciento sustituyendo importaciones.
En este crecimiento hubo dos etapas. En la primera, luego de la devaluación, se sustituyeron importaciones en un mercado que se contraía a la vez que se expandía la utilización de la capacidad instalada. La segunda trajo cambios cualitativos, con expansión de la capacidad productiva real vía inversiones y recuperación absoluta de la demanda. Sin embargo, las mayores inversiones no son todavía suficientes, punto en el que los textiles no difieren del promedio de la industria. Otro dato a tener en cuenta es que el sector financiero, también como en el promedio de la industria, se mantuvo al margen de la asistencia al proceso inversor. En otras palabras, la adquisición de maquinaria y equipos se realizó con capital propio de las firmas.
El gran déficit de la cadena textil sigue siendo la elevada informalidad laboral. De las tres ramas del proceso industrial, hilados, tejidos y confección (30, 30 y 40 por ciento de la producción, respectiva y aproximadamente), el problema es más grave en la última. Otra vez a tono con el resto de la economía, sólo el trabajo registrado logró recuperar la pérdida inflacionaria. El promedio de los salarios básicos en tejidos es de 780 pesos y en hilados, de 1400.

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La producción sectorial crece a un ritmo anual del 7,2 por ciento.
 
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