ECONOMíA › “ALGO NO CIERRA CUANDO SE HABLA DE CRISIS AUTOMOTRIZ”

En contra de las conclusiones ligeras

El ministro de Economía sostuvo que la crisis no impactó en todas las actividades por igual, y que es necesario un análisis “sector por sector para sacar conclusiones”. En particular, en referencia al automotor, Kicillof refutó a quienes sostuvieron que “atravesaba por una crisis terminal, cuando el propio Cristiano Rattazzi, directivo de Fiat, admite que el que pasó fue uno de los mejores años de la historia de la industria en el país, en producción”.

–Se trata de un sector con mucho peso estadístico, pero también muy concentrado. ¿Cuál es el real impacto que tiene su caída en el último año?

–Hay algo que no cierra cuando se tiran conclusiones al voleo. Es un sector con mucho peso en la ocupación de mano de obra, entre las once terminales, pero también en el sector autopartista. Es un sector con mucho encadenamiento con otros sectores proveedores, pero también con alto componente importado, del orden del 70 por ciento del valor final de un auto, en promedio. Entonces la vinculación con el exterior es muy fuerte en diversos sentidos, por ejemplo, en la valoración del tipo de cambio en los países con los que comercia. El 60 por ciento de la producción se exporta, y principalmente a Brasil. Este último año, los movimientos cambiarios y la baja en la demanda de Brasil impactaron mucho en la industria automotriz argentina, e igual cerramos el año con una producción que andará arriba de las 600 mil unidades, que es inferior a la de los últimos años, sobre todo si se la compara con 2013, que fue un año record. Pero está por encima de los niveles que se alcanzaron en 2009, y también de los años anteriores.

–¿Hubo problemas con la política industrial de Brasil?

–Cuando se produjo esa caída fuimos a Brasil para acordar mantener la cuota de intercambio, para evitar que las casas matrices de las terminales, que no son argentinas ni brasileñas, colocaran su producción en ese país sustituyendo los vehículos argentinos. El ministro de Industria era todavía Mauro Borges. Hubo un acuerdo y establecimos un mecanismo de protección para las ventas mutuas, evitando que las terminales, de origen multinacional, tomaran la decisión por sobre las filiales.

–¿Y en el mercado interno?

–También hubo políticas específicas de apoyo a la demanda interna, como el plan ProCreAuto, que logró tener éxito pese a la resistencia inicial y la decisión equivocada de algunas marcas, que negaban la entrega de los modelos que estaban en el plan para tratar de vender los que no estaban. Fue una política especulativa que decimos que fue errada, porque perjudicó a las propias marcas, reduciendo sus ventas. Finalmente, se otorgaron 20 mil créditos en pocos meses por el ProCreAuto, y las concesionarias admiten que el plan fue el responsable de que el público volviera. Ese volumen equivale a ventas por 2000 millones de pesos. En este aspecto, también la política del Estado debió reemplazar un mecanismo de financiamiento que ni los bancos ni las propias terminales estaba atendiendo.

Algunas de las cifras que Kicillof destacó del sector son las de patentamientos, que entre enero y noviembre de 2014 alcanzaron las 654 mil unidades, similar a 2010 aunque inferior a las de los años intermedios (2011, 2012 y 2013). De todos modos, destacó que los patentamientos de vehículos nacionales representaron en 2014 el 44,4 por ciento del total, contra el 37,6 del año anterior. Las políticas de preservación del mercado interno para la producción nacional se reflejaron en una caída de las importaciones mayor que en las exportaciones (38,6 contra 19,7 por ciento en cantidad de unidades, 45,7 contra 19,5 por ciento medido en divisas).

En 2013, el déficit de divisas del sector, tomando en cuenta tanto las exportaciones e importaciones de las terminales como las del sector autopartista, alcanzó a 6400 millones de dólares. La política de administración de divisas del sector persigue no sólo la protección de la producción local sino también evitar una sangría de dólares mayor de lo necesario. La política de integración nacional en los vehículos de producción en el país, si bien avanzó mucho en términos globales, aún está lejos de alcanzar las metas pretendidas.

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