ECONOMíA › LA IRRUPCION DE LAVAGNA, CON APOYO EMPRESARIO

Un arribo que es bienvenido

Por D. C.

La primera reacción del empresariado al ver a Roberto Lavagna por televisión, o en vivo, atacando algunas de las medidas del Gobierno fue de satisfacción. Página/12 testeó las impresiones de hombres de negocios de distintos rubros: industriales, ruralistas, del sistema financiero, de las grandes empresas, las privatizadas y del comercio. La probable postulación del ex ministro por ahora no genera euforia, pero sí se abrieron expectativas de que algo puede cambiar en el escenario político, y que eso es positivo. La otra coincidencia en las opiniones relevadas es que existe un extremo cuidado para no asomar la cabeza, ni en este momento ni difícilmente más adelante.

“Estamos hartos de que Kirchner nos vapulee. Cada vez que Héctor Méndez dice algo que suena inconveniente para la Casa Rosada, recibimos llamados muy duros”, confesó, bajo estricta promesa de mantener el anonimato, un dirigente de la Unión Industrial Argentina. Esa sería la razón por la cual el presidente de la entidad tiene cada vez menos apariciones públicas. “Estamos muy contentos con el Gobierno porque sostiene el modelo, pero no puede ser que no se pueda disentir”, agregó el empresario. La central fabril tiene un buen recuerdo de Lavagna como ministro, sobre todo en comparación con la escasa llegada que tiene la entidad a Felisa Miceli.

Entre las grandes compañías agrupadas en la Asociación de Empresarios Argentinos (AEA) y en la Cámara de Comercio (CAC), la opinión sobre el casi seguro lanzamiento de Lavagna es favorable. Se lo ve como un eventual contrapeso del Gobierno, aunque sea para entablar otra agenda de debate público. De todos modos, no hay un romance con el ex ministro. “Lavagna no es López Murphy”, aclararon en la primera entidad, adonde comentaron que incluso la postulación de Mauricio Macri despertó, los últimos días de la semana, más interés entre sus asociados que las peleas entre Lavagna y Kirchner.

“Nadie está de acuerdo con medidas extemporáneas como las trabas a las exportaciones de carne. Tampoco con los acuerdos de precios, que no dejan actuar al mercado”, insistieron en AEA. Pero en esa entidad señalaron que la irrupción del ex ministro, la forma en que polemizó con el Gobierno, “tampoco aporta”. “Son los típicos debates estériles de los políticos”, se quejaron.

Para los ruralistas de Confederaciones Rurales y la Sociedad Rural, Lavagna no ofrece demasiadas diferencias con Kirchner. Le reprochan haber sido quien instaló las retenciones a las exportaciones y, en llamativa coincidencia con Miceli, haber ignorado la necesidad de aplicar un plan ganadero. En cambio, en dos de las privatizadas se mostraron entusiasmados con la posibilidad de que el ex jefe del Palacio de Hacienda compita por la presidencia en 2007. Lavagna supo pedir aumentos de tarifas cuando Kirchner se esforzaba por negar que los habría.

Lo que recibió este diario de empresarios de la banca extranjera fue mayor indiferencia. Lavagna se negó siempre a conceder compensaciones por la pesificación y a otras medidas en favor de ese sector que reclamaba el FMI.

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