EL MUNDO › PROCESARAN POR CORRUPCION A GONZALEZ MACCHI

Juzgando a un no-presidente

Una interna feroz en el partido en el poder, que tiene elecciones internas en menos de un mes, un candidato proscripto que lidera algunas encuestas para las presidenciales de abril, una oposición fragmentada y a veces errática que de todas maneras confía en revolver el río y un presidente que, políticamente, no existe. Todo esto compone la historia de intrigas paraguayas que llevó a que la Cámara de Diputados aprobara ayer con una gran mayoría y por sorpresa el inicio del juicio político al presidente Luis González Macchi. En un plazo de 15 días, la acusación llegará al Senado, que oficiará como juez, pero allí la movida se encontrará con su enemigo más fuerte: Juan Carlos “Calé” Galaverna, presidente de la Cámara alta, señalado como “el poder entre las sombras” y que también podría beneficiarse con el río revuelto.
Es la octava vez que se presenta un pedido de juicio político contra González Macchi. Las acusaciones son dos: la utilización de un BMW robado que había hecho comprar para la Presidencia y el desvío ilegal de 16 millones de dólares de dos bancos liquidados, dinero que en vez de ir al Banco Central terminó en el exterior bajo la sospecha de que se trató de una operación realizada por el hermano de González Macchi con la anuencia de éste. Lo que hizo que el pedido funcionara esta vez fue el voto positivo de algunos diputados colorados que ahora dejaron de estar alineados con el gobierno, como Walter Bouer (ex ministro de Interior de González Macchi), Ramón Cabral, Arturo Martínez, Nery Pereyra y Carlos Domínguez. El resultado de la votación es impactante, si se tiene en cuenta que en las ocasiones anteriores el pedido no había tenido éxito: 50 votos a favor, 11 abstenciones y ningún voto en contra, con la ausencia de 19 legisladores.
El cambio en las relaciones de fuerza parece obedecer a las cercanías de las internas coloradas y a un gobierno que es un salvavidas de plomo para cualquiera de las corrientes del partido. La oposición liberal y el poderoso bloque que responde a Lino César Oviedo, asilado en Brasil y líder de algunas encuestas a pesar de estar proscripto, quieren la caída de González Macchi. Y algunos colorados también, teniendo en cuenta que aparecer como oficialista es para el partido una invitación al suicidio.
Además, los colorados que ahora se oponen a González Macchi quieren impedir que Nicanor Duarte, favorito para las internas coloradas, sea el candidato de su partido. Ni Duarte ni el gobierno consiguieron el apoyo para sus respectivos candidatos a la vicepresidencia actualmente vacante (cargo que debe ser elegido por el Senado), quien reemplazaría a González Macchi, y la oposición siguió adelante con el pedido de juicio político sin tener arreglada la situación en el Senado, donde Galaverna, sostén de González Macchi pero con aspiraciones presidenciales y una cuota importante de poder, parece tener todo bajo control. “Este es un juego donde todos los actores pretenden obtener algún beneficio del descalabro, pero creo que ninguno de ellos podrá obtener el gran premio”, declaró a Página/12 el analista político José Nicolás Morinigo.

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