EL MUNDO › UN ATAQUE EN AFGANISTáN DEJó 77 SOLDADOS HERIDOS DE LA OTAN

Una guerra sin fin

A diez años del 11-S y del inicio de la guerra, y en la misma víspera de la jornada en que las tropas norteamericanas recordaron a sus muertos, la violencia volvió a Afganistán. Un ataque con explosivos colocados en una base militar en la provincia afgana de Wardak se cobró la vida de cinco personas e hirió a un centenar de personas, entre ellas 77 soldados de las fuerzas internacionales que ocupan el país.

Los talibán se adjudicaron el atentado que se produjo en la noche del sábado, donde un camión cargado de explosivos conducido por un suicida atacó la base de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en el distrito de Sayed Abad, a 50 kilómetros de Kabul. En esa misma localidad en agosto murieron 30 soldados, 22 de ellos del equipo de elite SEAL. Zabihulá Muyahid, portavoz talibán, reivindicó el ataque y explicó que en el camión había diez toneladas de explosivos.

El comunicado de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF, por sus siglas en inglés) precisó que “77 militares y 25 civiles fueron heridos, aunque sus vidas no corren peligro”. La ISAF no comunica jamás la nacionalidad de los soldados heridos o fallecidos, aunque se cree que la gran parte de las fuerzas desplegadas en esa zona son estadounidenses. Además, fuentes de inteligencia en Kabul confirmaron que uno de los cinco civiles muertos era hijo de un general afgano. Para el diario El País, la matanza de civiles, sobre todo en Kabul, es el último recurso utilizado por los talibán y de los grupos insurgentes que les apoyan, como el clan Haqqani. Y demuestra, según los generales que están al mando, que el trabajo en Afganistán aún no ha culminado, aunque el repliegue ordenado por Barack Obama comience en unas semanas.

Las banderas norteamericanas amanecieron a media asta en los 400 puestos militares aliados en Afganistán, como homenaje de los 1750 soldados muertos en toda la guerra contra los talibán. En Camp Phoenix, mientras tanto, se leyeron en voz alta los nombres de todos los soldados estadounidenses abatidos en este frente, desde Nathan Ross, fallecido en enero de 2002, hasta Tony Potter, hace sólo tres días. En las bases militares norteamericanas como la de Bagram en el norte o la de Kandahar en el sur, los soldados hicieron una pausa en los combates para recordar a las víctimas del 11-S.

La misión militar en Afganistán comenzó hace diez años, tras los atentados terroristas de Al Qaida en Nueva York y Washington. Según datos de la Casa Blanca, unos 96 mil militares estadounidenses luchan contra los talibán en Afganistán. Más de 1400 ciudadanos afganos han muerto en los primeros seis meses de 2011, según la ONU. De acuerdo con información brindada por un estudio de la Brown University en EE.UU., un total de 33.877 personas –incluyendo civiles, insurgentes, soldados afganos y extranjeros– murieron en esta década de guerra.

El presidente Obama ordenó la retirada de las tropas de Afganistán. Más de 30 mil soldados deberán dejar el país antes del próximo verano, pero quedarán en el país unos 70 mil militares. Se prevé que a partir de 2014 el gobierno afgano sea el único responsable de la seguridad del país.

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Las banderas norteamericanas, a media asta en Afganistán.
Imagen: AFP
 
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