EL MUNDO › CASI 300 MUERTOS EN EGIPTO DURANTE EL ASALTO A DOS CAMPAMENTOS CON PARTIDARIOS DEL DEPUESTO PRESIDENTE MURSI

El desalojo de islamistas terminó en masacre

Tras horas de represión policial y de batalla campal entre uniformados e islamistas, el presidente de facto Adli Mansur decretó el estado de emergencia por un mes. El vice El Baradei renunció y el mundo condenó la violencia.

Al menos 278 personas murieron y 2001 resultaron heridas ayer en Egipto luego de que la policía desalojara dos campamentos en El Cairo, donde protestaban simpatizantes del depuesto mandatario Mohamed Mursi. El presidente de facto, Adli Mansur, decretó el estado de emergencia en todo el país por un mes. La medida, que se implementó durante la dictadura de Hosni Mubarak, permite que se realicen redadas y detenciones sin una orden judicial. Además, tras las violentas batallas callejeras desatadas entre islamistas y la policía, el gobierno estableció el toque de queda en 12 provincias. La acción generó una condena internacional unánime y la renuncia del vicepresidente Mohamed El Baradei.

El Ministerio de Salud egipcio confirmó que 278 personas murieron en todo el país, aunque aseguró que la mayoría de las víctimas no se registraron en el desalojo de los dos campamentos de El Cairo. Las autoridades hablaron de 36 muertos en Ciudad Naser y 12 en Giza. Además, al cierre de esta edición, trabajadores sanitarios y médicos de hospitales habían contado 2001 heridos, informaron medios estatales.

Testigos informaron que al principio la policía lanzó sólo gas lacrimógeno contra los manifestantes en los barrios de Ciudad Naser y Giza, que respondieron con piedras y botellas. Más tarde, las fuerzas de seguridad comenzaron a disparar, así como los acampantes. La violencia se extendió a otras partes del país, donde fuerzas islamistas llevaron a cabo ataques contra edificios estatales.

Con la ayuda de excavadoras y vehículos blindados, la policía irrumpió en la plaza de Rabea al Adauiya, donde destruyó las tiendas de campaña y el escenario montado allí, además de detener a manifestantes en la zona. Entre ellos se encontraban ocho dirigentes de los Hermanos Musulmanes, como el vicepresidente del Partido Libertad y Justicia, brazo político de la cofradía, Esam al Arian; el clérigo Safuat el Hegazy y el dirigente de la Hermandad Mohamed el Beltagui.

La represión del gobierno de facto tuvo sus primeras consecuencias políticas. El Baradei anunció su dimisión y aseguró no estar de acuerdo con el accionar de las fuerzas de seguridad. “He presentado mi dimisión porque no puedo asumir la responsabilidad de decisiones con las que no estoy de acuerdo”, sostuvo. El Premio Nobel de la Paz señaló que la policía no debería haber desalojado violentamente los campamentos de los seguidores de Mursi porque aún no se habían agotado todas la alternativas pacíficas. “Lamentablemente, de lo ocurrido hoy se beneficiarán aquellos que llaman a la violencia y el terror”, señaló El Baradei en su escrito de dimisión, entregado al presidente Mansur y publicado por el portal de noticias estatal Al Ahram.

Tras el inicio de la operación policial, los seguidores de los Hermanos Musulmanes se manifestaron en varias provincias. En la península del Sinaí, islamistas armados atacaron varios edificios públicos y en el Alto Egipto, en Minia y Sohag, hubo ataques contra al menos tres iglesias. Los Hermanos Musulmanes llamaron a los egipcios a manifestarse de forma masiva contra la acción ordenada por el gobierno de facto.

“Esto no es un intento de dispersar, sino de aplastar las voces de la oposición al golpe militar”, escribió en la red social Twitter el portavoz del grupo Gehad al Hadadd. “No doblegarán nuestra voluntad ni romperán nuestra resolución. Siempre estaremos de pie enfrentando todos los rostros de la tiranía”, aseguró. Por su parte, el partido Al Nur, el mayor de la corriente salafista egipcia, pidió a todas las fuerzas políticas que encuentren una solución pacífica a la crisis.

Ante este panorama, la presidencia, con el visto bueno del consejo de ministros, decretó el estado de emergencia durante un mes para preservar la seguridad y el orden en los territorios del país. El estado de emergencia estuvo en vigor en Egipto con la excusa de la lucha contra el terrorismo desde 1981 hasta mayo de 2012, cuando la junta militar que gobernó el país desde el derrocamiento de Hosni Mubarak (1981-2011) hasta el ascenso de Mursi al poder en junio del año pasado decidió no renovarlo.

Por la noche (hora local), después de los enfrentamientos, cientos de seguidores de Mursi abandonaron el campamento de protesta frente a la mezquita de Rabea al Adauija, en El Cairo. Funcionarios policiales indicaron que casi todos los participantes de la protesta, que hasta último momento habían resistido el desalojo de los campamentos, se retiraron del lugar. En tanto, un camarógrafo del canal de televisión Sky News murió al recibir un disparo en El Cairo, informó el medio. Mick Deane fue alcanzado cuando grababa los disturbios en la capital entre seguidores del depuesto presidente y la policía.

El ministro del Interior egipcio, Mohamed Ibrahim, aseguró que las autoridades no permitirán nuevas protestas contra el derrocamiento de Mursi y reveló que 43 policías murieron en los disturbios. “Hay una coordinación total con las fuerzas armas y no se permitirán más sentadas en ninguna plaza de Egipto”, dijo Ibrahim en una conferencia de prensa transmitida en vivo por la televisión estatal.

El gobierno de transición había dado la semana pasada luz verde a la policía para desmantelar los dos campamentos de protesta. El ejército derrocó a Mursi el 3 de julio en medio de una ola de protestas.

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El Ministerio de Salud egipcio confirmó que 278 personas murieron en todo el país, aunque el número podría aumentar.
Imagen: EFE
 
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