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Con salida al Pacífico

 Por Alfredo Serrano Mancilla *

Hoy se recogen los frutos del pasado golpe a la democracia en Paraguay. Horacio Cartes fue elegido presidente el pasado 21 de abril en una jornada electoral tan limpia como sucias fueron las artimañas que la precedieron. Los golpes inteligentes del siglo XXI nada tienen que ver con los de antaño. Todo se realizó con sintonía extremadamente fina con el único objetivo de sacar del tablero al presidente Lugo para retroceder al bipartidismo soñado por los grandes capitales transnacionales. Igual sucedió en Honduras, con Zelaya, y lo mismo fue intentado infructuosamente en Ecuador, Bolivia y Venezuela. Estados Unidos vuelve a demostrar una vez más que son adictos a la estrategia de la “democracia de quita y pone”, esto es, aniquilo aquella democracia que no me sirve e impongo la que me conviene. Esta es la manera elegida por el Norte para regresar al Sur; después del rechazo al ALCA, de la emergencia del ALBA, de Unasur, de la Celac, de la solidez del Mercosur, Estados Unidos busca con ahínco el retorno a América del Sur a través del Pacífico. De hecho, la Alianza del Pacífico no puede ser vista ni mucho menos como un mero acuerdo comercial –como remake del ALCA–, sino ha de ser calificada como un proceso de integración neoliberal en busca de acabar con la Década Ganada lograda en muchos países de la región gracias a las políticas de transformación a favor de las mayorías.

En este contexto, Paraguay es una pieza más en todo este complejo engranaje geopolítico. Un país pequeño pero con deseados recursos naturales, especialmente por la gran hidroeléctrica Itaipú, y con una posición geográfica privilegiada. Paraguay es además miembro del Mercosur, lo que supone realmente un atractivo superlativo para la nueva ofensiva contraprogresista. El nuevo presidente, Cartes, es el Piñera-Berlusconi de la política paraguaya, un multimillonario todopoderoso, ex estafador, ex fugado, ex preso, que tiene desde un equipo de fútbol hasta un banco que duerme en un paraíso fiscal. Cartes representa lo de siempre: un cacique que nada tiene que ver con la mayoría de su país. Un hombre de negocios que cree que la política es una función para maximizar los beneficios.

Cartes llega con todo y con todos. Dentro de su gabinete, destaca regionalmente la elección del canciller. Toda una declaración de intenciones en política exterior. Eladio Loizaga tiene un currículum sin desperdicio. Bien ligado a la cancillería en la época de la dictadura de Stroessner, fue activo promotor de la Liga Anticomunista, la misma que avaló el Plan Cóndor en América latina. Con respeto a su propio pasado, el futuro canciller paraguayo ya ha dejado bien despejada cuál es su apuesta en un futuro inmediato: más boboaperturismo, más libre comercio, más invasión vía inversiones extranjeras, más crecimiento empobrecedor. Exige un Mercosur flexible, es decir, un Mercosur que sea maleable en relación con las condiciones sociales de los pueblos para garantizar una mayor rigidez en la alta tasa de ganancia del capital. La propuesta es absolutamente evidente: Paraguay será parte de la nueva coalición neoliberal en la región, y procurará –hasta donde pueda– boicotear todo aquello que se esté fraguando en el bloque mercosuriano. El Paraguay de los colorados es –sin lugar a dudas– un país con salida al Pacífico. Y es que, en muchas ocasiones, la geoeconomía se acaba imponiendo a los determinantes geográficos.

En estos últimos tiempos, la ofensiva neoliberal contraataca, y viene con todo. Después de años de avances progresistas en la región, el capital y sus títeres no se piensan quedar con los brazos cruzados. Frente a un Mercosur en ampliación por la ruta del ALBA, la Alianza del Pacífico sigue sumando adeptos para no quedarse atrás; Costa Rica está a punto de constituirse en el enclave centroamericano; y Paraguay es la próxima estación lejos del Pacífico. El nuevo gobierno de Cartes ya ha declarado la guerra contra Venezuela no invitando a Maduro a la toma de posesión, con el consecuente efecto dominó en la no asistencia de Correa y Evo, provocando así que todo el ALBA no acuda a la cita. Cartes prefiere tener como invitados a los presidentes del Real Madrid o del F. C. Barcelona, o a los 150 empresarios considerados –en palabras de los organizadores– como “tan importantes como jefes de Estados”. Con esto está todo dicho acerca de las preferencias del nuevo gobierno paraguayo sobre el nuevo modelo de integración regional subordinado al mundo.

* Doctor en Economía, coordinador para América Latina, Fundación CEPS.

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