EL MUNDO › LA CIUDAD RECIBIO A FRANCISCO COMO UNA CELEBRIDAD

Un Papa austero en Nueva York

Durante la misa en la catedral de San Patricio, Francisco se refirió a los casos de abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes católicos, que afectan particularmente al clero de Estados Unidos. Hoy hablará ante la ONU.

 Por Victoria Ginzberg

Desde Nueva York

El Papa llegó a Nueva York. Y Nueva York lo recibió como a una celebridad. Una multitud se juntó en la Quinta Avenida y chilló cuando lo vio pasar. O no lo vio. En todo caso, la mayoría de los presentes quedó hermanada por un gesto: levantar sus celulares o palitos de selfies al divisar el auto que llevaba a Francisco hasta la catedral de San Patricio, donde dio una misa para los miembros del clero. Esa fue su primera actividad en la ciudad. Hoy tendrá una agenda completa: hablará ante las Naciones Unidas, participará de una celebración interreligiosa en el museo del Ground Zero, donde estaban las Torres Gemelas, saludará a otra multitud durante una procesión en el Central Park, irá a Harlem y dará una misa en el Madison Square Garden.

La Catedral de San Patricio está en pleno centro de Manhattan, en la calle 50 y la Quinta Avenida. Si el Papa predica contra el consumismo, esta vez podrá verlo todo de primerísima mano. La iglesia está rodeada por los negocios de Cartier, Versace, H. Stern y Armani. Hacia el otro lado está Saks Fifth Avenue, en cuya vidriera lucen, a lo largo de una cuadra entera, los carísimos stilettos de Manolo Blahnik y Louboutin. Enfrente está el Rockefeller Center, con la estatua de Atlas sosteniendo el universo en la entrada.

El miércoles por la noche había neoyorquinos y turistas en las escaleras de San Patricio sacando fotos y mirando la puerta de la iglesia, que hace sólo pocos días se puede ver sin los andamios que la cubrieron durante tres años, lo que duró la restauración que costó más de 175 millones de dólares. El edificio, de estilo neogótico, es disruptivo en una avenida llena de grandes tiendas y sus torres de más de cien metros son imponentes, aunque menos de lo que eran en 1865, cuando se construyeron y no existían los rascacielos que ahora superan su altura. Ayer por la mañana, el lugar ya estaba vallado, aunque todavía se podía circular por los alrededores. Algunas personas planeaban quedarse allí hasta las seis de la tarde para poder ver a Francisco, ya que creían que de otra forma sería imposible acercarse. Para todos los eventos vinculados con el Papa es necesario tener entradas y muchas de ellas fueron repartidas por sorteo entre quienes se anotaron por Internet. Sin embargo, ayer se pudo tratar de divisar al Papa por la Quinta Avenida. “No vi nada, pero lo importante es estar cerca. Igual, en el sector de los tickets debe ser el mismo amontonamiento”, dijo una argentina que hace 25 años que vive en Nueva York y fue al lugar con sus dos pequeños hijos.

Los argentinos eran muchos, algunos estaban de vacaciones y aprovecharon para dar el presente con la infaltable camiseta de la selección. Los que tenían la mejor vista, de todas formas, eran los que se asomaban por las ventanas o terrazas de los edificios: estaban los de Louis Vuitton, Tiffany y la torre Trump. “Es Donald Trump”, gritó un hombre cuando se vio una cabellera rubia en uno de los balcones del rascacielo. Y hubo un abucheo generalizado.

La prédica del Papa contra el capitalismo salvaje, la especulación financiera, la desigualdad y la contaminación ambiental hace que cada vez tenga más simpatizantes entre los progresistas. Sin embargo, aún quedan críticos. Ayer, una veintena de personas, en su mayoría mujeres, se juntaron en la calle 34 y Broadway para defender el derecho al aborto. “La Iglesia Católica esclaviza a las mujeres”, gritaban a coro. Llevaban cadenas en las manos, pantalones blancos y manchas rojas simulaban sangre en las entrepiernas . “No nos arrepentimos”, “cuando el aborto es ilegal, las mujeres mueren”, “nosotros acusamos al papa Francisco”, eran otras de sus consignas que hacían referencia a las recientes declaraciones de Jorge Bergoglio acerca de la posibilidad de perdonar a las mujeres que abortaron. No eran muchas ni había mucha prensa cubriendo la actividad, pero lograban llamar la atención de quienes pasaban por allí, que eran unos cuantos.

Durante la misa en San Patricio, Francisco envió un mensaje de solidaridad para los musulmanes por la tragedia de la estampida en la peregrinación a La Meca, en la que murieron 700 personas. Luego se refirió a los casos de abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes católicos, que afecta particularmemente al clero de los Estados Unidos. “Sé que ustedes han sufrido la vergüenza provocada por tantos hermanos que han herido y escandalizado a la Iglesia en sus hijos más indefensos”, dijo el Papa. También manifestó su “admiración” y “gratitud” por las mujeres religiosas: “A ustedes, hermanas y madres de este pueblo quiero decirles gracias. Y decirles también que las quiero mucho”. Durante la ceremonia el Papa habló en español, igual que lo hará hoy en la sede de la ONU, donde se descuenta que volverá a referirse a los dos tópicos principales de este viaje: los inmigrantes y el cambio climático.

Después de su participación en Naciones Unidas, Francisco se trasladará hoy al Ground Zero, el memorial de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, en donde se llevará a cabo un encuentro interreligioso, en el que hablarán un rabino y un imán. Por la tarde, visitará la escuela Nuestra Señora Reina de los Angeles para reunirse con niños y familias de migrantes de Harlem. Su última actividad será en el Madison Square Garden, para dar una misa en el estadio que se promociona como the world’s most famous arena. Muy cerca de allí hay desde hace unos días un mural del Papa de 68 metros de largo por 28 de ancho que fue encargado por la diócesis de Brooklyn para dar la bienvenida a Franciso. Además, en las tiendas de regalos para turistas se pueden comprar remeras con su imagen o una figura suya de cerámica, que se exhibe al lado de las de Barack Obama o Abraham Lincoln. El propio Papa ya vio una muestra del merchandising que lo involucra cuando en el aeropuerto JFK, apenas bajó del avión que lo trajo desde Washington, recibió un peluche con su figura, que se venden en el centro de Manhattan por 19,99 dólares. Francisco recibió el muñeco con una sonrisa, al igual que a la banda escolar que tocó “New York, New York”, para darle la bienvenida a la ciudad.

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Una multitud se juntó en el camino que llevaba a Francisco a la catedral de San Patricio.
 
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