EL MUNDO

Al filo de la navaja en la negociación de Francia

El destino de los dos periodistas franceses en Irak era incierto. El grupo secuestrador está escindido en dos ramas: la que los liberaría y la que optaría por ejecutarlos –vinculada con Al Qaida–.

 Por Eduardo Febbro

Veinticuatro horas después de que se venciera el segundo plazo dado por el movimiento radical que secuestró a dos periodistas franceses en Irak, la incertidumbre seguía siendo total sobre el destino de Christian Chesnot y Georges Malbrunot. A cambio de la vida de los dos hombres, el Ejército Islámico de Irak exigió que el gobierno francés dejara sin efecto la ley que prohíbe el uso de signos religiosos demasiado evidentes en las escuelas. Dicha ley, que entra en vigencia hoy, excluye de los establecimientos escolares a los alumnos que lleven grandes cruces, kipas judías o pañuelos islámicos. París se negó tajantemente a anular la ley y se lanzó en una vasta cruzada diplomática a través de varias capitales árabes a fin de evitar la ejecución de los dos hombres.
El canciller francés, Michel Barnier, visitó Egipto, Jordania y Qatar para que las autoridades de estos países hiciesen un puente para las negociaciones. Sin embargo, luego del optimismo del martes, el silencio de los secuestradores tornó la situación aún más inquietante. Según trascendió en medios ligados a las tratativas, el principal problema radica en que Ejército Islámico de Irak consta de dos ramas, una dispuesta a negociar y a liberar a los dos periodistas y otra, controlada por Al Qaida, que pugna por la ejecución de ambos hombres tal como ocurrió con el periodista italiano Enzo Baldoni, secuestrado y ejecutado por el mismo grupo.
Anoche, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores saudita hizo un llamado solapado a la liberación de los secuestrados. La fuente declaró que “las enseñanzas del Islam, basadas en la justicia, la compasión y la tolerancia prohíben toda acción que hiera a personas inocentes”. Sin embargo, el hecho de que los salafistas del Ejército Islámico de Irak estén divididos en dos corrientes no permite especular con una negociación que conduzca a la pronta libertad de los dos rehenes. El monitoreo del grupo extremista por parte de Al Qaida torna complicado el establecimiento de un diálogo, por cuanto los distintos mediadores que intervinieron hasta ahora chocan con interlocutores distintos.
Ayer, luego de una entrevista con el primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, el presidente de Radio Francia, la empresa para la que trabajaba Cristian Chesnot, admitió que la “situación sigue siendo preocupante. Por consiguiente, la movilización de todos los franceses, en particular de los musulmanes, debe proseguir”. Este último aspecto reviste un carácter particular, ya que París logró movilizar a favor de la vida de los dos periodistas no sólo a la comunidad musulmana de Francia –más de cinco millones de personas–, sino a casi todo el mundo musulmán más allá de las fronteras francesas. Hecho inédito hasta hoy, el mismo canal árabe Al Jazeera tomó posición en el asunto. A través de un comunicado oficial, la cadena abogó por la libertad de Chesnot y Malbrunot al tiempo que a lo largo del día difundió muchos reportajes con importantes líderes musulmanes, inclusive integristas, que se pronunciaron en el mismo sentido. En una entrevista con el canciller francés difundida por Al Jazeera, Michel Barnier se dirigió a quienes tienen “alguna responsabilidad en este rapto” y pidió que se escucharan los llamados “al respeto de la vida humana lanzados, más allá de los hombres políticos de esta región, por las conciencias más grandes del Islam”.
En este contexto, una delegación del Consejo francés del culto musulmán partió ayer de París con destino a Bagdad con el fin de entrar en contacto con los secuestradores. París consiguió incluso que el papa Juan Pablo II interviniera públicamente pidiendo que los periodistas “sean tratados con humanidad y entregados a sus familias”.
Pero todos los intentos hechos hasta el momento no han dado todavía ningún resultado. Algunas fuentes hablan de una “reanudación de las negociaciones”, mientras que otras destacan el “silencio total” en que se mantienen los raptores de Chesnot y Malbrunot. Resulta obvio que la cuestión del pago de un rescate no está excluida, pero la pugna en el seno del grupo salafista no autoriza a vaticinar una salida negociada en términos normales. Al Qaida, que también amenazó con perpetrar atentados en Francia, ya ha mostrado que su táctica consiste en matar lo más cruelmente posible, sean quien fueren las víctimas elegidas. Los especialistas son unánimes cuando señalan que, dado que Francia no intervino en la segunda guerra de Irak, los dos periodistas hubiesen tenido que recobrar su libertad rápidamente. La intervención de Al Qaida los llevó a un incierto patíbulo.

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Una niña forma parte de una protesta en contra de la prohibición del uso del velo islámico.
 
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