EL MUNDO

Y la sangre tiñó al mismo Mar Rojo

Mientras el mundo no se recuperaba del impacto de los atentados de Londres, una ola de sangre se abatió en la medianoche de ayer sobre una localidad balnearia del Mar Rojo, en Egipto. Y en todos los países se están reforzando las legislaciones y modalidades represivas.

El terrorismo en Medio Oriente volvió a golpear, en su peor estilo pero en su mejor forma operativa desde los malos viejos tiempos de los primeros años de la década. Al menos 50 personas murieron y 150 resultaron heridas en una serie de explosiones registradas la noche del viernes al sábado en la ciudad balnearia egipcia de Sharm El Sheij, a orillas del Mar Rojo, indicaron fuentes médicas. Hasta la mañana de hoy no había informaciones sobre la identidad de los autores, pero, en términos amplios, dos hipótesis pueden dividir el campo de las acciones: 1) la clásica, de terroristas palestinos, que han usado reiteradamente ese tipo de lugar de recreo para golpear en el pasado, y 2) la más novedosa, de la red Al Qaida, cuyo estilo parece impreso en la dinámica aparentemente serial, consecutiva y casi simultánea de las explosiones. Pero, cualquiera sea el caso, un efecto parece claro: dinamitar el proceso de desconexión y descolonización de la Franja de Gaza programado por el primer ministro israelí Ariel Sharon para el 15 de agosto, y que se ha pensado en adelantar en medio de la oposición de los colonos y la ultraderecha nacionalista judía, y montar un renovado desafío a Israel y Estados Unidos en momentos en que Condoleeza Rice, secretaria de Estado norteamericana, se encuentra de gira en la región.
“Se produjeron varios ataques hacia la una de la madrugada (22h GMT) en el centro de Charm El Cheij. Al menos 30 personas murieron y el balance puede aumentar”, indicó una fuente policial a la prensa. “Por ahora no sabemos si se trata de coches bomba o de cargas colocadas debajo de automóviles estacionados”, dijo. Según fuentes policiales y testigos, una de las explosiones se produjo en un estacionamiento situado entre los hoteles de Ghazala y Movenpick, en el sector de Naama Bay, en Charm El Cheij. “La fachada del Ghazala, enfrente del mar, está muy dañada y una parte se ha desmoronado”, declaró un habitante de Charm El Cheij, Hosmam Osman, por teléfono. “Hay muchos cuerpos recubiertos con sábanas blancas manchadas de sangre alrededor del hotel. Muchas personas se dirigieron al lugar pero unos 600 policías montaron un cordón de seguridad”, añadió Osman, dueño de una tienda de fotos. Estas explosiones se producen en plena sesión veraniega en la popular localidad balnearia del Sinaí. Varios extranjeros podrían figurar entre las víctimas. El grupo francés Accor indicó en París a la AFP que no resultó afectado ninguno de los tres hoteles que tiene en Sharm El Cheik (un Novotel, un Sofitel y un Mercure).
Las explosiones se producen asimismo coincidien con el 53 aniversario del golpe de Estado de Nasser en 1952 contra el rey Faruk.
Según fuentes policiales, puede tratarse de siete explosiones simultáneas, principalmente en el sector del zoco, el mercado tradicional de la localidad balnearia. Una de ellas se registró cerca del hotel Marriott y la otra no lejos del paseo marítimo de Charm, según los testigos. Según un periodista de la AFP en Sinaí, la policía montó de inmediato un cordón de seguridad a lo largo de la carretera costera e inspeccionaba los coches con ayuda de sabuesos en cada control.
Estos atentados son los más sangrientos después del triple atentado con bombas que causó 34 muertos, entre ellos numerosos turistas israelíes, en Taba y otras localidades balnearias el pasado 7 de octubre. Dichos atentados a su vez habían sido los más mortíferos en Egipto desde la muerte de 58 turistas en un atentado en Luksor en 1997. El proceso de los tres egipcios acusados de esos atentados sangrientos empezó el 2 de julio en Ismailya y debe reanudarse hoy.
De tratarse de facciones palestinas disafectas con el curso negociador en que se ha embarcado el presidente Mahmud Abbas, sucesor de Yasser Arafat, marcaría una ruptura muy fuerte de la tregua intermitente, pero operativa, que mantienen ambos lados desde aquella sucesión. También parecería implicar un gran aumento de su capacidad operativa, ya que las últimas operaciones habían sido escaramuzas con lanzamiento de cohetes artesanales Qassam-2 contra localidades fronterizas a la Franja de Gaza. Parece sugestivo que los ataques ocurran previamente a la desconexión de Gaza,que no todos los palestinos aceptan en los términos que se ha planteado pero que de todas maneras es la descolonización y devolución de un territorio donde ellos son mayoría. Conviene recordar que en Israel hay una minoría creciente, aunque aún minoría, de judíos que rechazan la descolonización, y cualquier ataque terrorista juega inevitablemente a favor de ese sector.
Por eso, otra hipótesis es la apertura por Al Qaida de un nuevo frente en Medio Oriente. De ser obra de los hombres de Bin Laden, sería la ocasión en que más de cerca le han pegado a Israel y un verdadero golpe de efecto en momentos en que la atención de todo el mundo estaba concentrada en los recientes atentados de Londres, y en las investigaciones que se despliegan actualmente en torno de ellas. Un ataque de Al Qaida anoche mostraría la extraordinaria plasticidad y multirregionalidad de esta red, de la que ya se sabe que opera en base a células semiautónomas dispersas, o “durmientes”, en distintos puntos del planeta.
Pero, si algo es claro, es que lo que atacó ayer no era “durmiente”. Y lo que fue atacado, sí.

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Protestas por Gaza, un tema que el atentado va a calentar más.
 
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