EL MUNDO

Un esqueleto en la base cercana a Montevideo

Es la excavación donde apareció un cráneo. El esqueleto encontrado tiene hasta la cadenita con que los militares identificaban a sus presos clandestinos, y restos de ropa.

En el Batallón 13 de Infantería Blindada de Toledo, cerca de Montevideo, donde se buscan restos de desaparecidos, los antropólogos encontraron ayer un esqueleto humano completo. “Tenía una cadena fina al cuello (los detenidos alojados en ese predio llevaban una identificación), una media y restos de elástico a la altura de la cintura”, señaló el responsable de las excavaciones, José López Mazz. En el mismo predio, el viernes había sido descubierto un cráneo enterrado bajo una capa de piedras y hormigón, cerca de la cancha de fútbol del cuartel.
Los hallazgos confirman las hipótesis que sostuvieron durante años los familiares de desaparecidos, en cuanto a que los militares hicieron en los cuarteles fosas clandestinas para ocultar sus asesinatos.
Los científicos uruguayos, con la colaboración del Equipo de Antropología Forense de la Argentina, trataban de completar el trabajo de levantar los restos ayer mismo, ante la mirada del secretario de la presidencia, la integrante de Familiares de Desaparecidos, Mara Martínez, y autoridades militares.
El forense Guido Berro no precisó si se trata de un hombre o una mujer, y sólo afirmó que es un cuerpo de estructura mediana, con una media de hombre en uno de sus pies.
El esqueleto estaba recostado sobre el lado izquierdo, con las piernas extendidas y el brazo derecho apoyado casi en forma perpendicular al cuerpo, con un orificio en el cráneo. El dato es relevante porque hay indicios de que la maestra Elena Quinteros, vista por última vez en 1976 luego de que intentara asilarse en la embajada de Venezuela en Montevideo, fue ejecutada de un disparo, luego de estar detenida en ese batallón.
Quinteros, de 31 años, fue detenida el 24 de junio de 1976. Los militares la llevaron después cerca de la Embajada de Venezuela, donde se suponía que ella marcaría a un militante de su organización, el Partido Comunista. En cambio, Quinteros se metió en la sede diplomática para asilarse, pero sus captores se metieron en el edificio tras ella al grito de “operativo militar”, se le tiraron encima y la arrastraron nuevamente hasta la calle, introduciéndola en un auto.
Varios testimonios ubican a Quinteros detenida más tarde en el Batallón, donde los trabajos de remoción de tierra buscan sus restos y los de otras 6 personas.
En la semana continuarán además las excavaciones en una chacra de la ciudad de Pando, ubicada a 30 kilómetros de Montevideo, –donde el martes fue hallado un esqueleto perteneciente al obrero de la construcción Arpino Vega– y en el Batallón 14, donde se buscan los restos de María Claudia García de Gelman.
En el campo de Pando, que durante la dictadura estuvo bajo control de la Fuerza Aérea, fue encontrado otro esqueleto completo que está siendo estudiado para su identificación.
El secretario de la Presidencia, Gonzalo Fernández, señaló que la búsqueda fue orientada por informaciones que había proporcionado el Ejército y por un anónimo que recibió por correo hace 10 días con “un pequeño plano del lugar” hecho a mano. Igualmente fue un rastreo con dificultades, ya que en el predio se habían hecho obras posteriores para tapar las tumbas clandestinas.

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El esqueleto yace de costado y tiene un orificio en el cráneo.
 

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