EL MUNDO

Un vendaval de ira en la ciudad santa de India

Días después de que EE.UU. cerrara un acuerdo nuclear con India, terroristas musulmanes contraatacaron con bombas en Benarés, la ciudad más santa del hinduismo. Hubo 21 muertos y 62 heridos.

 Por Justin Huggler*
Desde Nueva Delhi

Una serie de ataques con bombas en la ciudad santa hindú de Benarés dejó al menos 21 muertos y 62 heridos ayer. Una de las explosiones se produjo dentro de un templo cuando estaba abarrotado de miles de fieles, y hubo temores inmediatos de represalias violentas anoche, luego de que una de las ciudades más sagradas del hinduismo fuera tomada como objetivo. Importantes alertas fueron emitidas en Nueva Delhi, Bombay y otras ciudades de India, mientras el primer ministro Manmohan Singh llamaba a la calma. Nadie asumió la responsabilidad, pero las sospechas iniciales recayeron sobre terroristas islámicos, quienes han tomado templos hindúes en India como objetivo en el pasado.

Nadie duda del peligro de la violencia hindú-musulmana en India. En 2002, más de 2000 personas murieron en ataques de venganza en Gujarat, luego de que peregrinos hindúes murieran en un incendio de tren por el cual fueron responsabilizados los musulmanes. El ataque también podría desatar peligrosas tensiones entre India y Pakistán, al que políticos indios han acusado repetidamente de estar detrás de ataques similares en el pasado. Apenas cuatro años atrás, los dos rivales nucleares casi van a la guerra luego de una serie de ataques en India.

Los detalles de la explosión en Benarés eran fragmentarios anoche. La ciudad estaba abarrotada de peregrinos hindúes y no estaba claro si el número de muertos aumentaría. La primera explosión se produjo en el templo Sankat Mochan, uno de los más antiguos y respetados en la ciudad, por la noche temprano, el momento del día más ajetreado, y estaba claro que el objetivo eran los fieles. Imágenes televisivas los mostraban con sus camisas empapadas de sangre de los heridos que habían trasladado a lugares seguros. La gente arrancó las puertas de los edificios vecinos para utilizarlas como camillas improvisadas. “Fue una explosión de alta intensidad”, dijo a la cadena CNN-IBN de India un hombre identificado como Pradeep.

Momentos después, dos bombas detonaron en la estación de trenes Fuerte Benarés, que también habría estado abarrotada a esa hora del día. Una de las explosiones fue en la zona de la boletería, la otra se produjo en uno de los coches del tren. No estaba claro cuántos muertos hubo en cada lugar. Hubo informes no confirmados de que más bombas fueron halladas y desactivadas en un restaurante en una de las “ghats”, las plataformas de baño donde los peregrinos hindúes se sumergen en las aguas sagradas del río Ganges y donde se llevan a cabo cremaciones.

Para los hindúes, un ataque en Benarés es el equivalente emocional de un ataque al Vaticano para los católicos. La ciudad, atestada, es un lugar de peregrinaje muy importante. Los hindúes creen que es de buen agüero morir o ser cremado en Benarés y muchos ancianos eligen vivir sus últimos años en la ciudad sagrada. Otros hacen llevar sus cuerpos para ser cremados luego de su muerte. El martes es el día de rezo más importante en el templo Sankat Mochan, que es sagrado para el dios Hanuman, y los hindúes llegan de todo el mundo a rezar en su templo. La ciudad también es un importante destino para turistas extranjeros, en especial para los que buscan experimentar el lado “espiritual” de India.

Anoche no había indicios sobre quién estuvo detrás de los atentados, pero las sospechas recaían inevitablemente sobre terroristas islámicos. India enfrenta probablemente la mayor diversidad de militantes de cualquier otro lugar en el mundo, desde separatistas tribales hasta revolucionarios maoístas, pero sólo los terroristas islámicos han atacado sitios sagrados en el pasado. Las tensiones entre hindúes y musulmanes se han estado recalentando en las recientes semanas en el estado de Uttar Pradesh, donde se sitúa Benarés. Tan sólo la semana pasada, cuatro personas murieron en la capital del estado, Lucknow, cuando protestas musulmanas contra la visita del presidente George W. Bush se tornaron violentas. Los musulmanes intentaron forzar a los comerciantes hindúes a unirse a la huelga en protesta por la visita. Cuando los hindúes se negaron, los dos bandos se enfrentaron y hubo disparos.

Unas semanas antes, un ministro musulmán en el gobierno del estado de Uttar Pradesh causó un revuelo en India cuando ofreció una recompensa de 6,6 millones de libras –casi 12 millones de dólares– a quien decapitara al artista danés que dibujó las controvertidas caricaturas del profeta Mahoma. Las organizaciones militantes islámicas establecidas en Pakistán Lashkar-e Toiba y Jeish-e Mohammed –afiliadas a la red Al Qaida– fueron culpados por un ataque en un templo en Gujarat en 2002 en el que murieron más de 30 personas. Lashkar-e Toiba también fue culpado por un ataque fallido en un sitio sagrado realizado en la ciudad de Ayodhya en julio pasado y por una serie de atentados en Nueva Delhi en octubre pasado, en el cual murieron 66 personas.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Virginia Scardamaglia.

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Charcos de sangre ante la estación de trenes Fuerte Benarés, muy concurrida a la hora de la explosión.
 
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