EL MUNDO › PRIMARIAS EN TRES ESTADOS ENTRE CLINTON Y OBAMA

Así sigue el empate técnico

Obama ganó por mucho en Washington y Nebraska. Pero no le alcanza todavía para desempatar con Hillary. Huckabee le ganó Kansas al favorito republicano McCain.

Al cierre de esta edición los dos candidatos demócratas, Barack Obama y Hillary Clinton, seguían luchando cabeza a cabeza en una de las carreras electorales más cerradas de los últimos tiempos. Ayer se disputaron los delegados de tres estados: Nebraska, Louisiana y Washington. Mientras que en Louisiana se votaba hasta tarde, los resultados de los otros dos estados auguraban una clara victoria para el joven senador de Illinois. Washington tiene una mayoría de electores de clase media joven y educada, un sector que ya mostró su devoción a Obama. El senador también era el favorito de los sondeos en Louisiana, con lo que puede todavía completar un sábado de triunfos y quedar casi exactamente empatado con Clinton. Del lado republicano, Mike Huckabee se impuso temprano en el estado de Kansas, reafirmando su decisión de no abandonar y continuar hasta el final. Con casi la totalidad de los votos escrutados, se imponía con el 60 por ciento y John McCain quedaba segundo con casi un 25 por ciento. El veterano de Vietnam tenía anoche sus esperanzas puestas en Louisiana.

En los últimos días Obama y Clinton se enfrentaron en una lucha feroz –como la calificó el propio senador de Illinois– para conseguir apoyos en los tres estados que votaron ayer. Por ejemplo, mientras Clinton recorría las principales ciudades del estado de Washington, su esposo hablaba por ella en Louisiana. Obama, en cambio, optó por inundar las radios y los canales de televisión con avisos. A diferencia de su rival, el joven senador ha dedicado tiempo y millones de dólares a todos los estados, aun los más chicos. En Nebraska, ayer aún no salían de su asombro. El viernes Obama hizo una visita fugaz a la ciudad de Omaha. Sólo estuvo unas horas, pero para los demócratas locales el gesto tuvo un gran significado. Desde las primarias de John F. Kennedy en 1960 que un precandidato presidencial no hacía campaña en ese estado.

Después de muchas idas y vueltas, los dos candidatos decidieron alargar su día y cerrar su campaña en el estado de Washington. No es casual. Este distrito es el más importante de los tres en juego ya que otorga 78 delegados. A partir del virtual empate que dejó el supermartes, Clinton decidió volver a centrar su campaña en su punto fuerte, su programa de salud universal. Ayer visitó un hospital en la ciudad de Tacoma y conversó con las enfermeras. “Cuando se trata de un sistema de asistencia médica universal, mi rival dice ‘No podemos’”, aseguró la senadora, utilizando el slogan de todos los discursos de Obama, “Sí podemos”.

A pesar de estar arriba en el conteo de delegados, la ex primera dama se mostró como la candidata que debe sortear los ataques de la oposición, los sectores de poder e, incluso, de su mismo partido. Obama adoptó una posición similar. Recorrió las calles de Seattle, especialmente los barrios donde se implementaron los programas para un uso racional de la energía. Apeló a los liberales, especialmente a los independientes.

Una vez cumplidas las obligaciones en Washington, los dos candidatos partieron hacia Maine, donde se votará hoy, y terminaron a la noche en Virginia, el plato fuerte de las internas del martes próximo. Tanto Obama como Clinton están empezando a redirigir su campaña para presentarse como la mejor opción para derrotar a John McCain, el indiscutido favorito para quedarse con la nominación republicana. La ex primera dama calificó a su compañero del Senado como un amigo, aunque advirtió que si gana la Presidencia, el país vivirá “algo similar a un tercer mandato Bush”. “Si nuestro nominado va a competir contra una persona con un historial legendario como McCain, debemos pensarlo muy bien. Estamos eligiendo al nominado que puede ganarle. No podemos tolerar otros cuatro años de esto”, sentenció la líder demócrata.

De todas formas, el premio gordo de febrero recién se repartirá el martes con las elecciones primarias de Maryland, Virginia y el Distrito de Columbia (sede de Washington DC), estados con un gran porcentaje de electores demócratas negros. Aunque Hillary peleará hasta último momento en todos los distritos, gran parte de sus esfuerzos se centrarán en estados más grandes, como Texas, Ohio y Pennsylvania. Los dos primeros irán a las urnas el 4 de marzo y el tercero en abril.

Entre los tres se elegirán 600 delegados, una cifra nada desdeñable si se tiene en cuenta que a los dos candidatos les faltan alrededor de mil delegados para conseguir la nominación demócrata en la Convención Nacional de agosto. En Ohio y Pennsylvania predomina la clase obrera, a la que hasta ahora ha logrado cortejar la ex primera dama con mucho éxito. Texas, por su parte, es un estado con muchos latinos, un grupo que también favorece a la senadora de Nueva York, como quedó claro en las primarias del supermartes, cuando Clinton se hizo con el 70 por ciento del voto hispano.

La tensión y las especulaciones que inundan las internas demócratas parecían ayer sólo un recuerdo lejano para los republicanos. Sus candidatos midieron fuerzas ayer en Washington y Louisiana, donde el recuento de los votos continuaba anoche. En Kansas, el tercer estado en disputa, Huckabee se impuso con más del 60 por ciento de los votos. Esta victoria se traduce en 39 delegados, una cifra insignificante en comparación a los 500 que lleva de ventaja McCain. “No me especializo en matemáticas. Me especializo en milagros”, bromeó el ex pastor baptista. Según analistas norteamericanos, el ex gobernador de Arkansas quiere competir hasta el final para ganar un apoyo suficiente como para asegurarse un lugar en la fórmula presidencial junto a McCain.

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Los resultados parciales de anoche indicaban un claro triunfo de Obama sobre Clinton.
 
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