EL MUNDO › TESTIMONIOS DE TRABAJADORES DE UN MERCADO DE JERUSALéN

Razones y sinrazones

El país está dividido en sus opiniones, aunque se inclinará más por la derecha, según han anticipado las encuestas.

 Por Donald Macintyre *

Desde Jerusalén

El vendedor de frutas secas Itzik Shimon no tiene dudas sobre Avigdor Lieberman o su bandera política de exigir una prueba de lealtad a los árabes israelíes como una precondición para la total ciudadanía. “Votaré por él porque Lieberman lo tiene claro. Usted está conmigo, quiere vivir conmigo, bueno; no quiere, entonces lo atornillo. Lo que hicimos en Gaza fue para ayudar a todo el mundo. Dentro de diez años, Europa será totalmente musulmana. Pero deberíamos haber seguido en Gaza hasta el final. Ahora quieren un cese del fuego y dentro de seis meses volverán con sus misiles y tendremos que pelearlos nuevamente. Cuando uno es débil con los árabes, se aprovechan de uno.”

Shimon, de 48 años, quien por contraste desprecia lo que ve como una vaguedad en el líder del Likud, Benjamin Netanyahu –“Bibi fluye como un río”–, habla con la auténtica voz de Mahan Yehuda, el mercado judío concurrido de Jerusalén, desde mucho tiempo un bastión de la clase trabajadora de derecha israelí. No obstante, es minoría intuitivamente, dado que las encuestas predicen un cambio nacional hacia la derecha en la elección de hoy.

El almacenero Eli Binyamin, de 56 años, votará hoy por Tzipi Livni. “Estoy contento de tener a una primer ministra mujer; es transparente, viene de un partido de centro e irá por la paz y por devolver la tierra.” Binyamin reconoció que una mayoría en lo que ha sido el bastión del Likud, desde la victoria de Menajem Begin en 1977 hasta la formación de Kadima por Ariel Sharon en 2005, votará por la derecha. “No discuto con ellos porque se puede poner feo y al día siguiente hay que venir y trabajar junto a ellos.” Y dice que entiende el sentimiento entre muchos de sus colegas de que los árabes israelíes obtienen derechos sin cumplir con sus obligaciones hacia el gobierno, “como servir en el ejército”. Pero añade: “Necesitamos paz con los palestinos; queremos estar tranquilos, como la mayoría de los países en el mundo”.

Más convencional quizás, Avraham Levy, de 58 años, miembro del comité central del Likud y cuyo puesto de fruta está adornado con un gran retrato de Begin, votará por Netanyahu y dijo que mientras “todos los partidos sionistas serán bienvenidos”, su coalición preferida sería una con Israel Beiteinu, el partido ortodoxo de ultraderecha de Lieberman y los laboristas “porque a la gente le gusta un poquito de la izquierda”.

El puestero de arroz y vegetales, Roni Yas, de 52 años, también se inclinaba hacia el Likud “porque necesitamos paz, pero para obtenerla se necesita un líder fuerte. Necesitamos un acuerdo de paz desde la fuerza, no uno que les dará armas con las que nos pueden disparar al día siguiente. Bibi demostró un fuerte liderazgo cuando dirigió la economía como ministro de Finanzas”. Pero Yas tiene poco tiempo para Lieberman, al que acusa de dirigir a su partido como un “dictador”. Agrega: “Cuando la gente ponga la cabeza en la almohada esta noche pensarán que es sobre la paz y la guerra y no votarán a Lieberman”.

Para Raquel Shmoul, de 58 años, que diseña y vende ropa en su pequeño negocio en el mercado, Lieberman también “está demasiado a la derecha”. Ella en cambio votará por Livni, esperando la paz con los palestinos y no es demasiado optimista sobre las perspectivas del futuro cercano. ¿Favorece entregar los Altos del Golán a cambio de un tratado con Siria? “Esa es una pregunta muy difícil para mí. Más difícil que Cisjordania.”

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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Una mujer pasa por delante de una gigantografía de Livni.
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