SOCIEDAD › LA PLAYA Y LOS TURISTAS EN EL HUMOR GRáFICO, EL CINE Y LA FOTOGRAFíA

Mar del Plata, una pasión

Una muestra en el Museo Castagnino propone recuperar la historia de los argentinos en vacaciones. Recopila escenas de cine, videos, fotografías y humor gráfico vinculadas con el turismo en la costa. De Niní Marshall a Guillermo Francella, de Divito a Sendra.

 Por Carlos Rodríguez

Desde Mar del Plata

El mar, la playa, los turistas como musas inspiradoras de una muestra de humor gráfico –desde Divito a Caloi, desde Quino a Dante Quinterno–, de escenas de cine argentino con algún toque italiano, de pinturas de Juan Carlos Castagnino, de fotografías de época y de otros documentos que certifican la pasión que despierta Mar del Plata, desde su nacimiento como ciudad balnearia, hacia fines del siglo XIX, hasta la actualidad. La muestra Perlas del Atlántico se puede ver, todo el mes de febrero, en la Villa Ortiz Basualdo, donde tiene su sede el Museo Castagnino, una mansión con aspecto de castillo que rompe la monotonía de las moles de cemento de más de quince pisos que aprisionan el asfalto de la avenida Colón, antes de llegar al 1100. Además de la muestra propiamente dicha, está el plus que ofrece recorrer la construcción de tres pisos, impecable, construida en 1909, que cuenta con una inigualable colección de muebles art nouveau, llegados a Mar del Plata primero en barco y después en carretones.

Un hombre, sentado en la playa, pone sobre el oído un caracol y, absorto, ni siquiera escucha lo que le dice con insistencia un joven que se le acerca, mientras el cielo, y el mar van tomando un extraño color azul y oro. Cuando el hombre baja a la arena, escucha finalmente lo que le está preguntando su fallido interlocutor: “Boca, digo, le preguntaba cómo iba Boca”. Es el remate del dibujo del riverplatense Caloi, que convive con otro de Guillermo Divito, publicado en 1957 en la revista Rico Tipo. Dos amigos caminan distraídos por la playa y comentan: “Ayer sí que había mucha gente en el mar”. No ven a nadie, entre ellos y el horizonte, a nivel del agua, porque una ola gigantesca, formada por personas, que se levanta por sobre sus cabezas, está a punto de aplastarlos.

El humor gráfico de todos los tiempos es uno de los máximos atractivos de la muestra. Se pueden encontrar personajes de Dante Quinterno como Don Fermín, en una tira que salió en Mundo Argentino, en 1930, que cuenta una divertida historia sobre ruletas clandestinas en la Mar del Plata de aquellos años. Aparecen otros personajes, clásicos de todos los tiempos, como El Otro Yo del Doctor Merengue, ese fantasma desaforado que se desprendía del cuerpo de su severo y atildado dueño para salir a correr pulposas mujeres. También están la agudeza de la Mafalda de Quino o la picardía del actual Yo Matías, de Sendra.

Mafalda, después de ver tanta cantidad de gente exaltada, y con poca ropa, en las playas de Mar del Plata, reflexiona que “el género humano no tiene nada de humano ni de género”. Matías, por su parte, habla acerca de un pacto firmado en Mar del Plata: “Por suerte, yo y el mar llegamos a un acuerdo. El no me moja y yo no le hago pipí”. Tampoco faltan las famosas Chicas de Divito, ni los dibujos de Oscar Blotta, ni Patoruzito e Isidorito haciendo surf en el mar, ni los almanaques de la Fábrica Argentina de Alpargatas inspirados en la ruleta y en la playa.

Otro de los puntos fuertes es un video que se exhibe en continuado y que compila una serie interminable de películas argentinas con escenas típicas de Mar del Plata. Aparecen en la pantalla Niní Marshall jugando en la ruleta, sin fichas, con dinero contante y sonante apretujado sobre el número elegido, pero también actores y actrices tan diferentes como Guillermo Francella, Araceli González, Hugo del Carril o Lolita Torres, jugando escenas de amor en la playa, mientras el mar les lame los pies.

Hay secuencias que muestran a un joven Vittorio Gassman, en un atiborrado Casino Central de Mar del Plata, con toda la verborragia peninsular en el film de Dino Risi Un italiano en Argentina. El audio que acompaña las películas permite escuchar canciones dedicadas a la “Ciudad Feliz”, en la voz de Carlos Gardel (“A Mar del Plata yo me quiero ir”, pregona El Zorzal), Carlitos Balá, Los Náufragos o el infaltable Sucundum de Donald. O viejos noticieros, que marcan el comienzo del turismo social a Mar del Plata, con el slogan que usaba entonces el gobierno peronista: “Usted paga el pasaje y el gobierno el hospedaje”. Los curadores de la muestra son Micaela Bianco, Nadina Maggi y Julio Neveleff. En las paredes se exhiben textos de Elisa Pastoriza, Isabel Plante, Abel Alexander y Graciela Zuppa. En uno de los textos definen que la muestra “propone recuperar la historia de los argentinos en vacaciones, y seguir la construcción de su identidad mediante la puesta en valor de los aspectos tangibles e intangibles relacionados con la noción de veraneo, desde fines del siglo XIX hasta finales del siglo XX”. El broche de oro está en el tercer piso, donde se exhiben las obras de Castagnino, algunas de las cuales tienen que ver con el tema elegido: “Verano marplatense”, “Hombre en la playa” o “Niños en el agua”, entre otras.

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El humor gráfico de todos los tiempos es uno de los máximos atractivos de la muestra.
Imagen: Ana D’Angelo
 
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