EL PAíS › LA PRESIDENTA INAUGURó EL BUSTO DE RAúL ALFONSíN EN LA ROSADA

Un símbolo de la democracia

“Es cierto que es un homenaje a estos veinticico años de democracia, pero también es un homenaje a usted como persona, porque llegó a Presidente luego de una larga vida de militante y dirigente político”, le dijo CFK.

 Por Sebastian Abrevaya

Militantes radicales, peronistas y socialistas, jueces, religiosos, intelectuales, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo coincidieron ayer en la Casa Rosada para rendirle homenaje al primer presidente de la restauración democrática: Raúl Alfonsín. “Esto es lo que notablemente ha cambiado a partir de 1983; no hubo ni habrá aquí más presidentes de facto”, afirmó Alfonsín, sentado frente a la presidenta Cristina Fernández. Un busto fue descubierto ayer en reconocimiento no sólo a su figura, sino también a los 25 años de democracia que se iniciaron con su gobierno. “Usted es el símbolo del retorno a la democracia”, le dijo la Presidenta. El vicepresidente Julio Cobos había anunciado su presencia, pero finalmente se quedó presidiendo la sesión en el Senado.

El Salón de los Bustos estaba colmado. El gabinete nacional casi en pleno, el ex presidente Néstor Kirchner y varios gobernadores se ubicaron a la izquierda de Alfonsín. A su derecha, su entonces vicepresidente Víctor Martínez, los jueces de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, Enrique Petracchi, Raúl Zaffaroni y Carlos Maqueda, y una gran cantidad de dirigentes radicales. Frente a él, en primera fila se sentó el obispo jubilado Justo Laguna, más atrás la histórica diputada feminista radical Florentina Gómez Miranda y un grupo de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Además, de pie observaba el titular de la CGT, Hugo Moyano, funcionarios de segunda línea y diputados de distintos signos políticos.

“No se sienta en la obligación de tener que dar explicaciones de esta estatua, es cierto que es un homenaje a estos 25 años de democracia, pero también es un homenaje a usted como persona porque llegó a Presidente luego de una larga vida de militante y dirigente político”, le dijo Cristina Fernández. Ricardo Alfonsín admitió que en un primer momento a su padre no le convencía la idea del reconocimiento y que luego cambió de parecer, tras la coincidencia con el cumplimiento de un cuarto de siglo de vida democrática. Así comenzó la Presidenta su discurso, contando el origen del acto que se realizó ayer. La idea se la comunicó hace más de un mes, el día que fue a visitarlo a su casa mientras se recuperaba de un tratamiento médico al que se sometió en los Estados Unidos.

“De todos los honores y privilegios que la vida me ha dado, jamás hubiera imaginado acceder a este que se me concede, el de presenciar la inauguración de un monumento de mi persona. No lo hubiera imaginado, no lo hubiera permitido”, confesó el ex presidente, que fue interrumpido en varias oportunidades por aplausos y el típico cantito de “Alfonsín... Alfonsín...”. Durante su discurso, remarcó la necesidad del diálogo y el consenso, lo que no dejó de sonar como una crítica al kirchnerismo, en su mayoría de cuerpo presente. Habló de la democracia como la vigencia de la libertad y los derechos, pero también de la igualdad de oportunidades y la distribución equitativa de la riqueza. “Es preciso tener la mirada puesta hacia el futuro y no hacia el pasado, porque ello fue una expresión trágica durante décadas”, aconsejó Alfonsín, algo que también sonó a cuestionamiento.

A su turno, la Presidenta recogió el guante y agregó que “en este momento, donde por fortuna podemos estar sólidamente parados, podemos tomarnos el descanso para realmente tener un diálogo nacional profundo y encontrar el camino de unidad nacional y reconstrucción”. Aludió así a la crisis financiera internacional, “en un mundo donde los viejos paradigmas se desploman y amenazan con catástrofes”.

Entre tantos políticos de primera línea se destacó la ausencia de Julio Cobos, quien no abandonó su sillón de presidente del Senado durante el debate de la ley de movilidad jubilatoria. Durante la sesión, el senador radical Gerardo Morales solicitó un cuarto intermedio para participar del acto, pero la petición fue rechazada por el jefe de la bancada oficialista, Miguel Angel Pichetto. “No me parece –dijo–, estamos en medio de un debate muy importante.” Aunque no fue sólo el kirchnerismo quien rechazó el pedido radical. Adolfo Rodríguez Saá también consideró que era mejor terminar pronto con la votación. Por ese motivo, entonces, tanto Morales como su compañero de banca Ernesto Sanz y el vicepresidente continuaron en el recinto.

Entre las palabras emotivas hubo lugar para un giro humorístico. La Presidenta recordó el momento en que se realizaron las elecciones del regreso democrático. “Aquel 30 de octubre de 1983, recuerdo que a mí se me caían las lágrimas”, relató. Lo que luego aclaró fue que no lloraba de alegría sino de tristeza por la derrota del peronismo en manos de la UCR.

“Pero debo decirle –agregó Cristina Fernández– que ese 10 de diciembre cuando les habló a los argentinos, desde el Cabildo, les habló a todos los argentinos, a mí también.”

Entre los trescientos invitados que llegaron a la Rosada para saludar a Alfonsín estuvieron los integrantes del tribunal que juzgó a las juntas militares, León Arslanian, Guillermo Ledesma, Andrés D’Alessio; el fiscal Julio César Strassera; los dirigentes radicales Enrique “Coti” Nosiglia, Federico Storani, Carlos Becerra, Leopoldo Moreau, Jesús Rodríguez, Adalberto Rodríguez Giavarini, Aníbal Ibarra y Graciela Fernández Meijide.

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Después del ’83, “no hubo ni habrá aquí más presidentes de facto”, dijo Raúl Alfonsín.
Imagen: AFP
 
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