EL PAíS › EN EL KIRCHNERISMO DAN POR HECHO QUE NESTOR KIRCHNER SERA CANDIDATO EN LA PROVINCIA

Una Kandidatura que es número puesto

Los allegados al ex presidente conjeturan que su lanzamiento será durante la primera semana de abril. Anticipan que se concentrará en el conurbano y que Daniel Scioli cargará con el peso de la campaña en el interior bonaerense.

 Por Daniel Miguez

Una vez que el Congreso apruebe la ley para anticipar las elecciones al 28 de junio, Néstor Kirchner estará en condiciones de lanzarse como candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. A esta altura no hay ningún kirchnerista que ponga en duda que el jefe del PJ será quien encabece la lista oficialista y hasta algunos de los más cercanos a él conjeturan plazos. “Si el Senado aprueba la ley el 26 de marzo, Néstor se estaría lanzando la primera semana de abril”, le dijo una alta fuente a Página/12.

Los dirigentes del peronismo bonaerense lo dicen en público o en privado, muestran y cotejan encuestas y la radiografía actual de esos sondeos les da que Kirchner gana hoy con holgura en la provincia de Buenos Aires. Es más: todos ellos exhiben como coincidencia una ajustada derrota de Kirchner en las ciudades del interior de la provincia, donde el conflicto de las cámaras agropecuarias produjo su efecto, y una diferencia lo suficientemente grande en el Gran Buenos Aires como para promediar un buen triunfo en el total provincial.

Su posible candidatura fue la pregunta obligada de todos los interlocutores que pasaron por la residencia de Olivos en los últimos meses y siempre recibieron de Kirchner la misma respuesta: “Sólo si es necesario”.

Parece que concluyó en que existe esa necesidad porque una buena ventaja en territorio bonaerense sin duda incidirá en el total del país, teniendo en cuenta que el oficialismo prevé caídas en la Capital Federal y Córdoba, aunque, en ambos casos, en los últimos días le renació la esperanza de que sean amortiguadas (ver aparte). También el kirchnerismo enfrenta un panorama electoral muy complicado en Mendoza y una situación de pocas certezas en Santa Fe, que comenzará a aclararse cuando Carlos Reutemann defina si será candidato –lo que todos dan por hecho– y, en ese caso, si incluye kirchneristas o no en sus listas.

Si para Kirchner no hubiese sido necesario poner su nombre al tope de lista, el elegido era el jefe de Gabinete, Sergio Massa, quien mejor medía en las encuestas bonaerenses después del ex presidente. Ahora todo parece indicar que Massa será el segundo en la lista. Para el tercer casillero, reservado a una mujer, tiene casi todos los números comprados la ministra de Salud, Graciela Ocaña, según coincidieron en sus pronósticos altas fuentes del Gobierno consultadas por Página/12. Todos también le auguran un lugar importante en la lista a José Scioli, hermano del gobernador Daniel Scioli. Incluso algunos de ellos –los menos– lo ven en el segundo lugar, de modo que la boleta sea encabezada por los apellidos Kirchner-Scioli, como en la presidencial del 2003.

La incógnita es si en ese caso Massa y Ocaña dejarán sus puestos en el gabinete. Para algunos no es una posibilidad descabellada ni mucho menos, teniendo en cuenta los rumores debidamente desmentidos que corrieron sobre el alejamiento de la ministra y el bajo perfil del jefe de Gabinete en los últimos tiempos. Y hasta arriesgan nombres de hipotéticos reemplazantes. Para otros, en cambio, eso es hacer azarosas predicciones para un tiempo aún lejano.

El paso previo a la largada de la carrera electoral es la sanción de la ley para anticipar las elecciones. El plan del oficialismo es que mañana ingrese el proyecto en Diputados y que sea aprobado el miércoles, para que pase de inmediato al Senado, donde lo votarían el jueves 26. En ambos casos, son necesarios la mitad más uno de los legisladores para obtener quórum y la mayoría absoluta (129 votos en Diputados y 37 en el Senado) para aprobar la ley. Si todo sale como planean en la Rosada, el sábado 28 la presidenta Cristina Fernández de Kirchner estaría convocando formalmente a los comicios.

Con el adelantamiento de las elecciones, se acortaron los tiempos de armado político para la oposición (en especial para la Coalición Cívica y la UCR y para Felipe Solá, que en ese sentido está en desventaja frente a Francisco de Narváez), pero también para el kirchnerismo. Por eso una de las tareas más urgentes para el oficialismo será la de contención de peronistas de segunda línea que amenazan con pegar el salto hacia el sector disidente si no obtienen lugares en las listas o promesas convincentes. También habrá una estrategia de blindar a intendentes propios para que no apelen a la vieja estrategia de poner huevos en distintas canastas preventivamente, es decir impedir que acuerden con el peronismo disidente y ubicar también concejales en sus listas a cambio de una campaña de poco esfuerzo proselitista.

Según pudo averiguar este diario, todavía no hay una estrategia de campaña totalmente definida para la provincia de Buenos Aires, pero sí se esbozan algunas ideas centrales. Una de ellas es que el gobernador Scioli sea quien lleve el peso de la campaña en el interior de la provincia y que Kirchner explote su mayor fuerte, que es la adhesión que tiene en el conurbano.

En cuanto a lo discursivo, Kirchner pareciera estar dándole vueltas a una idea que de a ratos abandona y de a ratos retoma, como lo hizo el viernes tras el anuncio de anticipo de las elecciones de la Presidenta: la de afirmar que es necesario asegurar la gobernabilidad con el voto. Lo que sucede es que más de uno se lo desaconseja, ya sea explícitamente, ya sea con su silencio.

En cambio, sí es seguro que el oficialismo buscará explicar lo más claramente posible lo que el Gobierno hizo para que la crisis internacional no haya golpeado con furia a la Argentina y mostrarse como el garante que puede evitar un fuerte impacto cuando avance el año y sus secuelas se agudicen, según los pronósticos más negros.

Todo esto bajo una certeza mayor: el maratón electoral pasó a ser una carrera de cien metros llanos, por lo que habrá menos margen para el error y la obligación de afinar los reflejos para eventuales cambios sobre la marcha.

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Néstor Kirchner apuesta a su figura para sacar una buena ventaja en la provincia de Buenos Aires.
Imagen: Martín Acosta
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