EL PAíS › VICENTE MASSOT, QUE REIVINDICó LA TORTURA, DIO UNA CHARLA EN EL CENTRO NAVAL

Resulta que hay dinosaurios vivos

Con la excusa del Bicentenario, los marinos invitaron al ex viceministro de Defensa de Menem para disertar sobre historia argentina. El empresario aprovechó la ocasión para pedir que se vote una alternativa al oficialismo.

 Por Nora Veiras

En los coquetos salones del segundo piso del Centro Naval estaba todo preparado para la ocasión. Una abrumadora mayoría de marinos retirados, esposas de represores y una nada desdeñable representación de oficiales en actividad se fueron ubicando para compartir la cena. A los postres se cumplió el objetivo del encuentro: el ex viceministro de Defensa de Carlos Menem, el empresario Vicente Massot, tituló su charla “A doscientos años de la Revolución de Mayo”. La tentación era irresistible y el embalaje académico cedió ante el deseo: instó al auditorio para que el próximo 28 de junio se vote para terminar con el kirchnerismo. El presidente del Centro Naval, el contraalmirante retirado Carlos Frash, le agradeció a la Armada el apoyo brindado para el ciclo de conferencias. En los corrillos comentaban que la fuerza patrocinó la charla con el hombre que tuvo que renunciar al gabinete menemista por haber reivindicado la tortura.

En el salón Almirante Brown, los comensales terminaron de degustar un lomo con soufflé de verduras y con la llegada del helado empezaron los cuarenta minutos de exposición de Massot. El almirante Basilio Pertiné, cuñado de Fernando de la Rúa y cuestionado constructor del nuevo polo educativo de la Armada en Vicente López, estuvo entre los contertulios junto a varios oficiales en actividad que cumplen funciones en la Secretaría General Naval, a algunos de los procesados por el espionaje en la Base de Trelew y a las Pando’s girls. Cecilia Pando no apareció, pero envió una delegación de mujeres de represores presos en Marcos Paz. La esposa del mayor Rafael Mercado volvió a activar la semana pasada sus reclamos “por los derechos de los presos políticos”, cuando se entrevistó con el ex presidente Eduardo Duhalde en un local de San Cristóbal que ahora recluta a gente de Daniel “Chicho” Basile y a ex carapintadas del Modin.

Massot, uno de los propietarios del diario La Nueva Provincia, de Bahía Blanca, combina su actividad periodística con la de activo charlista. A mediados de febrero, en su territorio disertó en una jornada organizada por la Sociedad Rural (SR) para formar a los cuadros políticos de la organización con vistas a las elecciones. El titular de la SR local, Juan Roberto González, había arengado días antes: “¡Estamos en democracia gracias a las Fuerzas Armadas que eliminaron a la subversión!”.

Egresado de la Universidad Católica como politólogo y posgraduado en el ultraliberal CEMA, Massot es consecuente: en los ’70 fue editor de la revista Cabildo y colaborador de Verbo, la publicación que difundió los textos de los capellanes franceses de la guerra de Argelia que justificaban la tortura y la ejecución de prisioneros. Durante la dictadura era uno de los visitantes a los jefes de la Esma.

Anteanoche en el Centro Naval aclaró que no reivindicaba la dictadura, al tiempo que elogiaba el modelo chileno, que supo respetar el andamiaje armado por Augusto Pinochet. Repitió que no se puede culpar a las Fuerzas Armadas por lo que pasa en el país y les advirtió a los comensales que tienen que darse cuenta de que son la última prioridad.

Sensible al boato del salón del edificio de Córdoba y Florida, Ma-ssot buscó la empatía de los más de ciento cincuenta comensales al comentarles que ese lugar era símbolo de una Argentina que ya no es. La excusa del Bicentenario le fue funcional para criticar al Gobierno por el espíritu revanchista, de enfrentamiento entre los argentinos, y concluir que las elecciones del 28 de junio son la oportunidad para votar por una alternativa.

“Estaba infectado de dinosaurios, pero queda claro que ahora aceptan que el voto es la única manera de buscar otra cosa. Hay que ser positivo”, ironizó un oficial curtido en las charlas destinadas a “formar conciencia”.

El Centro Naval es un club social al que los marinos deben pertenecer: la institución asocia compulsivamente a los oficiales. En el marco de las actividades de la Liga de Clubes Centenarios se está realizando el ciclo de conferencias en homenaje al Bicentenario de la Revolución de Mayo. Massot fue el elegido para exponer ante los marinos, un universo al que conoce como pocos: Bahía Blanca es históricamente uno de los polos de formación naval y La Nueva Provincia, el órgano de difusión de sus principios más recalcitrantes.

Pasadas las 23, Massot terminó reconfortado: el auditorio lo aplaudió de pie. Todos habían pagado 45 pesos por cubierto y el menú también los había dejado satisfechos. La duda que empezó a correr fue si el voltaje político terminaría justificando alguna reprimenda teniendo en cuenta el carácter prescindente que debe mantener la institución.

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Massot se quejó del “revanchismo” del Gobierno ante marinos retirados y en actividad.
Imagen: Pablo Piovano
 
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