EL PAíS › EL GOBERNADOR DE RIO NEGRO, ALBERTO WERETILNECK, SOSTIENE QUE OMAR GOYE DEBE RENUNCIAR

“Tiene que tener un acto de sentido común”

Dice que el intendente suspendido fue “rehén de una acción extorsiva” de las cooperativas que protagonizaron los saqueos y que permitió “que lleven adelante acciones ilegales, avalándolas y apañándolas”.

 Por Sebastian Abrevaya

La provincia de Río Negro abrió y cerró el 2012 con dos noticias de impacto nacional: el asesinato del gobernador Carlos Soria los primeros días de enero y los saqueos organizados los últimos días de diciembre. Lejos de tranquilizarse, esta semana volvió a protagonizar la agenda política nacional con la suspensión del intendente de Bariloche, Omar Goye, quien deberá someterse a un referéndum popular para definir su continuidad en el cargo. Con cierta amargura porque –dice– estas situaciones empañaron los “logros” alcanzados, el gobernador Alberto Weretilneck le reclamó a Goye que “tenga un acto de sentido común” y renuncie al cargo para que el municipio tenga un nuevo gobierno. “Aspiro a que su familia y sus amigos lo ayuden a reflexionar, recapacite y se dé cuenta de que su gobierno terminó y que no tiene ninguna capacidad de reconstruirlo”, aseguró Weretilneck en diálogo con Página/12.

–Ultimamente, los inicios y los finales de año vienen muy convulsionados para la provincia, ¿no?

–En realidad, la bronca que a uno le queda es que la provincia había tenido un año con muchos logros. No sólo nos repusimos personal y políticamente de la pérdida de Carlos Soria, sino que el año anterior el radicalismo había dejado 260 millones de déficit y este año terminamos con un superávit de más de 120 millones. A lo largo del año no tuvimos conflictos sociales o gremiales. Empezamos las clases como correspondía y cumplimos con los 190 días de clase. Resolvimos un tema siempre problemático que era el del complejo frutícola. Hasta junio tuvimos que pedirle asistencia al gobierno nacional para pagar salarios, pero después no tuvimos que recurrir más a la Presidenta. Tuvimos un plan de obras públicas de prácticamente 600 millones de pesos. El año había sido muy bueno teniendo en cuenta que veníamos de una provincia quebrada estructuralmente y con Bariloche fuera del sistema de turismo por el volcán. A eso le sumábamos la desaparición de Soria. Sin embargo, salimos adelante. Terminar como terminamos nos deja un sabor amargo, pero fue un hecho muy puntual con responsables muy claramente establecidos. Con lo cual ahora ya estamos de vuelta con la marcha que la provincia estaba necesitando.

–¿No es como dijo Goye, que “la guerra recién comienza”?

–Bueno, creo que el intendente tiene que tener un acto de sentido común. Es muy difícil pedir un acto de sentido común, pero lo tiene que tener. Hace 15 días se lo habíamos manifestado con el senador Pichetto, desde la experiencia política y lo que significa una ciudad como San Carlos de Bariloche. Si de once concejales, diez dicen que se tiene que ir; si no tuvo ni una muestra de respaldo popular, no ha habido ni una institución que haya dicho pública o privadamente que tiene que continuar; si no tiene relación con el gobierno provincial y el gobierno nacional, ¿cuál es el sentido de querer seguir gobernando? Aspiro a que su familia y sus amigos lo ayuden a reflexionar, recapacite y se dé cuenta que su gobierno terminó y que no tiene ninguna capacidad de reconstruirlo.

–Luego de reunirse con ustedes, Goye dijo que era un “golpe institucional”...

–Lo que se hizo fue hablar con él desde lo personal para transmitirle lo que pensábamos que tenía que hacer. Por un lado, el presidente del Partido Justicialista y representante del gobierno nacional en la provincia, por el otro el gobernador de la provincia. En esa reunión nos pide unas semanas para reflexionar y no pasan más de tres horas en las que habla de golpe institucional y esas cosas. Esto enseña que los grandes multimedios no pueden reemplazar al pueblo. El error del intendente fue pensar que Clarín lo podía llegar a sostener.

–Aunque después lo relativizó, Goye atribuyó su remoción a un pedido de la presidenta Cristina Fernández. ¿Qué fue lo que conversaron con ella cuando se reunieron junto a Pichetto en Buenos Aires?

–Nosotros conversamos sobre lo que había sucedido, cuál era nuestra opinión de los hechos. Ella tenía muchísima información, pero nos preguntó nuestro punto de vista. En ningún momento nos dio instrucciones respecto de Goye y no planteó el tema como lo quisieron hacer aparecer los diarios Clarín y La Nación.

–Goye también dijo que la Presidenta le aconsejó que apoyara a las cooperativas de trabajo...

–A ver, él nunca habló eso con la Presidenta. Pero de todos modos, hay maneras y maneras de generar empleo, trabajar por la inclusión, mejorar las condiciones de capacitación de los jóvenes. Ser rehén de una acción extorsiva como la de la cooperativa Primero de Mayo y 17 de Julio es otra cosa. Permitir que lleven adelante acciones ilegales, avalándolas y apañándolas es otra cosa. No hay que confundir el concepto de la inclusión social con ser rehén o socio de acciones ilegales.

–¿Si era rehén por qué no pidió ayuda a los gobiernos nacional y provincial?

–Creo que no quiso ni pudo resolver su relación con la Primera de Mayo y con (Sandro) Bonefoi a lo largo del año. El municipio había trabajado durante todo el año con las dos cooperativas. Bonefoi estaba adentro de Desarrollo Social y repartía subsidios. Y la Primero de Mayo recibió 600 mil pesos. Desde que él asume como intendente había un vínculo cotidiano. Cuando él le pide la renuncia a su primer equipo de Desarrollo Social hay un quiebre. Cambia una política social profesional y estructural y cae en manos de un esquema punteril barato.

–¿Por qué cree que se produce ese cambio?

–Creo que es una cuestión de enfoque personal, que de esa manera le era más fácil gobernar.

–Ayer, Goye desligó a la Presidenta, pero acusó al peronismo.

–El nunca había tenido participación partidaria importante, era su primer cargo público. No era un hombre con estructura ni trayectoria. Pero todas las excusas que él fue poniendo a lo largo del tiempo no las pudo sostener. Termina en esta situación después de un año de un pésimo gobierno. Si hubiese transformado estructuralmente el municipio, construido obra pública y prestado servicios, el respaldo hoy sería distinto. Tenía un gabinete de espaldas al peronismo y al Frente para la Victoria, de sus propios concejales. El saqueo fue un hecho puntual. Cuando los concejales mandan la revocatoria, el saqueo es un elemento más dentro del proceso. Tanto los concejales como nosotros pensamos en los tres años que venían. Uno se imaginaba a Bariloche gobernada por esta persona los próximos tres años y ahí nos terminamos de convencer de que no podía seguir.

–¿Cómo sigue el proceso de revocatoria?

–Tiene un derecho a defensa por 10 días. Después hay 30 días para efectuar la campaña de recolección de firmas, que tiene que ser el 10 por ciento del padrón. Una vez que se reúnen se convoca al referéndum. Y después del resultado se convoca a elecciones. El que resuelve es el pueblo. Si quiere que se vaya se va, si no se queda. El pueblo pone, el pueblo saca.

–¿A qué candidato va a apoyar en caso de que renuncie o sea removido?

–El candidato va a ser un candidato de la unidad. Necesitamos a un intendente con un respaldo popular muy fuerte porque se necesita un líder fuerte. Por supuesto que lo vamos a consultar con todos los sectores del FpV de Bariloche, con el senador Pichetto, con el resto de los intendentes y con el gobierno nacional. Pero primero tenemos que terminar con el período Goye.

–La cooperativa cortó ayer la ruta reclamando que se liberen los detenidos, ¿qué va a pasar con ellos?

–Eso es un tema de la Justicia y no del Ejecutivo. Se caratularon las acciones de una manera que no es excarcelable y tendrá que seguirse la investigación.

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Alberto Weretilneck asumió la gobernación de Río Negro tras la muerte de Carlos Soria.
 
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