EL PAíS › OPINION

Lo que dijeron y lo que no dicen los medios, paso a paso

 Por Mempo Giardinelli

Después de las PASO pareciera que lo único memorable fue el torneo declarativo que se desencadenó esta semana en los medios. Como si la consigna hubiese sido que nadie pudiese valorar serenamente la voluntad popular, el periodismo tendencioso y falaz de los grandes diarios y la telebasura se encargaron de sobreimprimir sus deseos sobre lo que verdaderamente expresó, simple y admirablemente, la sociedad.

Así, azuzada por tanto macaneo serial, la misma sociedad que votó honestamente según su parecer, tuvo que leer titulares sobrados de exageraciones, chicanas, negaciones y estupideces.

Si acaso un marciano hubiese aterrizado en el centro porteño esta semana, habría leído en los diarios colgados de los kioscos titulares como éstos: “Les dimos una paliza bárbara” (Pino Solanas); “Lo que sacamos es sólo un piso. Seguimos siendo la mayor fuerza electoral del país” (dirigentes del FPV); “Ganamos nosotros, porque sumando los votos le ganamos al Pro que salió segundo” (Dirigentes de Unen); “No es verdad que no ganamos. Somos los primeros en la CABA” (dirigentes del PRO porteño); “Aunque haya salido cuarto, no me bajo. Soy candidato en octubre” (Francisco de Narváez); “Me importa un carajo lo que sacaron los otros” (Aníbal Fernández); “Con Massa hablaremos después de octubre. No podemos comernos el almuerzo en la cena” (Hugo Moyano); “Que Massa niegue el acuerdo con Macri es egoísta y tonto” (Miguel Del Sel); “Cristina está atravesando un proceso de desequilibrio” (ex senadora Chiche Duhalde).

Con múltiples respuestas y retruques, la confusión se impuso. Y la verdad es que así lograron tapar algunas conclusiones elementales. Que son sencillas y están a la vista y sólo habrían requerido buena leche para analizarlas. Por ejemplo éstas:

1 Que el gobierno nacional ha recibido un serio llamado de atención. Ha disminuido su caudal, y el hecho de que en estas PASO no se votaron cargos directamente no quita que el alrededor del 30 por ciento obtenido es muy pobre para un gobierno que fue reelegido con el 54 por ciento hace dos años. Y aunque es verdad que ese 30 por ciento lo constituye en el partido o frente más votado de la Argentina, eso en sí no determina nada.

2 Que el ultrapromocionado “fenómeno Massa” obtuvo ni más ni menos que lo que preveían las encuestas: un tercio de los votos de la provincia de Buenos Aires. Que no está nada mal, pero no supera lo que es habitual en quien alcanza el primer puesto electoral en esa provincia, donde ya De Narváez obtuvo similar cantidad de votos en 2009 y aquí estamos.

3 Que la mejor elección parece haberla hecho el radicalismo, que no sólo obtuvo victorias importantes (en Santa Fe, en alianza con el socialismo; en la Ciudad de Buenos Aires con el frente Unen; y otros buenos resultados en media docena de provincias) sino que además esto puede leerse como que la sociedad quiso darles la oportunidad de redefinir y fortalecer el perfil histórico de la vieja UCR.

4 Que el FAP y Hermes Binner siguen siendo una gran esperanza santafesina, pero con poca o casi nula perspectiva de convertirse en fuerza nacional de recambio.

5 Que el PRO ratificó su primacía en la Capital, así como obtuvo un significativo caudal de votos en Santa Fe y en Córdoba, pero sigue siendo notable su ausencia electoral en el resto del país.

6 Que la izquierda, siendo marginal, refrendó la tendencia de los últimos años a crecer moderadamente su caudal. Esto se vio sobre todo en la CABA y en Mendoza, aunque no es seguro que obtengan alta representación en el Congreso después de octubre.

7 Que a la vista de estos resultados es posible que asistamos a reacomodamientos entre intendentes bonaerenses, a gelatinosos cambios en el PJ que siempre se mueve por derecha y a otros fuegos artificiales.

8 Que en las elecciones de octubre, que son las que sí cuentan, no cabría esperar grandes modificaciones en la composición política del Congreso. Lo que hace muy dudoso que octubre sea, como algunos esperan, la plataforma de despegue de algún futuro presidenciable en 2015.

Y es que 2015 está lejos todavía, y los apellidos barajables siguen siendo los mismos que podían mencionarse la semana pasada: Scioli, Binner, Macri, De la Sota. Pueden sumarse, claro, otros apellidos: ahora Massa pero también Urribarri, Moyano, Alfonsín, Capitanich y acaso alguna mujer, hoy inesperada, proveniente del kirchnerismo. Y repitentes como Lavagna, Altamira, Carrió o algún siempre infaltable Rodríguez Saá. E incluso, aunque la misma Presidenta ha desautorizado la re-re, lo que en opinión de esta columna fue un acierto, no habría que descartar a nadie. A nadie.

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