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Kirchner trabajará para nacionalizar el ballottage

En silencio, el Gobierno sintió el impacto del resultado desfavorable. Pero prometió vencer en segunda vuelta con el desafiante “K vs. Macri”.

 Por Diego Schurman

Cuando comenzaba a caer la noche, Néstor Kirchner se llamó a silencio y ordenó lo propio a todos sus ministros. Ese único dato resultaba suficiente para pintar el clima que reinaba en la Casa Rosada. El Presidente había jugado con cuerpo y alma a favor de Aníbal Ibarra, y el resultado sencillamente no terminó siendo el que se esperaba. Anoche, al cierre de esta edición, en la residencia de Olivos analizó los pasos a seguir con integrantes del gabinete. Por lo pronto, había una firme decisión de nacionalizar aún más la campaña. “No será Ibarra vs. Macri sino una enorme letra K contra Macri”, aseguraron en su entorno.
Kirchner analizó los números de la elección porteña junto a Alberto Fernández. En la cena no hubo pescado, pero ambos tenían atravesada una espina. Meses atrás, el jefe de Gabinete fue el primer funcionario que blanqueó el juego del Gobierno. Después, el Presidente y su mujer, la senadora Cristina Fernández, hicieron lo propio.
“No estamos ni para festejar, pero mucho menos para llorar. Este resultado estaba dentro de los cálculos. Y lo podemos dar vuelta”, señalaron a este diario en Olivos.
Los primeros resultados computados fueron contundentes. Lo suficiente como para modificar la agenda de Fernández, quien tenía planeado darse una vuelta por el Hotel Hilton, según informó Héctor Capacciolli, su hombre en la lista de diputados de Fuerza Porteña.
Fernández también desistió de participar de algunos programas de televisión. Prefirió el resguardo del silencio y los contactos telefónicos con el ibarrismo.
¿Cómo explicar que, con el respaldo de todo el Gobierno, en el que la imagen positiva de Néstor Kirch-ner alcanza el 90 por ciento, Ibarra no haya podido doblegar a Mauricio Macri? Fernández encontró la forma. Pero no Alberto sino Aníbal, el ministro del Interior.
“Ibarra tenía el 15 por ciento de las adhesiones, y después del apoyo del Gobierno llegó al 34”, dijo Fernández. “Lo que hay que hacer ahora es profundizar el respaldo”, avanzó desde el Correo Argentino, desde donde mantuvo permanentes contactos con Ibarra.
Las muestras a favor del jefe de Gobierno porteño fueron sucesivas. Kirchner no sólo se fotografió con Ibarra, sino que además le allanó el camino para aspirar a su reelección, al sacar del ruedo a Gustavo Beliz y Rafael Bielsa, quienes de aspirantes al máximo sillón de la ciudad pasaron a convertirse en ministros de Justicia y Seguridad y de Relaciones Exteriores.
En su conferencia de prensa, Macri aludió a la “autonomía” de la Ciudad de Buenos Aires. Y no hubo quien no leyera un tiro por elevación al Gobierno, amén de su compromiso de trabajar mancomunadamente en caso de ser el ganador en el ballottage.
–En segunda vuelta vamos a arrollar a Macri –fue la respuesta que, con una pizca de bronca y otra de convicción, se escuchó desde la residencia presidencial.
El Gobierno necesita el triunfo de la Capital como parte de su armado político a lo largo y ancho del país. Kirchner dijo que no es un hombre de medias tintas y por eso participa activamente en campañas a favor de sus candidatos. Como parte de esa estrategia viajará hoy a Misiones para respaldar la reelección de Carlos Rovira. Expresó, además, su deseo de que Felipe Solá revalide el título de gobernador en la provincia de Buenos Aires.
Para Fernández, lo ocurrido ayer no era de preocupar. Y lo expresó con un viejo refrán: “El que ríe último ríe mejor”.

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El ministro del Interior, Aníbal Fernández, fue la voz del Gobierno en la agria jornada.
El funcionario dijo que el Gobierno profundizará el apoyo a Ibarra para la segunda vuelta.
 
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