EL PAíS › ENTREVISTA AL SECRETARIO GENERAL DE LA BANCARIA, SERGIO PALAZZO

“Este gobierno sólo nos ha perjudicado”

El líder de los bancarios advierte que Macri incumplió su promesa de derogar Ganancias y que los 47 despidos en el Central fueron sin causa. A días de empezar a discutir salarios, avisa que no cerrará trato mientras sus afiliados no vuelvan a trabajar.

 Por Laura Vales

“A las paritarias las discutimos en la medida en que nos reincorporen a los trabajadores”, advierte Sergio Palazzo, en el noveno piso del edificio de La Bancaria, ubicado en el centro de la city porteña. Cabeza de uno de los gremios con más altos salarios –el promedio de la actividad está entre los 30 y 40 mil pesos–, en el que PRO tuvo una política de despidos selectivos en la banca oficial, a este dirigente de extracción radical, pero no aliado de Cambiemos, le tocó ser el primero en probar el Protocolo de Seguridad de Patricia Bullrich. El martes pasado, la policía reprimió con palos, gas pimienta y balas de goma a una manifestación de bancarios que intentaron llegar al Congreso –en el mismo momento en que el presidente Mauricio Macri inauguraba las sesiones legislativas– para reclamar por 47 cesanteados del BCRA. La Bancaria está a días de iniciar la discusión salarial de 2016, en lo que será una de las primeras del sector privado; pero sostiene que no cerrará trato mientras sus afiliados no vuelvan a trabajar.

–¿Cómo se desencadenó la represión a la marcha?

–Habíamos tenido conversaciones previas con (Gerardo) Milman, el secretario de Seguridad Interior, que el día anterior nos consultó qué íbamos a hacer porque el Presidente hablaba ante la Asamblea Legislativa. Se lo adelantamos; él nos pidió que entráramos por la calle Rivadavia hasta el cine Gaumont, donde teníamos previsto hacer el acto. Pensamos que no iba a haber inconvenientes; es más: esa mañana, yo volví a hablar personalmente con él y hasta acordamos los horarios en que íbamos a entrar con la movilización. Pero cuando llegamos nos encontramos con que habían cerrado la calle, y la policía nos prohibió el ingreso al Congreso... no nos pusimos de acuerdo, quisimos pasar y empezó la represión: amenazas con las escopetas, “no avancen, les vamos a tirar”, insultos... Nos tiraron con gas pimienta a los ojos y la boca, golpes con palos y balas de goma.

–¿Intervino un juez?

–Ninguno, ni hubo llamados de ningún funcionario de gobierno.

–¿Habrá tenido que ver que la marcha tenía más gente que la que estaba en la plaza en respaldo al Presidente?

–Bueno, nosotros éramos muchos más... éramos entre 4 y 5 mil bancarios, un número importante, sin duda muchos más que los que había convocado el Presidente.

–¿Por qué decidieron ir al Congreso el día en que Macri inauguraba las sesiones?

–Por varias cosas: vemos que hay una especie de negación de los problemas de la Argentina y de las políticas que se está impulsado el Gobierno. Si te planteás una estrategia para visibilizar el conflicto, los grandes medios concentrados no te dan la posibilidad de contar qué te pasa. Esta era la posibilidad de hacerlo, porque iba a ir al Congreso el Presidente... Nosotros llevamos como primer punto del reclamo la reincorporación de los 47 despedidos del BCRA, y un reclamo de garantías porque si el Citibank se va de la Argentina, tenemos en riesgo 2 mil puestos de trabajo. También por paritarias libres. Y elegimos el Congreso, además, porque los legisladores tienen que tratar el Impuesto a las Ganancias. Hubo un compromiso electoral que el Presidente no cumplió, que era derogar el impuesto... y no sólo él, también lo prometió el Frente Renovador. Así que fuimos a reclamar que cumplan con sus promesas electorales. Nosotros entendemos que al Congreso pueden ir los que quieran aplaudirlo a Macri y también tenemos el mismo derecho en ir a protestar los que no estamos de acuerdo. Bueno, lo que se impidió fue la protesta.

–La policía, además, intentó llevarse detenidos...

–Me sorprendió la violencia contenida que tenían... durante diez años no habían podido reprimir y de golpe no sólo están habilitados a reprimir, sino que tienen a una ministra de Seguridad, como (Patricia) Bullrich, que incita a la represión. Porque cuando, por ejemplo, balean a un chiquito de una murga y ella se saca una foto con los gendarmes que lo balearon, se sienten protegidos.

–¿No les conforma la modificación de Ganancias anunciada?

–Con la modificación, el trabajador bancario que tributaba Ganancias tiene un alivio temporal, sólo hasta los aumentos de este año. Y al mismo tiempo se van a incorporar a pagar Ganancias 20 mil bancarios más, por la derogación del decreto 1242/2013. Hay que tener en cuenta que el piso de ganancias pasa a 18.800 pesos, y el salario promedio nuestro está entre los 30 y 40 mil.

–¿Cómo está la negociación por los despidos?

–Trabada, porque el presidente del Banco Central dice que los despidos están en el marco de sus facultades. Nosotros decimos que son despidos sin causa y que tienen que reincorporarlos, porque esos compañeros marcaban su tarjeta, tenían funciones específicas, no tenían objeciones por parte de la jefatura. Además, los despidos apuntaron a desactivar mecanismos de control y a disciplinar a los trabajadores que quedan. Por ejemplo, desarticularon un área de derechos humanos que era la encargada de abrir los archivos para determinar los delitos económicos durante la dictadura. Otro sector que golpearon con despidos fue el de los compañeros que hacían las inspecciones en las cuevas financieras donde se compraban y vendían dólares ilegalmente.

–¿Por qué cree que esto busca disciplinar?

–Porque los funcionarios que quedan en el Banco Central tienen que hacer informes muy delicados sobre los banqueros y los bancos. ¿Quién se va a animar a hacer un informe desfavorable a un banquero amigo del poder a partir de ahora, si sabe que lo pueden echar sin causa?

–Mientras a ustedes los corría la policía, Hugo Moyano estaba dentro del Congreso, asistiendo al discurso de Macri. ¿Cómo ve la cercanía de la CGT al gobierno?

–Creo que, independientemente del protocolo de la invitación que le hacen todos los presidentes, desde lo político no debería tener un acercamiento tan profundo con Macri: hasta ahora este gobierno sólo nos ha perjudicado. Nos perjudicó en el poder adquisitivo, porque hay inflación, hay más trabajadores que pagan Ganancias, y al mismo tiempo claramente decidió que las grandes cerealeras y los grandes grupos económicos concentrados no paguen. Los grupos concentrados se están beneficiando en detrimento de los trabajadores. Entonces el sector gremial, y particularmente la CGT, no debería estar tan cercano a Macri.

–¿Tienen aliados en el ámbito gremial en esta postura?

–Estamos trabajando con un grupo de sindicatos, la mayoría nucleados en el MASA (Movimiento de Acción Sindical). Nosotros creemos que el movimiento obrero tiene que discutir políticas y tener unidad con contenido cuando llegue la unidad de la CGT, para que no sea un amontonamiento de dirigentes para quedar bien con el gobierno, sea cual fuere el gobierno. Tiene que ser una CGT con un programa y con contenido. En eso estamos trabajando con otros sindicatos.

–¿Cree que pueden llegar a tener peso dentro de la CGT?

–Somos minoritarios, sin duda, pero en la medida en que sigamos impulsando la discusión política creo cada vez vamos a ser más: la realidad va a ir llevando a que los sindicatos nos agrupemos para enfrentar las políticas que se vienen, independientemente de que quien conduzca esté más cerca o más lejos de Macri. También creo que, si bien Moyano tuvo al principio una actitud favorable o un poco condescendiente con Macri, no está pensando lo mismo hoy. Yo lo he escuchado en estas dos o tres semanas compararlo con Menem, cuando decía que si avisaba lo que iba a hacer no lo votaba nadie. Comparar a Macri con Menem es un giro en el discurso importante...

–¿Cómo piensa el rol de esa CGT opositora que plantea?

–Con un perfil parecido al del MTA durante el gobierno de Menem, que resista las políticas económicas que tienden claramente a favorecer a los sectores empresarios y concentrados en detrimento de los trabajadores. Los sindicatos tienen que tener en claro cuál es su proyecto político. El gobierno anterior, acertadamente, hizo hablar de política a todos los argentinos. Nosotros tenemos que instalar la necesidad de que los gremios discutan también cuál es su proyecto político. Lo sabemos por experiencia: en los 90 los dirigentes que eludieron hacerlo y se arrimaron a (Carlos) Menem, porque le fueron funcionales o porque pensaban que así tendrían más fortaleza para negociar, en lugar de discutir cuestiones sindicales terminaron discutiendo para que les habilitaran una AFJP.

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Palazzo se diferenció de Moyano y afirmó que el sindicalismo no debería estar tan cerca de Macri.
 
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