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Un debate necesario que Baseotto logró instalar

Seguramente no fue su objetivo, pero el obispo castrense contribuyó con su desmesura a que se profundice el debate sobre la despenalización del aborto. Ayer se sumó la opinión del jefe de Gabinete.

 Por Mariana Carbajal

Los impulsores de la despenalización del aborto deberían estar agradecidos a monseñor Antonio Baseotto. Fueron sus palabras atacando al ministro de Salud, Ginés González García, las que finalmente instalaron el tema como hacía tiempo no ocurría. Ayer, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, reconoció que el debate “se tendrá que dar en algún momento” y señaló que la discusión sobre la despenalización le recuerda las polémicas que se dieron durante el gobierno de Raúl Alfonsín cuando se promovió la ley de divorcio. “Por entonces yo solía reflexionar que autorizar un segundo matrimonio no quería decir hacer obligatorio el divorcio, así como despenalizar el aborto no quiere decir hacer obligatorio el aborto”, afirmó Fernández.
El jefe de Gabinete se explayó sobre el tema en un reportaje en una radio, después de anunciar junto con el canciller Rafael Bielsa y el secretario de Culto, Guillermo Olivieri, la decisión del Gobierno de dejar sin aval al obispo castrense.
Fernández sostuvo que “el aborto como tal es siempre un hecho traumático” y añadió: “Hay una realidad social que lleva a muchas mujeres a esa situación, que es muy traumática y que obviamente hay que desalentar desde el Estado que se llegue a eso”. Dijo que no sabe si ese desaliento debería darse a través de la penalización, pero advirtió que el tema merece “un debate”. No obstante, admitió desconocer “si es necesario darlo ahora”. “También lo confieso: no sé cuál es el momento justo”, destacó.
Fernández es el segundo miembro del gabinete que acepta en las últimas semanas la necesidad de un debate sobre el tema. El primero fue el ministro de Salud, Ginés González García, quien –en un reportaje en Página/12– dijo estar a favor de despenalizarlo y justificó su posición en “criterios sanitarios”: una medida de esa naturaleza –argumentó– favorecería la disminución de muertes maternas. Su postura movió a Baseotto a enviarle la carta en donde le planteó que merecía –a su criterio– ser arrojado al mar.
“Es una opinión de transición”, se sorprendió el diputado radical Aldo Neri sobre las expresiones del jefe de Gabinete en torno del aborto. Neri, médico sanitarista y ex ministro de Salud durante el gobierno de Alfonsín, integra la Comisión de Acción Social y Salud Pública de la Cámara baja. El año pasado acompañó con su firma un proyecto de despenalización del aborto presentado por el socialista Rubén Giustiniani. “Este año, en la primera reunión de trabajo de la comisión planteé algunas prioridades a las que el Gobierno debía abocarse, entre ellas, incluí el debate por la despenalización del aborto”, señaló Neri. En ese sentido evaluó que “hay un estado de opinión favorable a despenalizar a la mujer y a permitir el aborto en casos de violación y de malformaciones congénitas en el feto”. El Código Penal considera “no punible” el aborto sólo en casos de violación de una mujer “idiota o demente”, o cuando peligra la vida o la salud de la madre.
“Las mujeres que se someten a un aborto clandestino y después se les complica el cuadro demoran en hacer la consulta médica por miedo a ser denunciadas. Al despenalizar a la mujer se favorece que reciba rápida atención”, explicó Neri.
Neri no es el único en el Congreso convencido de la necesidad de impulsar el debate sobre el tema. Diputados y senadores de distintos partidos están iniciando conversaciones para –aprovechando la conyuntura– empezar a discutir una modificación al Código Penal. Desde hace varios años se vienen presentado numerosos proyectos, con distintos matices, pero ninguno llegó a discutirse ni siquiera en una comisión. Entre las interesadas en vencer el histórico tabú en el ámbito legislativo está la diputada kirchnerista Juliana Marino, autora de una de las iniciativas que propone despenalizar el aborto. También la senadora justicialista Silvia Giusti. “Más allá de la Iglesia creo que todos debemos enfrentar el tema del aborto sin hipocresías y debatirlo sanamente, para determinar sus alcances. Vivimos los tiempos de modificar estamentos del pasado, la sociedad actual lo necesita”, enfatizó.
De todas formas, el tema corta horizontalmente a los bloques. “Dependerá finalmente de la voluntad del Ejecutivo si se habilita la discusión, pero deberíamos agradecer a Baseotto por haber instalado el tema”, observó Neri. El presidente Kirchner dijo a mediados de noviembre que su posición “siempre fue clara de rechazo al aborto”, aunque agregó que sobre el tema “hay libertad de conciencia”.
El aborto es una cuestión de salud pública. Según cifras difundidas por el ministro González García habría aumentado el número de abortos provocados en el país a “más de medio millón al año”.

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Antonio Baseotto no midió los efectos de su insólita respuesta a los planteos de Ginés González García.
 
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