EL PAíS › LA PESQUISA SOBRE EL ENCUBRIMIENTO EN EL CASO AMIA

La manipulación de pruebas

 Por Raúl Kollmann

La fiscalía especial del caso AMIA, que encabeza Alberto Nisman, investigó los datos de un “informe reservado elaborado por una parte de la comunidad judía” que concluye que en tiempos del atentado hubo extrañas llamadas entre el hombre clave de la SIDE dedicado a la AMIA, Jaime Stiusso, el comisario retirado Mario Naldi y el domicilio particular de quien se consideraba mano derecha del comisario Juan José Ribelli, el también comisario Raúl Ibarra. Fuentes de la fiscalía establecieron anoche que existe una manipulación en los datos del informe: el supuesto teléfono de la casa de Ibarra no es tal, sino que desde 1960 es el número que corresponde a la Brigada de Investigaciones de Quilmes, que estaba a cargo de Naldi. En julio de 1994, justamente Stiusso y el cuestionado Naldi participaban de una pesquisa que tuvo tanto de sospechosa como de impactante: la operación Café Blanco en la que se secuestraron mil kilos de cocaína. Un detalle: hubo llamadas reiteradas entre la SIDE y Naldi, pero se suspendieron entre el 7 y el 24 de julio. En esos 17 días Naldi estuvo presenciando el Mundial de Fútbol en Estados Unidos. Ya se sabe lo ahorrativos que suelen ser los comisarios de la Bonaerense.
“El informe reservado de una parte de la comunidad judía” trata de sustentar la postura del juez Juan José Galeano y apunta a que existen pruebas contra los policías bonaerenses, pero que éstos se vieron beneficiados por el testimonio de los agentes de la SIDE merced a una complicidad que viene de 1994. Las llamadas de Stiusso a Naldi y de éste al supuesto domicilio de Ibarra sustentarían esa hipótesis. Sin embargo, el cruce de las comunicaciones demuestra que Stiusso (teléfono 154-4472439) se comunicaba con Naldi (154-447-1647) y éste con su propia oficina, la Brigada de Investigaciones que estaba a su cargo (4253-2151). El interés de que este último teléfono sea el de la casa de Ibarra radica en que la teoría oficial de Galeano –demolida por el Tribunal Oral– fue que Ibarra era uno de los que retiró la Trafic que estalló luego en la AMIA. El tridente Stiusso-Naldi-Ibarra sería la prueba de que cubrirían a este último por el atentado. Sin llamadas a Ibarra, no hay forma de pegar las cosas con la AMIA.
Lo más llamativo del “informe reservado de una parte de la comunidad judía” es que todos los datos están en el expediente, pero –según la fiscalía– se los alteró. El teléfono 4253-2151, que el informe le adjudica a Ibarra, es mencionado varias veces. La secretaria de Galeano, Susana Spina, dice en el expediente que corresponde a la Brigada de Quilmes, no a Ibarra, en noviembre de 1998; el comisario Jorge Palacios señala lo mismo en 1999 y el 11 de mayo de 2000. Telefónica informa que el número corresponde a Investigaciones de Quilmes desde 1960. Es decir que cualquier persona con acceso al expediente encuentra elementos como para determinar que Stiusso llamaba a Naldi y éste a su dependencia, no a Ibarra. La prueba adicional es que no existen comunicaciones durante el Mundial ’94, cuando el comisario disfrutó de su más que sospechosa holgada situación económica, aunque para presenciar aquel triste momento de la exclusión de Maradona por doping.

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