EL PAíS › OPINION

Pero

 Por Eduardo Aliverti

- El Presidente se habría comprometido, ante el sindicalista evangélico Hugo Moyano, a elevar el salario mínimo a 800 pesos. Como ahora el Gobierno gustaría de un piso de 770, al margen de la resolución final y de que 30 pesos de diferencia suenan a chiste, un funcionario interpelado off the record por Página/12 dice que “elevar demasiado el salario mínimo estimula el trabajo en negro. ¿Qué hace el farmacéutico de Jujuy si le subimos mucho el piso?”, pregunta el funcionario, sentenciando que se podría, pero no conviene. Suena razonable, visto desde las probabilidades de un pequeño empresario o de un bolichero. Pero podría retrucársele al funcionario un “qué tal si corrigen el sistema impositivo como para que el IVA discrimine entre ricos y pobres”, “qué tal si las operaciones accionarias pagaran impuestos”, “qué tal si el dichoso superávit fiscal se usase para estimular por vía de subsidios y beneficios de diversa índole la contratación de empleados en blanco” y, en síntesis, qué tal si se dejan de joder con que la inflación aumenta por los incrementos de salarios y no por las maniobras de quienes forman los precios. ¿El “farmacéutico de Jujuy” forma los precios?

- El Gobierno volvió a plantarse, y muy duro, contra la instalación de las pasteras enfrente de Gualeguaychú. El canciller Taiana, hombre serio y de muy respetable trayectoria, les dijo a los asambleístas lo que éstos querían escuchar: que la Argentina no permitirá la construcción de las plantas. Pero, ¿qué es lo puede hacer la Argentina para impedirlo? ¿Declarar la guerra? ¿Qué otro camino le queda salvo la muy incierta vía judicial o el acuerdo con los uruguayos para monitorear los niveles de contaminación?

- Se conoció una encuesta de expectativas del Indec. El 90 por ciento de los industriales cree que la demanda interna seguirá creciendo o se mantendrá. Alrededor del 65 por ciento de ellos estima realizar nuevas inversiones o ejecutar las obras ya iniciadas. Y más del 85 por ciento calcula que aumentará o se conservará el ritmo de sus exportaciones. Pero, entonces, ¿de qué vive quejándose esta gente toda vez que se encuentra con un periodista?

- A propósito de periodistas, se escucha y lee a quienes actúan de tal cosa, cuando en realidad no son más que lobbistas de las empresas y multinacionales agropecuarias, decir que no es que el campo está mal sino que podría estar mejor. A confesión de partes, relevo de pruebas: ganamos una carrada de dólares, pero no son todos los dólares que deberíamos ganar porque además la Argentina depende del campo. Pero, claro, no dicen que no es del campo sino de los campos de ellos, y de las semillas de ellos, y de los fertilizantes de ellos. Los pequeños productores que verdaderamente están en problemas, ¿no harían bien en diferenciarse de estos tipos?

- Como acaba de recordarlo la Sociedad de Estudios Laborales, por lo menos uno de cada tres argentinos está en situación de pobreza al cabo de 42 meses consecutivos de recuperación de la economía. Y la brecha continúa, ampliándose entre los más ricos y los más pobres. Pero, ergo, ¿con qué se come la salud de las cuentas fiscales y la acumulación de dólares en el Banco Central?

- La decisión judicial que impidió el aborto a una joven violada con discapacidad mental se fundó en argumentos religiosos. Es un escándalo, porque la Constitución Nacional impide ampararse en ese tipo de convicciones para dictar un fallo; y el permiso legal para practicar un aborto en casos así está perfectamente tipificado en el artículo 86, inciso segundo, del Código Penal. Cualquier médico hubiera podido proceder a la interrupción del embarazo sin temer a sanción alguna. Pero no se escuchó ni leyó que alguna organización profesional de médicos llame a actuar sin más ni más cuando ocurre un desquicio de esta naturaleza. ¿Aqué le tienen tanta pavura? ¿A los obispos, al purgatorio, a las ligas de madres de familia?

- Lanzaron medidas para que haya más créditos hipotecarios. Los bancos podrán otorgar hasta el 90 por ciento de préstamos que se soliciten hasta 100 mil pesos, y les reducen el control sobre los riesgos que asumen. Pero, ay, ¿cómo habrían de arriesgarse los bancos mientras siga en blanco sólo un tercio de los trabajadores y la discusión del salario mínimo se sitúa por debajo de los 1000 pesos?

- Y ya que estamos de vuelta con el salario, en el Boletín Oficial del jueves pasado se publicó que desde diciembre próximo trepa de 7 a 9 por ciento el aporte de los sueldos a las AFJP. Y en junio del 2007, al 11 por ciento. Casi la mitad de eso seguirá yendo a parar a la comisión que cobran las administradoras y al seguro de vida, a más de la baja en el salario neto sin que eso suponga arrimar ni de lejos a un ahorro para jubilarse dignamente. Ultimo pero: ¿por qué no discuten sobre esto cuando discuten sobre el salario mínimo?

- El periodista no tiene las respuestas para todas, muchas o algunas de estas preguntas. Sólo tiene, otra vez, la seguridad de que hay que hacerlas.

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