EL PAíS

Manos negras y síntomas

 Por Mario Wainfeld

“¿Usted pasó por la aduana para los vuelos privados?”, pregunta el compañero dirigente del Frente para la Victoria que también es viajero habitual del Tango 01.

Página/12 confiesa que no tuvo oportunidad.

“Yo sí, varias veces. Jamás miran las valijas, en alguna ocasión los empleados nos ofrecieron café”, sonríe con cara de “he dicho, miembros del jurado”.

Página/12 agrega que la fiscal que conduce la investigación contra Guido Alejandro Antonini Wilson dice en su dictamen que el venezolano había pasado varias veces por esa aduana y que eso lo podía hacer presumir que su equipaje no sería revisado. O sea, que el laissez faire es costumbre.

“Ha visto –remacha el contertulio–, ahí pasó algo raro.”

Página/12 pregunta quién habría metido una mano negra.

La nómina de sospechosos de su interlocutor es larga, viene en combo con agravios que tendrían. La Fuerza Aérea, extrañada del manejo de los aeropuertos. La Policía Aeronáutica, enfrentada con la Aduana. O alguien de afuera, vaya usted a saber.

El cronista murmura que hay de todo en las viñas del señor, hasta muchas personas de a pie que cumplen su deber. No es oído. Viene a su mente una viñeta escolar, la historia del soldado raso que impidió al general San Martín (su general) entrar a un polvorín con espuelas, porque la ley lo prohibía. Es una fábula edificante pero no ha calado muy hondo en el imaginario medio que cree más bien en variantes de la obediencia debida.

Otro adláter del Presidente juzga imposible que un bombero haya labrado, por puro cumplimento de las reglas, el acta que comprometió a Felisa Miceli.

“El avisa a su superior, éste al otro, a los cinco minutos lo sabe Aníbal Fernández...” Los puntos suspensivos van en la versión original queriendo expresar que el recorrido, en contingencias normales, hubiera terminado sin acta.

“Aníbal está enojado porque se enteró de la candidatura de Scioli a gobernador por los diarios. El dice, estoy a cien metros del despacho del Presidente, podrían haberme dicho algo.”

El cronista juzga desmedida y suicida a la presunta represalia. El hombre sella la conversación con una invocación de autoridad. “El Presidente sabe que Aníbal jugó mal.”

Ah, bueno.

- - -

De palique con un avezado dirigente social, Página/12 le pregunta si en la maleta venía dinero para su organización como dicen otros kirchneristas que no comulgan con él. El hombre ríe de buena gana, niega a carcajadas que esas cifras tengan que ver con los aportes bolivarianos realmente existentes. Y agrega su cuota de suspicacia. “Para mí todo el episodio es una cama para enturbiar la relación con Venezuela y perjudicar a Kirchner y Chávez juntos. El tipo no es sólo venezolano, también tiene nacionalidad norteamericana. Y venía de Miami. Mire afuera más que acá adentro. Claro que el episodio es creíble porque Uberti no es un tipo transparente.”

Ah, bueno.

- - -

El mercado tiene mucha oferta de acusaciones veladas o no tanto hacia Julio De Vido. Si Adam Smith tiene razón, se pueden adquirir a bajo precio. Los conflictos del ministro de Planificación con los titulares de Economía han sido proverbiales, primero con Roberto Lavagna, luego con Felisa Miceli. El principal casus belli con la ministra fue Guillermo Moreno, aunque siempre hubo otras trincheras de lucha. Jamás se expresó de modo tan brutal, ni remotamente, pero es un tópico imaginarlo sonriendo asomado al dintel de la ventana de la defenestrada.

- - -

Las historias no cierran del todo, puede que ninguna sea veraz. Pero su sumatoria da cuenta de un estado de alerta interno, de internas larvadas que se desatan, de percepciones compartidas en el núcleo duro del oficialismo. Las percepciones fungen como hechos, se reitera el cronista, medio temático en el día de la fecha. Las teorías conspirativas pueden ser fantasías, también son un síntoma de algo que funciona mal.

Compartir: 

Twitter

SUBNOTAS
 
EL PAíS
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.