EL PAíS

Ni bueno ni útil

 Por Horacio Verbitsky

El fallo de la sala IV de la Cámara Federal en lo Contencioso Administrativo sobre las reservas del Banco Central ratifica el fracaso de una táctica de relación con la justicia implementada no en los despachos de la política sino desde el albañal de los servicios de informaciones. El saneamiento de la Corte Suprema de Justicia, las nuevas reglas para la designación de sus miembros siguen estando entre las medidas mejor evaluadas de la presidencia de Néstor Kirchner. En cambio las operaciones sigilosas por medio de personajes influyentes que ofrecen protección a cambio de prebendas no han hecho más que deteriorar la posición del gobierno ante el Poder Judicial, donde una mayoría silenciosa sólo esperaba alguna mengua del poder presidencial para tomarse revancha, travestida con gestos grandilocuentes y ropajes republicanos. El principal operador en las sombras es el miembro de la Auditoría General Javier Fernández, quien pasó de actuar como agente del ex secretario de Obras Públicas menemista Rodolfo Barra a jactarse de operar para el gobierno de Kirchner. Esa jactancia le permitió impulsar algunas designaciones y vetar otras en los decisivos fueros federales, tanto penal como administrativo. Su hermano Sergio Fernández fue promovido a la Cámara Federal. El tercer hermano, Claudio Fernández, debió renunciar en 1997 a la Secretaría de la misma Cámara cuando Central Puerto denunció que un abogado íntimo amigo del secretario le había pedido dos millones de dólares para resolver a su favor un expediente. Uno de los jueces que padecieron esta logia anticipó que esa organización de servicios y negocios no estaría disponible cuando el gobierno la precisara porque su exclusivo propósito era el beneficio de sus propios miembros, en un fuero en el que las causas menores implican decenas de millones de pesos. La excusación de uno de los camaristas de la sala de feria para evitar comprometerse con el FOBIC, el voto en contra de una de las juezas que la organización garantizaba como propia por su amistad especial con uno de los hermanos y la decisión de esta semana firmada por el propio Sergio Fernández, comprueban que esos enjuagues son tan indecentes como ineficaces.

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