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Todo queda en familia

En 2007, el mismo día en que su hijo Mauricio Macri lanzaba su candidatura a jefe de Gobierno porteño, Franco anunció que dos de las “joyas” del grupo cambiarían de manos, aunque siempre dentro de la familia. La empresa constructora Iecsa y la desarrolladora inmobiliaria Creaurban fueron adquiridas por Angelo Calcaterra, el hijo de María Pía Macri, hermana del patriarca de uno de los grupos económicos que se consolidaron como contratistas del Estado tanto en dictadura como en democracia.

Calcaterra se había desempeñado durante seis años como gerente general de Sideco, la nave insignia del Grupo Macri. Esa expertise terminó de convencer a Macri de la conveniencia de cerrar el negocio con su sobrino y agilizar los trámites de conformación de la nueva sociedad.

La constructora –ya sin el apellido Macri en el directorio– se asoció a la italiana Ghella y avanzó en negocios con el gobierno porteño. La canalización del arroyo Maldonado es una de las obras millonarias que ya recibieron cuestionamientos de la Legislatura. Pero Calcaterra está lejos de agotarse en los contratos con la Ciudad: fue la empresa que remodeló la Casa Rosada al término del mandato de Néstor Kirchner, aportó a la campaña presidencial de Cristina Fernández y participa en obras públicas en distintas provincias, así como empezó a sondear la posibilidad de construir centrales termoeléctricas en Venezuela.

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