EL PAíS › LA VASTA RONDA DE LOS MINISTERIABLES

Tres cambios o quizá cuatro

Por M. W.

Un gustito, a fuer de cabeza dura, se ha dado el Presidente y es el de haber mantenido en ejercicio de sus respectivas carteras a sus tres ministros-candidatos hasta el fin de la campaña. Quedará para especulaciones contrafácticas la incidencia que pudo tener la obstinación de Néstor Kirchner en la suerte que corra Rafael Bielsa en la Capital. Y se abrirá una nueva etapa para un gobierno que en dos años sólo cambió dos ministros, ambos de Justicia. El Presidente deberá nombrar nada menos que tres... o tal vez cuatro.
El cuarto ministerio en el que podría haber relevos podría ser, tan luego, el principal. La posibilidad de relevar a Roberto Lavagna, un clásico en las comidillas de este gobierno, no revive en un momento de polémicas entre Kirchner y el ministro de Economía. Pero hay dos argumentos más de largo plazo que circulan en la primera línea del gobierno, que no son excluyentes sino eventualmente acumulables. El primero es el de considerar a Lavagna el potencial mejor candidato de “la derecha” que surgiría o quedaría como única alternativa al oficialismo de cara al 2007. Esa fuerza de derecha se constituiría con el macrismo, el duhaldismo resistente, algunos otros peronistas y no tendría una figura superior a Lavagna para enfrentar al candidato oficial, maquinan muchas mentes que suelen estar on line con la presidencial.
Claro que esta hipótesis podría tramitarse manteniendo a Lavagna en el Gabinete en vez de desplazarlo afuera o a Cancillería, o sea de empujarlo a la oposición. O no.
El segundo razonamiento no alude ya a la lógica política sino al advenimiento de una nueva etapa del Gobierno. “Si ganamos por poco, Néstor se va a cerrar en la pingüinera” –extrapola un importante candidato que integra el Gobierno– “pero si gana llegará la etapa de grandes cambios, más distribución, reforma impositiva. Y, quizá, ésa ya no será la etapa de Roberto”. Quizá.
En los ministerios con cambios inexorables las especulaciones siguen a la orden del día. Los nombres más zarandeados para Relaciones Exteriores dan cuenta de cuántos son los senderos que podrían bifurcarse en el futuro inminente del Gobierno. Héctor Timerman sería una novedad cultural de las que sedujeron al Presidente en su primer año de mandato, un judío en Cancillería. Carlos Reutemann o “un empresario exitoso” definen muy otro perfil. Lavagna es un tercer prospecto, dada su condición de funcionario avezado en la materia. En los últimos días, algún integrante de la mesa chica deslizó ante oídos fieles que no hay que descartar a Cristina Fernández de Kirchner para ese puesto. Una movida de esa naturaleza se vincularía con algo que Kirchner comenta a menudo que es su deseo de no ir por la reelección. Y sugeriría que piensa en un recambio no muy lejano a su propia persona. Una decisión tan impactante agregaría efectos colaterales fuertes: la suplente de la senadora bonaerense es Graciela Ocaña, quien, en tal caso, debería dejar el PAMI.
Como se trata de especulaciones sobre decisiones que Kirchner atesora (muy) in pectore, Ocaña también brota como posible ministra de Desarrollo Social, cargo que también podría recaer en el actual vice de Alicia Kirchner, Daniel Arroyo. Serían dos derivas en gentes que ganaron confianza oficial en gestión pero que no integran el círculo íntimo del kirchnerismo. Los que imaginan que el Presidente quiere conservar esa área central en manos de un patagónico, clavan la mirada en Héctor Icazuriaga, actual titular de la SIDE de perfil bajísimo, como todos los santacruceños afines a Kirchner.
En Defensa, acaso el lugar menos excitante a esta altura de la soirée, sigue cotizando alto la senadora mendocina María Cristina “Marita” Perceval, cuya unción tendría dos condimentos. Sumar una mujer a un gabinete que es bien machista y hacerlo para relacionarse con las Fuerzas Armadas que lo son aún más, podría constituir un guiño progresista de los que agradan a Kirchner. Marcelo Guinle, el senador chubutense, sería un aspirante comparable a Icazuriaga. Y el número dos de José Pampuro, Jaime Garreta, testimoniaría la continuidad sin altibajos.
Eduardo Duhalde dejará su cargo itinerante en el Mercosur, que podría ser el punto de desembarco de Carlos Chacho Alvarez en el staff oficial, aunque de eso no se hable. La casi segura eyección de Antonio Boggiano, sumada a la renuncia de Augusto Belluscio, forzarán la designación de dos integrantes de la Corte.
Muchas novedades habrá de prohijar el tránsito de la primavera al verano. Se supone que Kirchner hará los cambios recién en diciembre. Los nombres y los perfiles dirán mucho del rumbo que se quiere elegir. Por ahora, la calesita de los nombres sigue rotando y cualquiera está en su derecho de hacer apuestas.

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