EL PAíS › OPINION

Participación y control

Por Aníbal Ibarra*

En un contexto de pérdida de legitimidad de las instituciones políticas, con alta desconfianza popular, con fuertes cuestionamientos a la representatividad de los gobiernos, hay que utilizar al máximo los instrumentos de participación popular y de control de la gestión. Y eso es lo que significa instrumentar el Presupuesto Participativo en nuestra Ciudad.
Buenos Aires cuenta con una de las constituciones más nuevas, modernas y democratizadoras del continente. En este sentido, podemos afirmar que el camino de la renovación política e institucional de Buenos Aires se abrió con la Asamblea Constituyente de 1996, que introdujo las cláusulas necesarias para devolverle legitimidad al sistema político.
Sin embargo, la aplicación de estas cláusulas constitucionales depende fundamentalmente de la voluntad política. Sin leyes reglamentarias, sin actos ejecutivos de gobierno no hay instrumentos de participación popular, aun cuando la Constitución los habilite.
En el caso del Presupuesto Participativo estamos tomando una iniciativa modelo que ya se viene aplicando en Porto Alegre y en Montevideo. El Presupuesto Participativo se está convirtiendo en un distintivo de las gestiones progresista de la región. Es una innovación introducida por los gobiernos locales de las grandes ciudades del Mercosur, y nosotros hemos tomado estas experiencias para el diseño de nuestro proyecto.
En rasgos generales, este mecanismo permite asignar partidas presupuestarias a obras y acciones de gobierno decididas directamente por los vecinos. Es la gente la que decide cuánto y para qué se debe usar el presupuesto público. Al mismo tiempo, y precisamente, gracias al control ejercido por los vecinos, el Presupuesto Participativo permite aumentar la eficiencia del gasto público, porque la toma de decisiones sale del ámbito restringido de funcionarios del gobierno y de representantes legislativos para incluir a los ciudadanos. El gasto público se hace más eficaz y más transparente, porque se reduce el espacio para asignarlo a fines que no le interesen a la gente.
Por su instrumentación en Foros Barriales, el Presupuesto Participativo permite también aumentar la participación y el compromiso en los barrios, que es una manera de fortalecer la descentralización y la práctica de la democracia semidirecta. Este aspecto está muy vinculado al proyecto de Reforma Política que hace unos días enviamos a la Legislatura.
Aspiramos a promover un sistema político mucho más cercano a la gente, más legitimado, con nuevos dirigentes, con mecanismos que faciliten el acceso de los vecinos a la función pública. La enorme movilización social que implica el Presupuesto Participativo está directamente atada a estos objetivos. Porque la recomposición del sistema político, la recuperación de su legitimidad y su representatividad depende, en buena medida, de la participación popular.

* Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

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