EL PAíS › KIRCHNER, CLINTON Y SUS MUJERES A LA PRESIDENCIA

“Haré lo que ella ordene”

 Por Luis Bruschtein

Desde Nueva York

El pelotón de periodistas, camarógrafos, custodios y pareja presidencial atravesó a los tropezones el hall del Hotel Sheraton hasta la calle 52 y el retraso del chofer para poner el auto en posición de escape permitió que el presidente Néstor Kirchner y su esposa, la senadora Cristina Kirchner hicieran algunas declaraciones. “El presidente Clinton nos felicitó por los resultados económicos en la Argentina, fue una charla estupenda”, señaló Kirchner. En el encuentro, Kirchner y Clinton bromearon sobre la posibilidad de convertirse en “primeros caballeros”, en caso de que sus esposas lleguen a la presidencia. “Haré lo que ella ordene”, respondió el norteamericano cuando Kirchner le preguntó qué haría con Hillary en la Casa Blanca.

La particular situación de los ex presidentes convertidos en acompañantes de sus mujeres candidatas y posiblemente jefas de estado se llevó parte de la charla, según pudo saberse. A Cristina Fernández la situación no le gustó mucho. Contó, por ejemplo, que durante el almuerzo que mantuvo el lunes con los periodistas de la revista Time, le preguntaron sobre el rol que cumpliría su marido en un eventual gobierno suyo.“En el fondo la pregunta esconde un poco de machismo, porque a Kirchner nadie le preguntó qué iba a hacer yo cuando él asumiera la presidencia”, sostuvo la senadora.

En la rápida salida, Kirchner alcanzó a expresar también que estaba satisfecho de la forma en que se estaba cumpliendo la agenda de esta visita de una semana a Nueva York, cuyo hito principal fue el discurso del martes en la 62 Asamblea General de la ONU, una especie de Woodstock de la política internacional.

A poco de empezar a hablar, el Presidente vio de reojo que al mismo tiempo su esposa estaba haciendo declaraciones a otros periodistas y con una sonrisa, dejó de hablar. “Si habla Cristina, yo me callo” dijo, de buen humor. La senadora había estado pocos minutos antes en el almuerzo del Consejo de las Américas, en el aristocrático hotel Waldorf Astoria.

“Todo el mundo tiene una gran receptividad cuando hablamos de las posibilidades de Argentina para las inversiones”, afirmó. “Y diría también que cuando mencionamos las cifras macro de la economía, el crecimiento, el superávit y el desarrollo industrial, también provoca sorpresa”.

La entrevista con Clinton había sido anunciada como de carácter privado. No fue tan así porque a la pareja presidencial argentina la acompañaba el fotógrafo de la Presidencia, encargado de obtener el trofeo más preciado del día: la imagen con Clinton.

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