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Alejandro Sanz resultó el gran ganador de la quinta edición de los premios Grammy Latinos, cuya ceremonia de entrega se concretó el miércoles por la noche en el famoso Shrine Auditorium de Los Angeles (el mismo de los Oscar). El cantautor español –que no estuvo presente en la premiación– triunfó en cinco categorías, entre ellas Grabación del año, Canción del año y Album del año, todas correspondientes al disco (titulado igual que la canción) No es lo mismo. La cosecha argentina resultó bien reveladora de la escasa consideración para el concepto de “latino” que tiene la Academia de Artes y Ciencias Discográficas, la entidad que instituyó estos premios: de las dieciséis nominaciones –entre ellas las de León Gieco, Kevin Johansen, Charly García, Fito Páez, Divididos, Bersuit y Babasónicos entre otros– sólo triunfó el disco Postangos en vivo en Rosario (grabado en vivo en el teatro del Parque España de Rosario, producido por Horacio Vargas), en el rubro Mejor álbum de tango, previsible e íntegramente dominado por músicos argentinos.
El cruce de culturas que pretenden simbolizar estos premios dedicados a la música cantada en español y portugués en América latina y España, pero cuya sede no ha salido en sus cinco ediciones de los Estados Unidos (el año pasado fue Miami, este año Los Angeles), tuvo esta vez televisación en directo para todo aquel país a través de la cadena CBS (no se vio en Argentina, aunque el canal E! la emitirá el domingo a las 21); arrancó con un dueto de pop stars: Jessica Simpson y David Bisbal, quienes realizaron el esfuerzo de cantar unas estrofas en el idioma que no dominan. Lo mismo con el anfitrión de la ceremonia, el popular comediante latino George Lopez, quien eligió mofarse de las traducciones simultáneas al fraguar en inglés una frase del lunfardo mexicano dedicada al presidente George Bush. Por lo demás, hubo otros duetos biculturales (Café Tacuba-Incubus, el más notorio), un cruce entre los cubanos Bebo Valdés y Paquito D’Rivera y el cantaor flamenco Diego “El Cigala”, homenajes a Celia Cruz y Ritchie Valens (Ricardo Valenzuela, autor de La Bamba) y la insólita presencia de diez perros en escena, acompañando a la mexicana Paulina Rubio a la hora de interpretar, justamente, una canción titulada Perros.