EL PAíS › ACTO DE KIRCHNER EN LOS TALLERES DOMECQ GARCIA

“Del Estado nos quedaron ruinas”

“Están los que actúan para que nada cambie y los que, queriendo que todo cambie, son aliados de los que quieren que nada cambie”, dijo Kirchner en un acto en el que se rodeó de piqueteros aliados.

 Por Martín Piqué

“No son tiempos fáciles. Del Estado nos quedaron ruinas y astillas, nada más.” Néstor Kirchner eligió un escenario emblemático para confesar las penurias de gestionar el Estado tras diez años de neoliberalismo: los astilleros Domecq García, en Costanera Sur, donde hasta principios de los ’90 se reparaban los submarinos de la Armada. Fue ayer al mediodía, en un acto organizado por el ministro de Defensa, José Pampuro, y ante un auditorio compuesto casi en su totalidad por piqueteros de las organizaciones cercanas al Gobierno. Como en la campaña electoral y en los primeros tiempos de su gestión, Kirchner acusó al modelo económico de los ’90 de “ignorar los intereses de la Patria y de los trabajadores”.
En el acto estuvieron también el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido; el jefe de la Armada, Jorge Godoy, y otros funcionarios. Tras recorrer los talleres del astillero, ubicado a pocas cuadras de la escultura Las Nereidas de Lola Mora, Kirchner anunció que la fábrica reabrirá sus puertas con la reparación del submarino “Salta”. Según sus pronósticos, ese trabajo llevará seis meses y generará “200 empleos directos y otros 600 indirectos”. Luego endulzó los oídos de los desocupados y reclamó por la “justa distribución de la riqueza de los argentinos”.
En el acto estuvieron los piqueteros del Frente Nacional de Organizaciones Sociales (FNOS), integrado por la Federación de Tierra y Vivienda, Barrios de Pie, el Frente Transversal Nacional y Popular y el MTD Evita. Tras coordinarlo con el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, se movilizaron para respaldar la reapertura de Domecq García. Entre la multitud se veía a los dirigentes Luis D’Elía, Jorge Ceballos, Edgardo De Petris y Emilio Pérsico. También asistieron unos cien trabajadores de ATE. Los estatales volvieron a expresar su apoyo como ya lo habían hecho hace dos meses, cuando se anunció que los buques petroleros de Venezuela serán reparados en Río Santiago.
Rodeado por el fervor de los desocupados, que cantaban “es para Menem que lo mira por tevé”, Kirchner mencionó en su discurso la presión de los grupos de derecha e izquierda. La referencia parecía dirigida a destinatarios bien claros: se produjo dos días después de los incidentes en Plaza de Mayo y la represión contra Quebracho y otros grupos piqueteros. “No son tiempos fáciles. Están los que actúan todos los días para que nada cambie y están aquellos que, queriendo que todo cambie, supuestamente de un día para el otro son aliados invisibles de los que quieren que nada cambie”, advirtió Kirchner.
En el astillero también estuvo un grupo de militantes del PJ de Florencio Varela, que llevó una bandera en representación del intendente Julio Pereyra. La presencia del conurbano, sin embargo, fue casi nula. Fue un dato significativo porque la semana pasada, por iniciativa del ministro Pampuro, el Gobierno había pensado en organizar un “acto masivo” para anticiparse a la marcha de Juan Carlos Blumberg. La propuesta no pasó a mayores, el acto se postergó una semana y, al final, el duhaldismo no se movilizó. “Hoy demostramos que cuando se necesitan actos masivos en la calle podemos seguir aportando”, evaluó ante Página/12 uno de los líderes piqueteros cercanos al Gobierno.

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El Presidente se refirió elípticamente en su discurso a los incidentes del martes en Plaza de Mayo.
 
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