SOCIEDAD › LOGRO PREVENIR EL CONTAGIO DE SIDA CON UNA EFICACIA ALGO MAYOR AL 30 POR CIENTO

Primera vacuna con resultado positivo

El ensayo clínico se realizó en Tailandia sobre 16.000 personas. Según los expertos, aunque tiene una “modesta capacidad preventiva”, permitirá “orientar nuevas investigaciones. Su eficacia no la habilita aún para su uso en poblaciones”.

 Por Pedro Lipcovich

“Por primera vez, una vacuna contra el sida muestra algún resultado positivo”, anunció ayer Onusida, dependiente de las Naciones Unidas. Se refería a un ensayo clínico sobre 16.000 personas, efectuado en Tailandia: la vacuna testeada mostró “una eficacia algo mayor que el 30 por ciento en prevenir nuevas infecciones por VIH”, lo cual le adjudica una “modesta capacidad preventiva”, según la entidad. Es claro que esa limitada eficacia no la habilita para su uso en las poblaciones, pero –como señaló el investigador Anthony Fauci– “permite orientar las investigaciones”. Es que todos los previos ensayos clínicos de vacunas habían resultado en fracasos. Entre tanto, Onusida subrayó la necesidad de “continuar con los métodos preventivos probados”, destacando “el uso consistente del preservativo”.

La vacuna fue aplicada a 16.395 voluntarios en Tailandia, obtenidos de la población general, hombres y mujeres. En 2006, la mitad de ellos recibieron dosis de la vacuna; la otra mitad, placebos. (Además, todos ellos recibieron consejería sobre los métodos probados de prevención.) Durante los tres años siguientes, se efectuaron testeos periódicos de VIH. Al cabo, 74 de los que habían recibido placebo se habían infectado, lo cual había sucedido con sólo 51 de los vacunados. Esto “revela una eficacia del 31,2 por ciento, lo cual caracteriza la vacuna como modestamente protectiva. Sin embargo, estos resultados inyectan nueva esperanza en el campo de la investigación de vacunas contra el VIH y anuncian que una vacuna segura y efectiva puede llegar a estar disponible para las poblaciones”, dice el comunicado de Onusida.

En rigor, la vacuna ensayada, llamada RV144, conjuga dos fármacos. Uno de ellos –elaborado por el laboratorio Sanofi Pasteur– fue diseñado por ingeniería genética a partir del canarypox virus, que suele afectar a pájaros en cautiverio y tiene la capacidad de ingresar en las células humanas pero no de multiplicarse en ellas; a este virus se le agregaron tres genes del VIH. En la vacuna, el canarypox sirve como “vector”, como vehículo para que esos pedacitos de VIH ingresen al organismo humano, en la expectativa de generar inmunidad. El segundo componente de la vacuna –desarrollado por la firma Genentech y actualmente producido por la ONG Global Solutions for Infectious Diseases– es una modificación de una proteína presente en la superficie del VIH.

Ambos componentes habían sido testeados por separado en seres humanos, sin resultados significativos. La apuesta con esta vacuna fue probar si, juntos, funcionaban mejor, y parece haber sido así. Todavía hay que establecer por qué. Uno de los interrogantes está dado por el hecho de que, entre los participantes que sí se infectaron, la cantidad de virus en la sangre fue similar: se preveía que, si la vacuna tenía alguna eficacia, aquellos que de todos modos se infectaran tendrían menos virus que los que sólo habían recibido placebo. Además, el producto fue diseñado para las variantes del virus que prevalecen en Tailandia, distintas a las de Europa y América.

La aplicación a los voluntarios fue gestionada por el Ministerio de Salud Pública de Tailandia, los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos y el Ejército norteamericano. El Comité Asesor en Vacunas de Onusida dio su aprobación científica y ética. Anthony Faucy, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (integrante del NIH), comentó: “Si bien no se trata de un paso decisivo, el resultado es muy importante. Por más de 20 años, los ensayos de vacunas habían fracasado. Ahora se abrió una puerta: al contar con un producto que tiene acción protectiva, aunque sea muy pequeña, podemos indagar qué lo hace efectivo y así orientar las investigaciones”.

En la Argentina, Jorge Quarleri, investigador en el Centro Nacional de Referencia contra el Sida –que funciona en la Facultad de Medicina de la UBA– observó que, hasta ayer, “el panorama en la investigación de vacunas era desalentador”. En cuanto a las razones de la dificultad, señaló que “si bien este virus tiene una variabilidad enorme, algo parecido sucede con el virus de la gripe, y para éste sí se obtienen vacunas: una diferencia es que el sistema inmunitario humano, en sí mismo, es menos efectivo ante el VIH que ante otros virus, y esto a su vez se vincula con que el VIH ataca directamente células del sistema inmunitario”.

Pedro Cahn, ex presidente de la Sociedad Internacional de Sida y jefe de Infectología del Hospital Fernández, comentó que el anuncio “se presenta como lo que en medicina llamamos una ‘prueba de concepto’: prueba el concepto de que es posible proteger del VIH mediante una vacuna, aunque la que se ensayó no resulte todavía aplicable a las poblaciones”, y citó a “Andrés Calamaro, que en una de sus canciones dice: ‘Brindo hasta la cirrosis por la vacuna del sida’. Esta noticia no alcanza para brindar hasta la cirrosis, pero podemos tomarnos un vasito...”.

Onusida advirtió que “mientras no haya una vacuna de alta efectividad, hay que subrayar los métodos probados para la prevención”, y mencionó: “El uso consistente de preservativos”, “las estrategias de reducción del daño (como la distribución de jeringas) para usuarios de drogas” y “la profilaxis con antirretrovirales para exposiciones accidentales al VIH”.

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Es la primera vez que el ensayo de una vacuna contra el VIH (foto) no termina en fracaso.
Imagen: AFP
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