La Suprema Corte de México declaró constitucional la ley que permite, en la Ciudad de México, que los matrimonios de personas del mismo sexo adopten niños. A favor del dictamen votaron nueve de los once miembros del cuerpo y dos lo hicieron en contra. La SC rebatió de ese modo con su resolución los argumentos de inconstitucionalidad de la ley presentados por la Procuraduría General de la República. La Iglesia Católica, para dejar sentada su posición y de qué lado está, dijo que la adopción infantil por gays “es peor que el narcotráfico”. Ese mismo día, cinco cadáveres decapitados le señalaban que lo que había dicho no tiene ni pies ni cabeza.

La conclusión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación mexicana fue tomada luego de que en días pasados dictaminara la constitucionalidad de la disposición adoptada en diciembre de 2009 por la Legislatura de la Ciudad de México. En dicha disposición los legisladores sostuvieron que las personas del mismo sexo pueden casarse con todos los derechos. La Corte Suprema resolvió que dicho matrimonio debe ser reconocido en todo el país.

El argumento en el que coincidieron en general los que votaron por la constitucionalidad de la reforma a la ley civil de la capital fue que el derecho a la adopción está sujeto a un sistema interinstitucional que determina si una pareja es apta o no para adoptar, pero sin que la decisión se tome considerando la orientación sexual.

El documento aprobado también contiene un llamado a evitar todas las formas de discriminación y a buscar que impere la tolerancia, que debe ser norma en un estado laico. En el transcurso de la sesión los magistrados también votaron una “censura” a las declaraciones del cardenal Juan Sandoval, obispo de la ciudad de Guadalajara, en el occidente del país, quien afirmó que adoptaron esta resolución porque fueron comprados.

Para apoyar al cardenal, el portavoz de la Arquidiócesis de México, Hugo Valdemar, dijo que la Corte autorizó leyes que son “destructivas de la familia, que hacen un daño peor que el narcotráfico”.